miércoles, 28 de enero de 2015

Podrán?

    Mis lectores me preguntan desde hace meses lo que opino de Podemos, y claro está que pienso algo (o mucho) pero que no lo voy a contar aquí, ni creo además que le interese a casi nadie. Cuando me toque opinar, que será en el 2016 si no se adelantan acontecimientos, opinaré con mi voto mientras tanto, a observar y sacar conclusiones. No voy a decir lo que pienso de ellos, aunque sí voy a decir algo de los que opinan  sobre ellos, sobre todo con montajes y fotos de dudoso gusto, señalada ignorancia y casi siempre vía Facebook; opino bastante mal de todos esos que ponen esos mensajes de "Dale al me gusta" en horribles carteles donde sale Pablo Iglesias y debajo pone "Potemos"; o esos otros donde lo sacan con la hoz y el martillo o con el cuerpo de La Pasionaria y su careto diciendo "No potarán"...Mejor no sigo, porque el insulto gratuito es inaceptable, en la vida virtual y en la vida real, y aún queda gente y peor aún, aún me queda algún amigo, que no lo ha entendido! ...Ay Dios, lo que se sufre a veces siendo miembro de una red social!

El mayor peligro que tienen Pablo Iglesías y los suyos es que los demás pensemos que son unos mindundis, porque no lo son; como el mayor peligro que corren ellos es el creer que las elecciones se ganan en las tertulias televisivas y en las redes sociales. Viene a cuento toda esta charleta, porque en estos dias vuelven a la carga los enemigos primarios de Podemos, y explico lo de primarios: son los que les tienen manía sin más; los enemigos secundarios son los que al menos han tenido la paciencia de leerse su programa; ojito, programa escrito, no programa televisivo. Decía que vuelven a la carga los enemigos primarios porque como  tales que son, no se han enterado que las elecciones eran en Grecia y no en España, y nos han inundado de nuevo de imágenes customizadas acompañadas de gritos parecidos al de los pastores cuando viene el lobo, simplemente porque tampoco se han enterado que Podemos y el Syriza no son la misma cosa como tampoco Grecia es España, por mucho que sus respectivos líderes se hagan fotos juntos cerrando mítines y ambos renieguen de la corbata.

    Para tener las cosas más claras les aconsejo que busquen en sus hemerotecas un artículo del pasado domingo publicado por eldiario.es: www.eldiarios.es/ Podemos-Syriza-diferencias-similitudes; el autor es un tal Aitor Riveiro, que yo no conozco, pero creo que él si conoce Grecia, a los griegos y a Podemos y da una visión esclarecedora del asunto. De entrada, que no es lo mismo una coalición de partidos de izquierda, algunos de ellos radicales, y unos señores que se han empeñado en negar que la izquierda y la derecha existen  y que aseguran que no son ni lo uno ni lo otro; cuestión ésta más que discutible y sobre todo, señal de un oportunismo electoral que llama a los votantes ignorantes: "vosotros no os habéis enterado que esto de la izquierda y la derecha se murió con Fraga y Carrillo, chavales", parecen decirnos, cosa que sí estoy dispuesta a discutirles; sin entrar en otras minucias.

    Tengo amigos con hijos ya en edad de merecer y de votar; muchos de ellos en el paro, a pesar de su buena voluntad e incluso a pesar de que se han formado a conciencia para poder trabajar; comprendo su irritación, su  desesperanza y sus ganas de votar a los únicos que no han contribuído hasta ahora a quitarles esas ganas. Me gustaría contarles que cuando yo era como ellos el paro era casi tan alto como ahora, aunque es verdad que no sé si por inocencia, o por ese optimismo irredento que tuvimos los ochenteros, todos teníamos la certeza de que acabaríamos encontrando nuestro sitio. También es cierto que entonces sí que existían claramente la izquierda y la derecha, que existieron Fraga y Carrillo y que entre ambos hubo un listo llamado Felipe González, que ocupó lo que ahora Pablo Iglesias llama "la centralidad del tablero"  (no me queda claro que lo de la centralidad sea un vocabo correcto,,,) y se llevó el gato al agua. Como cierto es que entonces había dos cadenas de televisión y tres radios y que ahora hay tele digital, radio por Internet, redes sociales y un montón más de armas cargadas por el diablo electoral. Estos chicos parece que lo han entendido mucho mejor que nosotros y por eso, para empezar, se han apropiado del mejor producto de mercadotecnia que se ha parido en muchos años a la redonda, y que no es otro que el "Yes we can" de Obama, allá por el 2008. Yes we can...Podemos (traducido) y yo me pregunto: podrán?

