domingo, 5 de enero de 2020

Felicidades, y felices veinte...O dieciocho.

    Rompo la tregua bloguera para desearles un feliz año nuevo y para no cometer una grave injusticia. Ahora les explico,  por partes. 

    Lo del año nuevo va con mis mejores deseos para todos, por supuesto, pero no se froten  las manos pensando que estoy buscando una buena excusa para retomar mis pensamientos semanales en voz alta, porque por ahora no va a ser. Tengo muchas cacerolas al fuego y todas me impiden atender esta sartén como se merece. 

    Lo de escribir hoy precisamente tiene su gracia, porque vengo a anunciarles una noticia que a ustedes les dará igual pero que a mi me impresiona: a partir de hoy, en mi casa ya no hay niños, no al menos legalmente. Me impresiona tanto que se me está olvidando por momentos que hoy no habrá cabalgata en el lugar donde habito y que mañana, a pesar de que somos todos buenísimos, no van a venir los Reyes Magos. Y todavía peor: quizás sea el primero en muchos, pero que muchos años, que no me coma un Roscón...De ésto último no sé si me vo a recuperar. 

    Y ya no hay niños porque mi pequeño saltamontes cumple hoy dieciocho años, que se suman a los veinte que ya cumplió el saltamontes grande y, de repente, en esta casa somos todos adultos responsables, que es algo que a mi me parecía que jamás iba a ocurrir. Mi niña chica cumple la edad de la ciudadanía y no me queda la  menor duda que va a ser una mujer de provecho y de lo que haga falta. Tiene la cabeza bien amueblada y convenientemente colocada sobre los hombros y una fuerza de voluntad capaz de desplazar el muro de las lamentaciones, si se lo ponen por delante. Y escribo estas líneas para felicitarla y que queden escritas, como ya quedaron las de su hermano en su momento. De ahí lo de no cometer una grave injusticia. 

   Esta hija mía que hoy se hace adulta de  DNI, estrena unos nuevos años veinte que le deseo llenos de vida y de libertad, y sin la mala salida que tuvieron los años veinte de nuestros abuelos. Espero que tenga por delante muchos años sin techos de cristal, ni de metalcrilato ni de nada que haya que romper para afirmarse. Le deseo también  muchas noches de diversión sin volver a casa con el miedo en el cuerpo porque resulta que violar mujeres excita más que robarlas; y muchos planes que llevar a cabo sin pensar que su cuerpo, su reloj biológico o su ser mujer se lo impidan. Creo que ella está ya mucho mejor situada que yo para ver un mundo en el que las mujeres ganen el mismo sueldo a igual talento y sean auténticamente dueñas de sus vidas. Espero que conozca alguna presidenta del gobierno en España y camine por la vida sin pensar que hay cosas, planes, trabajos, estudios o lugares a los que no pueda acceder por ser ella y no él . Siento mucho el ramalazo feminista, pero este siglo tiene que ser, sí o sí, el de las mujeres, que tampoco es tanto pedir despues de veinte siglos de los hombres.

    Le deseo a mi pequeña que nunca deje de ser mi pequeña (aunque ya sé que eso no va a ocurrir) y que tenga ese corazón grande y esa mirada trasparente que tiene ahora, por muchos años. Se lo pediría a los reyes, que desde siempre me han hecho poco caso en mis peticiones, así que lo pido mirando al cielo, al horizonte y a donde haya que mirar para que te escuchen.  Voy a despertarla esta mañana cantándole "Cumpleaños feliz" como cada año desde que tenía un año,  hasta que llegue el día en el que me suplique que ya no lo haga más (no andamos lejos) y me sienta vieja y revieja.

   Y por pedir cosas, pediría un Roscón, que sé que no voy a tener, y que no saben ustedes lo que lo estoy echando de menos...Tanto como el sol del verano o a mi propio padre, por poner dos ejemplos ilustrativos.  Felicidades hija, feliz 2020 amigos, la bloguera se vuelve a sus cuarteles de invierno.