lunes, 26 de diciembre de 2011

Adios al año impar

    No me gustan los números impares, por desiguales, y este año ha sido impar y nos ha traído, si se me permite el chiste fácil, los sustos a pares. Pero ya le queda poco. Así que voy a hacer mi resumen particular como hacen los periódicos, pero breve y sin dar nombres, no sea que luego me citen en los juzgados por difamación. 

    El año impar nos ha traído los terremotos a la puerta de casa, ya no hace falta viajar a países exóticos para que  la tierra se abra a tus pies, Resulta que con estar en Murcia basta para que se te caiga un campanario encima. Por si fuera poco el temblor de piernas que nos produce el diferencial de la deuda con Alemania, ahora vamos a tener que preocuparnos también  por los temblores de  tierra.  Y hablando de Alemania, en lo que su señorita no se decida a aflojar el monedero y a ponerse de acuerdo con el pequeño Nicolás, vamos a seguir temblando unos cuantos meses más, preveo. 

   En este feo año de cifra impar los españoles decidieron cambiar de gobierno. Que sea para bien quisiéramos todos, pero una vez más me temo aguarles la fiesta, mientras nos sigan gobernando esos objetos, ni siquiera volantes, no identificados que sólo responden al vago nombre de "los mercados", el margen de maniobra del señor de barba blanca y pelo castaño al frente de la nave es menos que el de un petrolero en una bañera. 

   Esperemos que el año par y además bisiesto nos traiga tranquilidad financiera (es posible?) paz en Palestina  (uff...) y empleo para al menos la mitad de los parados de España, por pedir tres cosas "facilitas".Porque si nos ponemos complicados pediríamos  además que nos aclararan quién pagó los trajes del mandatario valenciano dimitido a su pesar, o que haya por fin luz y taquígrafos en el feo asunto aquel del señor todopoderoso que se alojaba en el Sofitel de Nueva York. Y por ahora podemos pasar sin los grandes detalles del caso del  yerno cuyo comportamiento no ejemplar le ha apartado de las fotos oficiales, pero ya reclamaremos más adelante, no se preocupen. 

    Lo que si traerá el año bisiesto será una Eurocopa, para que veamos si los chicos del Marqués nos vuelven a dar una alegría. Y elecciones gordas para el primer presidente negro de la historia y el primer presidente hecho padre durante su estancia en el Eliseo, a ver cómo se las arreglan los dos para seguir donde están. Dicen los creyentes en las profecías mayas o de cualquier género que el 21 de diciembre del 2012 se nos acaba la cuerda; ahora que somos siete mil millones de vidas apretujadas en cinco continentes y 23000 de ellas muriéndose de hambre cada día, lo cual no se si es para estar orgullosos o más bien pensar que la profecía nos la merecemos. 

    El año impar se llevó por delante al padre de todos los cacharros que empiezan por i........... (rellénese la línea de puntos)  y que se nos han hecho imprescindibles; no lloremos más de la cuenta, quizás el año par alumbre a un nuevo genio que nos teletransporte a la Edad Media o a la corte de Maria Antonieta para darnos un paseíto y volver al día de hoy tan frescos y con ganas de no cometer errores pasados, no estaría mal. 

    Y yo paro aquí la retrasmisión porque me voy a dar un respiro, para que ustedes descansen de mí y yo pueda poner mi cerebro a remojar. Estoy escribiendo estas líneas a la vez que veo por la tele por enésima vez "Sonrisas y lágrimas", que aunque me la se de memoria no deja de fascinarme también por enésima vez; y si sigo así, haciendo las cosas de dos en dos (por aquello de que me gusta lo par y no lo impar) se me van a fundir más neuronas de la que ya se funden cada día sin hacer esfuerzos y no quisiera, dada la edad en la que estoy entrando. Así que buenas noches, buena suerte y feliz año nuevo para todos. Nos leemos en el 2012!