  

domingo, 25 de enero de 2015

Las horas y los días

    Esta semana me he llevado una sorpresa agradable: saliendo un día de trabajar, eran algo más de las cinco y todavía pude volver caminando a casa aprovechando la luz del día. Les parece poca cosa? a mí me parece lo mejor que me ha ocurrido desde que el invierno hincó sus dientes en mi vida, hace dos o tres meses. También les podrá parecer a ustedes que salgo demasiado pronto de trabajar, y para mi descargo diré que muchos días pasa de las cinco y las seis, pero raramente de las siete, porque este país en el que vivo y trabajo desde hace algo más de veinte años, es pequeño, tiene un clima infame y está demasiado al norte como para que me falte de luz muchos meses del año pero, ay! es un país civilizado, por encima de todo. Y en los países civilizados, la gente vuelve a casa antes de la cena a una hora en la que aún les queda tiempo para charlar con sus hijos, comer algo mejor que una pizza descongelada y no tiene que quitarse horas de sueño para poder ver una película.

   Ya ven por dónde voy? Pues por esa cosa que aborrezco aún más que el invierno, y es ese empeño tan nuestro en que  "Spain is different" llevado a la vida laboral, donde uno se levanta pronto como en el resto de Europa, pero come a las tres de la tarde, cena a las diez (cuando termina el Telediario) tiene tiendas abiertas hasta las nueve de la noche, las empresas cierran a mediodía dos horas y el "Masterchef" para niños, en la mitad de la semana, se acaba a la una de la madrugada. Ya hasta los Reyes llevan unas pulseras amarillas de caucho que les han regalado los de la Asociación por la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) que son  gente muy perseverante que llevan años y años diciendo todas estas cosas y pidiendo que los horarios colegiales, comerciales, laborales y administrativos sean más razonables para todos, y parece que sólo ahora les están haciendo un poco de caso. Visiten su página web (www.horariosespana.es) y verán que no dicen bobadas; eso sí, no se detengan mucho en la parte "personalidades que han firmado nuestro manifiesto", pues yo sí lo he he hecho y lo he dejado en la "F" después de ver Botella, Botín, Cospedal y Ferrusola entre otros varios sujetos a quienes me da que los horarios de la clase trabajadora les importan poco.Yo ya he firmado el manifiesto, si tienen valor para llegar hasta la "T" de Torres, allí me encontrarán, y les propongo a ustedes que hagan lo mismo.

    Y si quieren una explicación histórica para tanto despropósito, hasta se la doy: fue la administración franquista de la posguerra la que nos colocó en el mismo  huso horario que la alemania Nazi (nuestros aliados, para los desmemoriados)  cuando el meridiano de Greenwich pasa por por los Monegros (provincia de Zaragoza) y la que decidió que la vida se tenía que paralizar dos horas por lo menos a mediodía, para que las pocas mujeres trabajadoras (muchas de ellas en el comercio) pudieran volver a casa a preparar sus pucheros. Ya de paso se dictaron unos horarios comerciales que prolongaban la jornada hasta más allá de las ocho para que las clases económicamente a salvo, que generalmente terminaban antes (empleados públicos, de la banca o profesiones liberales) pudieran comprar todas las cosas que no podíamos exportar porque, les recuerdo, el mundo civilizado nos sometió durante varios años a un duro embargo económico del que nos tuvo que sacar el amigo americano a cambio de aparcar sus barcos y sus aviones en nuestro territorio. 

