lunes, 25 de julio de 2016

It takes a country...

    Perdónenme los no angloparlantes, la frase me parece mejor en inglés, y se traduce por "se necesita un país", que me parece muy gràfica para todo lo que les voy a soltar a continuación. Les aclaro de paso que ya abandoné el loquero de Las Vegas y he llegado hasta San Francisco, ciudad bellísima y sorprendente, que llevaba años queriendo conocer. Una menos en mi lista de asuntos pendientes. 

    Pero a lo que íbamos. A partir de mañana mi adorada Hillary comienza  su cuenta atràs y sus muchos meses de frenética campaña para (espero) convertirse en la primera mujer presidente de los Estados Unidos. Tener como enemigo a un payaso debería ayudarla en ese afàn, pero nunca se sabe. Nunca se sabe en un país donde es imposible consumir Coca-Cola en dosis menores de medio litro, donde las pistolas se compran en los supermercados, los obesos son casi la mitad de la población y aún así nadie camina; donde es imposible comprar un yogur sin azúcar añadido, donde la gasolina es màs barata que un kilo de fruta, donde si paseas por un barrio residencial los automovilistas se paran y te preguntan si te ha ocurrido algo. Un país que en estos momentos vuelve a las tensiones raciales que creía olvidadas y enterradas gracias a ocho años de mandato de un afroamericano en la Casa Blanca, con policías que disparan y luego preguntan y con algunos exaltados que piden muros y expulsiones contra todos los que construyeron con muchos sudores la grandeza de este país. El payaso del flequillo imposible les ha prometido hacer posible esa idea disparatada. 

    Y este país no necesita un payaso al frente, porque nos guste o no, es el que nos marca el paso a todos los demás, donde últimamente ya vamos bien despachados de payasos gobernantes y alguno màs que està calentando motores a ver si lo eligen. En una Europa con Erdogan de vecino, los ingleses dando por donde saben, Putin que no hay manera de quitàrnoslo del medio, Marine Le Pen a dos palmos del Eliseo y Renzi jugando a convocar referendums, màs nos vale una cabeza pensante como la de Hillary, aunque no siempre elija bien la cuenta del correo electrónico, que un cantamañanas que ni siquiera es capaz de elegir a un asesor para que le escriba diez líneas de discurso a su mujer sin copiarlas. Ya dijo Aristóteles que la política es el arte de lo posible...Lo posible, en este momento de locura y despropósito es que alguien con màs de dos neuronas nos gobierne, y los americanos lo tienen, tanto mejor para ellos. Tampoco es tanto pedir. 

    En este país ("it takes a country") le tienen que hacer frente a todo ese lío suyo y ademàs ocuparse del resto del mundo. Con todo y con eso, una vez cada cuatro años hassta consiguen ponerse de acuerdo en un mínimo común. Mientras, en mi querida patria (que necesita urgentemente volver a ser un país) cuatro incapaces con un territorio menor que el de California llevan seis meses mareando la perdiz. Qué mal repartido està el talento! 

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