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Consejos que nadie me pidió

    A mí me gusta dar consejos, incluso cuando nadie me los pide lo cual no deja de ser un defecto, o una manifestación del síndrome de la hermana mayor, que lo soy. Lo bueno de los que damos consejos gratis es que no nos importa nada que no nos hagan caso, y entre otras muchas razones que ya expliqué, el hacerme un blog me ha dado la oportunidad de repartir avisos y consejos a derecha e izquierda sin darle la murga a mis seres queridos.

    Aunque quería resistirme a volver a hablar de la Navidad, veo tal angustia vital en muchos amigos y conocidos ante la que se les avecina, que la consejera que hay en mí se ha puesto en marcha. Aquí tienen una pequeña lista de sugerencias para pasar  la Navidad, el fin de año, las uvas, el principio de la cuesta de enero y todo lo que acompaña, y salir indemne del intento. 

    Para empezar hay que ver el telediario de las nueve de mañana día 22: es el día en que entrevistan a todos los que han ganado el Gordo en la lotería. No hay que perdérselo porque es el mejor programa de telerrealidad que se emite sin tener que ponernos en Tele 5 y ver a Belén Esteban; y además  porque es tradición, hace gracia y se ve la evolución económica del país: hace unos años la gente salía con la copa de cava a la calle y anunciaba la lista de todo lo que se iban a comprar (el Mercedes, el apartamento playero, el Rolex) ahora la gente o no lo cuenta o se limita a un lacónico "pagaré la hipoteca" o "taparé algún agujero". Y la tradición es que el gordo le caiga a una peña de murcianos con residencia en la periferia barcelonesa que compraron las participaciones en un bar, vamos a ver si este año la lotería practica un poco más la España plural.

   Películas: ya dije en otra entrada de este blog que hay dos imprescindibles para estas fechas: "Qué bello es vivir" de Frank Capra y la española "La gran familia", que normalmente como este año el 24 cae en sábado nos la pasarán gratis en el "Cine de Barrio". Si se quiere cine en mayor dosis sugiero  aplicarse una  trilogía. Para mí la mejor de la historia del cine es "El padrino" y la que dice el director del Padrino  que en realidad es la mejor: "Toy Story". Se agradece la humildad de Francis Ford Coppola, y dicho sea de paso "Toy Story III" es un peliculón. 

    Lectura, siempre necesaria: la RAE acaba de sacar la edición completa de la poesía de Neruda, nunca está de más releerla. Si optan por la prosa, recomiendo dos de mis  lecturas recientes: " Riña de gatos. Madrid 1936"  de Eduardo Mendoza, para que vean como un catalán escribe sobre Madrid en un castellano que ya quisiéramos practicar los que presumimos de castellanos viejos. Y "El olvido que seremos", del colombiano Hector Abad Faciolince, una historia de amor a los padres como nunca se había escrito hasta ahora. 

   Cocina: ahora es el momento de intentar poner en prácticas todas esas recetas de los suplementos dominicales para hacer que el turrón no parezca turrón...Si alquien consigue hacer una espuma de turrón de Alicante que me lo explique, yo veo más fácil convertir el plomo en oro...

    Ocuparnos con intensidad de nuestros hijos al menos dos o tres tardes. Intensidad quiere decir que el programa de fiestas consiste en ver en el cine "Alvin y las Ardillas III", pasar después por el burguer de turno y al volver a casa jugar una partida de parchís completa sin dejar que nos coman las fichas para acabar antes. Para los que no tienen hijos este capítulo se puede poner en práctica con los sobrinos o con los hijos de los amigos. 

   Hacer un día de "huelga pijama": consiste en pasarse todo el día en casa sin ducharse, sin afeitarse, sin quitarse el pijama y viendo la trilogía del Padrino (por ejemplo) o comiendo una bolsa de patatas fritas detrás de otra. O ambas cosas a la vez. Para que el efecto sea mejor hay que desenchufar el teléfono y negarse a abrir la puerta.

   Hacerse a la idea de que "el amigo invisible" es un mal menor comparado con el paro, el sida, el hambre, los terremotos y la violencia machista. El que no se consuela es porque no quiere. 