    Ya ven que los tiempos han cambiado y nuestras condiciones sociales y económicas también (incluso hasta hemos conseguido que empeoren) pero los españoles seguimos enrocados en esa manera de repartir las horas del día que no tiene razón de ser y que procura más sinsabores que buenos ratos, sobre todo en las grandes ciudades, donde tantos padres y madres ven a sus hijos cinco minutos al día y donde tantos jefecillos siguen pensando que el que más trabaja es el que más horas calienta la silla en la oficina. No me parece que sea una montaña inexpugnable, esto de cambiar los horarios, aunque por la cantidad de años que llevamos hablando de ello sin llegar a ninguna parte puede que sí. Que el tiempo es oro, y probablemente el bien más preciado que poseemos, es algo que nos vamos dando cuenta a medida que nos hacemos mayores; y que el tiempo de los demás tiene tanto valor como el nuestro, debería ser el undécimo mandamiento. Quienes no nos dejan aprovecharlo para nuestro beneficio e insisten en que todos nos vayamos al huerto habiendo tenido la sensación de que la vida se nos ha acortado por no poder aprovecharla, merecen pasar varios años en la cárcel, pero además, escuchando los grandes éxitos de "Los del Río" por megafonía doce horas al día, y las otras doce rezando el rosario y recitando todas las rimas de Becquer...ya ven que se puede castigar con crueldad sin infringir los Derechos Humanos!

lunes, 19 de enero de 2015

El odio

    En las varias décadas de vida que acumulo, he oído todo tipo de expresiones y proverbios que contienen el odio como concepto: "del amor al odio sólo hay un paso", "que me odien con tal de que me teman", "sólo se odia lo que una vez se ha amado"...Esta última me parece especialmente desacertada, pero las otras tampoco le andan a la zaga; No sé si lo que voy a contarles me hace víctima de mi educación cristiana, pero a mí me enseñaron desde las monjas de mi colegio hasta el último de los vídeos de autoayuda de Youtube que es más sano y reconfortante amar que odiar, y mucho menos estresante; y así procuro yo andar por la vida, amando todo lo que puedo y odiando muy poquito. 

    Porque mis odios los tengo, no se crean, incluso dos o tres bastante agudizados. Odio los bichos de plumas (especialmente las avestruces) los racistas primarios (aquellos que aún piensan que existen razas dentro del género humano) y la música "New Age", que en realidad está hecha para sacarte de quicio en la sala de espera de cualquier dentista en vez de lo contrario. Hay otras cosas que también odio en menor medida, como los callos, los programas de Tele5, los conductores borrachos, el invierno, el Pequeño Nicolás, las gominolas o los perros en los restaurantes y paro de contar, porque en el fondo, en esta lista secundaria hay muchas cosas que simplemente no me gustan sin llegar al odio visceral. 

    En cuanto a las tres inquinas principales arriba enumeradas, aunque son profundas y vienen de lejos, no se me ha ocurrido aplicar ciertas medidas radicales para acabar con ellas. Nunca he arrojado ácido sulfúrico sobre los discos de New Age que han pasado por mis manos; no he elaborado ningún manifiesto para la eliminación de las avestruces de nuestro planeta (y eso que, sinceramente, no creo que nos perdiéramos nada) y ni siquiera he pedido la cadena perpetua para ciertos elementos humanos que ellos sí piensan constantemente en eliminar a los que no son de su color. Así que, por todo ello concluyo que puedo controlar mis odios, racionalizarlos y limitarme a no visitar gallineros, granjas de pollos ni zoológicos para aves en libertad; cuando voy a la peluquería o al dentista me llevo mi iPod para no oir el hilo musical y no voto ni presto oídos jamás a ninguna proclama racista, venga de donde venga. 

    Creo que en este siglo XXI de la locura, la humanidad se divide entre una mayoría que hace lo mismo que yo y una minoría que ha hecho del odio un estilo de vida. En este segundo grupo se encuentran y se saludan por los pasillos los políticos xenófobos, los radicales religiosos (de todas las religiones) los maltratadores de mujeres, los homófobos y los Hooligans del fútbol. Sus vidas son miserables porque están gobernadas por el odio, que es un sentimiento dañino, que produce fatiga, insomnio, amargura y posiblemente hasta estreñimiento, por mucho que algunos se empeñen en que con tales prácticas llegarán al paraíso. Son pocos, pero muy tóxicos, y conviene alejarse de ellos. Si además dejáramos de consultar sus páginas web, de darles cancha en los noticieros y de interesarnos por su siembra de violencia y recogida de muertos, otro gallo les cantaría. Y si de paso, elaboráramos unas leyes más eficaces que cayesen sobre ellos ya vivan en Badajoz o en Oslo, mejor que mejor. 

    Mientras tanto, como higiene de vida, hay que apartarse del odio y de las personas que odian tanto como respiran; porque del amor al odio no hay un paso, sino un buen puñado de kilómetros que muchos de nosotros no tenemos ninguna gana de recorrer. Y si me permiten la referencia histórica, que ya saben que me gusta, una frase de Gandhi, que consiguió tirar abajo un imperio sin agarrar un fusil, aunque motivos tenía y de paso se quedó en los huesos: "no dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores". Pues ya saben...a ponerlo en práctica!

jueves, 15 de enero de 2015

Música para las fieras

    La semana pasada, después de tanto asesinato transmitido en directo y tanta barbarie conseguí acabar en paz conmigo misma y con el mundo gracias a la música. Fui a un concierto de la orquesta Simón Bolívar de Venezuela, con el genio Dudamel al frente. No es ésta una orquesta cualquiera, es el resultado del empecinamiento de un hombre singular llamado José Antonio Abreu, venezolano, economista y músico y lo suficientemente clarividente como para ver que, a muchos niños salidos de la parte más pobre de una sociedad implacable con los pobres, si se les ponía un instrumento en las manos se les estaba dando un arma con la que luchar en la vida  e  e incluso  salir de esa falta de horizonte en la que la vida les había colocado.

    De esa manera, en Venezuela, además de haber traido al mundo a gente infumable como Hugo Chávez, de haber inventado los culebrones de dos mil capítulos y las misses fabricadas en serie, pueden presumir de tener una red de orquestas de jóvenes (más de 600.000 niños en la actualidad) que alimentan de excelentes músicos la orquesta Simón Bolívar, que no tiene nada que envidiarle a muchas otras europeas y famosas por tocar valses (por ejemplo) pero con el aliciente de que cuando uno va a escucharlos, sale del auditorio con el alma encendida de la pasión que estos chicos le ponen al asunto y, de paso, con la vista agradecida, pues en vez de una tropa de orientales o de violinistas barrigones, estos chicos de frac y tez bronceada por el sol caribeño  lucen crestas repeinadas y generosos escotes ellas, embutidas convenientemente en trajes de lamé con escote trasero hasta donde la espalda deja de serlo.

    Cuando toda Europa anda preguntándose esta semana como acabar con la violencia y como atajar el camino que lleva a muchos jóvenes sin esperanza a buscar en la religión (se acuerdan de lo del "opio del pueblo"?) y en su versión más histérica las respuestas que la vida te niega, quizás no sería mala idea ponerles a todos en las manos un violín, o incluso un trombón de varas. La inversión en instrumentos será grande, no lo dudo, pero lo que nos ahorraremos en muertos, en personal de vigilancia, en guardaespaldas y en miedo a salir a la calle, no tiene precio. Y en un caso extremo, miren lo que han inventado unos maestros espabilados en Paraguay, con pocos medios y mucho amor por el arte: una orquesta donde todos los instrumento se han fabricado con residuos encontrados en la basura!



    Que la música amansa a las fieras es una verdad de la que doy fe, porque una vez por semana consigue amansarme a mí, que soy un poco fiera, y que intento desde hace diez años tocar el piano con más ganas que resultados. Si lo ha conseguido conmigo, que soy dura de pelar, que no se conseguirá con unos niños en esa edad en que lo absorben todo como esponjas.Ya que los humanos tenemos que tener siempre algo en las manos, mejor será tener una flauta que un móvil con aplicaciones, y mejor será aporrear unos timbales para descargar adrenalina que descargar el cargador de un fusil de asalto sobre el primero que pasa.

    Les dejo con un video más, de Gustavo Dudamel al frente de sus muchachos, no tocando a Wagner, que lo hacen y muy bien, sino con una versión sinfónica de un mambo de Pérez Prado, que también hay que atreverse!



domingo, 11 de enero de 2015

El día de la Bestia

    Se acuerdan ustedes de aquella primera película de Alex de la Iglesia? 


    Sí, sí,  aquella en la que un rockero descerebrado, un cura de pueblo y un parapsicólogo charlatán televisivo intentaban salvar al mundo de la llegada del Anticristo, esa Bestia que los tres nombraban sin saber muy bien lo que se iban a encontrar. Alex de la Iglesia, hizo una película desternillante (a dia de hoy no sé si atreverme a llamarla sátira) y nos fabricó una bestia con cuerpo humano y cabeza de toro; porque nadie, ni los tres desastrados protagonistas sabían  qué apariencia tendría esa bestia que traería con ella el Apocalipsis. ESte Apocalipsis que, si echamos la vista atrás, es recurrente en la historia: esperamos al Anticristo (la bestia) desde que el mundo es mundo, y pensamos que nos ha llegado en forma de siete plagas de Egipto (que Ridley Scott ha convertido en diez) de Peste Bubónica, de herejía protestante, de bomba atómica, de Sida, de Tsunami o vaya usted a saber aún cuantas cosas más verán mis ojos y escucharán mis oídos de aquí a que yo desaparezca de la faz de la tierra.

   En mi modesta opinión, la Bestia (o al menos la última Bestia) ya ha llegado y ha venido para quedarse. Es esa que les permite a ustedes leerme y a mí escribir lo que ustedes leen. Esa que les deja reservar un billete de avión sin pasar por la agencia y comprarse un libro sin pasar por la librería. La misma que les enseña a hacer el pollo al Chilindrón o que les recuerda cómo se calcula una raíz cuadrada para que le echen una manita al heredero al que se les resisten las matemáticas. La que les da cada día la temperatura ambiente aquí y en Shangai, los horarios de las mareas aunque vivan en Toledo y el estado de las carreteras aunque no tengan carnet de conducir. La que sabe todo de ustedes aunque no estén apuntadas a ninguna lista de nada, la que les obliga a meter seis o siete códigos diarios, gobierna su ocio y su negocio y les ayuda a encontrar parientes olvidados y amistades perdidas. 

   Esa Bestia que ya llegó es la que se cuela en nuestras casas aunque no la autoricemos, nos reconoce aunque no hayamos ganado en nuestra vida ni un concurso de tortillas de patata y nos tiene clasificados y archivados; sabe cuánto ganamos, cuánto gastamos y de qué color compramos la ropa interior. Sabe a dónde nos gustaría viajar y cuándo nos marchamos de vacaciones, sabe nuestro número de cuenta bancaria y llegará el día en el que disponga de ella; no sabe latín porque no le hace falta, pero sabe lo que nosotros no sabemos e incluso lo que nos gustaría saber. 

    Esa Bestia cuenta y pregona a los cuatro vientos todo lo que ocurre en cualquier momento, y nosotros recurrimos a ella constantemente porque pensamos que si no sabemos todo lo qyue pasa en el mundo mundial (y en tiempo real por supuesto) nos estamos perdiendo algo muy gordo. Gracias a la Bestia, todo lo que no tenía que saberse se sabe, o por lo menos, lo saben muchos que no tenían que saberlo. Como la Bestia, a día de hoy es incontrolable, todo lo que discurre por ella también lo es y así, los trogloditas y descerabrados, los exaltados, los violentos y los demonizados tienen las mismas armas poderosas que tienen los inteligentes, cautos y hombres de bien...igualdad peligrosa ésta, por cierto. 

    La Bestia se llama Internet (por si alguien tiene hoy el cerebro espeso) y es ingobernable. Por ella pasan nuestras vidas y nuestros sentimientos. En ella se relatan nuestras miserias y a veces hasta nos cuentan la muerte en directo, sin rubor y sin efectos especiales, como hemos visto esta semana para nuestra desgracia. Si la Edad Media hubiera dispuesto de una conexión Wifi y de Internet en condiciones, hubiéramos ardido todos en la hoguera; en este siglo XXI de los exaltados, contemplamos por Internet, siempre en tiempo real, insisto, como los humanos disponen de la vida y de la muerte de otros humanos. Porque el que tiene una ocurrencia que pasa por matar a otros semejantes, ya sabe que, al menos,  tiene espectadores garantizados. Y luego, añadan ustedes "Je suis Charlie", por supuesto, pero el problema gordo es otro.

martes, 6 de enero de 2015

Lo que arregla un Roscón.

    Esta mañana  a mi casa, en vez de los Reyes vinieron los fontaneros. Ya empieza a ser un clásico que en ciertas fiestas aparezcan Pepe Gotera y Otilio por la puerta, aunque la verdad sea dicha, en esta ocasión les he desplegado la alfombra roja, pues venían a arreglarme dos radiadores que no funcionaban y con tres grados de temperatura media  exterior casi que mejor que funcionen. Es más, he estado a punto de invitarles al Roscón que me estaba desayunando en ese momento gracias a la amabilidad de mi amiga Guiomar, que me lo ha hecho ella y me lo ha regalado; porque Guiomar, que es tan dulce y tan buena como los roscones que fabrica y además tiene nombre de dedicatoria poética (o de estación del AVE si eres de Segovia) se acuerda de mis nostalgias y casi cada año me regala un Roscón para endulzarme la amargura de la vuelta al ruedo cotidiano. Si ustedes no tienen una amiga como ella, les aconsejo que se la busquen cuanto antes.

    A mi casa no han venido los Reyes esta mañana, pero ahora que lo pienso, ya hace como más de veinte años que no vienen... Incluso puedo afirmar que no han venido nunca a una casa que yo pueda llamar mía, pues cuando los Reyes venían, lo hacían a la casa de mis padres. Después, una dejó de ser niña, muy a mi pesar, y después cuando tuve niños, los Reyes vinieron escasamente, y con intermitencia,  porque vivimos en el territorio dominado por San Nicolás y los Reyes no siempre nos pillan en la Madre Patria. Así que no sé qué hago aquí lamentándome de que no vengan los Reyes cuando en realidad, llevo más años de mi vida sin recibir su visita que recibiéndola. Probablemente son ganas de quejarse e insisto, si no fuera por el Roscón de Guiomar, hasta estaría de mal humor. 

    Supongo que, como dice mi sabio marido, no miro suficientemente a mi alrededor ni veo la cantidad de miserias que soportan los humanos, aunque creanme gente: si yo pudiera llevarle un Roscón de Reyes a cada persona que se siente miserable en tal día como hoy, vive Dios que lo haría, es más, le pediría la receta a mi amiga y hasta los fabricaría yo misma. El quid de la cuestión es que mi problema es insignificante, y se arregla con un Roscón, mientras que los de gran parte de la humanidad son gordos, y algunos no se arreglan ni con dinero. Eso también lo sé y me fastidia.

    Que cuál  era hoy mi problema? Pues que se acabaron las vacaciones, el ver una película detrás de otra, el pasar las tardes arrebujada en un sofá, el no tener que oir ese tormento chino de despertador, el compartir una caña y otra más con mis amigos, el pasar tiempo con mis hijos sin tener por medio un cuaderno de deberes; ya ven ustedes, nimiedades que, repito, se han arreglado con un Roscón de Reyes que me han regalado. Así que he decidido que soy una persona afortunada, porque los Reyes no han venido ni siquiera para traerme carbón, y no sólo no me importa que no hayan venido y en su lugar se hayan presentado los fontaneros, sino que, además el poco amargor de mi vida se me ha ido de la boca con un simple bollo cubierto de fruta escarchada. Soy una persona afortunada, vaya que sí!

domingo, 4 de enero de 2015

Qué será, será?

    Feliz Año Nuevo ! Buenos deseos para empezar como se debe después de un silencio de algo más de siete días sin publicar, como siempre, no porque no tenga cosas que contar, sino porque tengo esa mala costumbre de pasar mis vacaciones en sitios donde la Wifi llega mal o no llega. Ya saben: "no Wifi, no Blog".

    He aprovechado estos días para leer a Delibes, pasear por mi ciudad de provincias llena de turistas madrileños ( definitivamente, de toda esa sarta de programas afines, el de "Madrileños por el mundo" es el que más se ajusta a la realidad) y de gente comprando cosas. Para hablar con todos mis amigos de esa misma provincia, que afortunadamente son muchos y muy buenos, porque no sólo se toman el tiempo de hacerme un hueco en sus agendas (ellos no están de vacaciones) sino que además me reciben con cariño y abrazos de alegría sin dobleces, me cuentan cómo está España de verdad, y no como dice Rajoy que está, y paso con ellos un rato que vale su peso en oro. También he  puesto en práctica un exigente programa de cine y series de televisión del que ya les iré dando más noticias. Y aunque suene pretencioso, he aprovechado estos dias para pensar, en el año que se ha ido, en el año que viene (que ya es éste) en todo lo que he hecho y me queda por hacer; ya ven ustedes, cualquier cosa menos  "desconectar", eso que dicen frecuentemente los famosillos por la televisión y revistas coloreadas...Tiene gracia que los que más necesiten desconectar son los que no pegan un palo al agua! Pues no, señoras y señores, yo no necesito desconectar, y aprovecho mis vacaciones para desconectarme de la vida virtual, eso sí, y engancharme con uñas y dientes a la vida real. 
 
    Qué me va a traer el Año Nuevo? Pues a ciencia cierta no lo sé, claro, aunque espero, como todo bicho viviente, que me traiga salud para vivirlo; dinero, el justo para disfrutarlo y amor a raudales para vivirlo mejor. Espero que me traiga finalmente un juicio para Urdangarín y sus secuaces (entre ello su señora) donde por fin le quede claro a los jóvenes que el peso de la justicia puede caer sobre quien se burla de ella, y no metan a los jueces y a los funcionarios públicos en el mismo saco roto en el que los españoles ya metimos a nuestros políticos desde hace tiempo.Y de paso, que manden por el mismo  camino al pequeño Nicolás, que es lo peor  que hemos procreado en España desde el Dioni y Luis Roldán. Espero que el Año Nuevo me traiga la oportunidad de ir a España muchos veces, para poder seguir opinando libremente sobre ella sin que algún listillo me eche en cara aquello de "tú no sabes lo que está pasando aquí porque no vives en España". Cuánto odio esa frase!
 
    Espero que el Año Nuevo me traiga sorpresas en forma de viajes, vacaciones familiares, aviones a muchos lados y muchas maletas por hacer y deshacer. Al filo del medio siglo que estoy por cumplir, me doy cuenta que la actividad viajera es una de las cosas que más me motiva y mejor me sientan. Espero poder seguir haciendo kilómetros a golpe de zapatilla, que también me sientan bien y permiten que pueda seguir usando mis vaqueros sin parecer una morcilla de Burgos. Y hablando del medio siglo que voy a cumplir, aunque me fastidia y sobre todo, aunque soy incapaz de asimilarlo, este año 2015 voy a convertirme en una cincuentona (ni siquiera de buen ver) y voy a tener que cambiarle el subtítulo a este blog, si para entonces lo sigo escribiendo. Los mismos múltiplos de cinco les van a caer a Estefanía de Mónaco, a la Infanta Cristina, a Santiago Segura, a J.K. Rowling (y encima ella tiene talento literario) a Bjork, Jesús Vázquez , Buenafuente, a Bachar el Assad y a servidora de ustedes, con la mitad de capacidades que la mitad de todos ellos, aunque la capacidad de matar del sirio se la puede quedar para él solito.

    El año que empieza es un libro por escribir y espero que las páginas del mío, como las de todos ustedes se llenen de cosas maravillosas que contar y compartir. Como no tenemos bola de cristal, dejemos a Doris Day que nos cante y que sea el destino quien nos vaya informando.