   Y sobre todo, mucho relax, ese que yo receto a los demás pero soy incapaz de aplicarme a mí misma. Y que mañana le toque la lotería a los que lo necesiten mucho. Sean felices, que cuesta poco. 
    


martes, 20 de diciembre de 2011

Elogio de la fregona

    El viernes 16 de diciembre murió un señor llamado Manuel Jalón, gran desconocido hasta ese momento para mí y me temo que para casi toda España. Cuando en los próximos días la prensa y la televisión nos recuerden una y otra vez las personalidades fallecidas en el 2011, el señor Jalón tiene pocas probabilidades de figurar en una lista donde estarán Jorge Semprún, Elizabeth Taylor y Severiano Ballesteros, por poner sólo tres nombres escogidos entre los que me caen bien. Y si añadimos que su mérito era ser inventor, el hombre bajará aún unos cuantos puestos más en dicha lista por haber tenido la osadía de morirse el mismo año que la madre de todos los inventores: verbigracia, Steve Jobs. 

    Y eso que  Don Manuel Jalón no ha sido un inventor cualquiera, sino nada más y nada menos que el hombre que puso en circulación allá por 1956 algo tan útil, tan necesario y a la vez tan nuestro como la fregona. En realidad no la inventó completamente él, sino que perfeccionó y adaptó a las necesidades domésticas un artilugio que había descubierto en una de sus frecuentes estancias en USA; lo cual da muestra de su genio, porque copiar y mejorar lo que ya es bueno es un gran signo de inteligencia. 

    La fregona es un instrumento a simple vista banal que adquiere toda su importancia cuando lo echamos de menos. En las latitudes nórdicas que habito no era un instrumento habitual hasta que Vileda se hizo con su distribución comercial y lo promocionó allende los Pirineos. Yo les aseguro que hace veinte años, la primera vez que tuve que enfrentarme a un suelo por fregar armada de un palo con protuberancia horizontal y de un trapo andrajoso que yo misma tenía que mojar en un cubo, escurrir e instalar sobre el palo, me acordé por primera vez de la bendita fregona como quien se acuerda de Santa Bárbara y llegué a la conclusión  de que estos europeos que pretendían darnos tantas lecciones de modernidad en el fondo no estaban tan adelantados. Menos mal que Vileda vió las posibilidades del invento y se dedicó a exportarlo a toda Europa para que las adeptas fuéramos comprando fregonas con sus correspondientes cubos escurridores por todos los países donde hemos vivido. 

   Quizás las comparaciones  sean odiosas, pero no creo haber echado de menos el no tener un cacharro que empiece por i..................... (rellénese la línea de puntos a mayor conveniencia) tantas veces como he echado de menos la socorrida fregona, que he comprado y repuesto, insisto, por varias ciudades y países. Y siendo así, creo que el viernes pasado de haber sabido quién se estaba muriendo, debería haber acudido con una velita a la puerta de un Carrefour o similar, para mostrar mi duelo, como tanta gente que hizo lo propio e incluso entró en trance el pasado 5 de octubre delante de los chiringuitos de Papá Macintosh por los cinco continentes, incluidos los hambrientos. 

    Si el mérito consiste en haber cambiado la vida de la gente, que le pregunten a todas las señoras de la limpieza que antes se hacían kilómetros de pasillos o escaleras arrodilladas sobre una almohadilla forrada de plástico y metiendo la mano en el cubo ochenta veces al día para escurrir el trapo. Para agrandar aún más la figura de nuestro Leonardo da Vinci en versión riojana, señalemos que entre otros cacharros de plástico destinados al menaje hogareño, este señor fabricó y comercializó por primera vez la jeringuilla desechable. Abundando en el argumento comparativo, quizás cambiara más la vida de ciertas gentes necesitadas el repartir jeringuillas desechables para acabar con plagas y contagios y sobre todo con el Sida que los cacharros i................(rellénese) del Señor Jobs que sólo sirven para comprar cosas o hacer tonterías como escribir y leer este blog, por ejemplo. 

    Valgan estas líneas como obituario de este hombre nacido en Logroño y muerto no en olor de multitudes como hubiera merecido sino plácidamente en su casa, con sólo una portada del diario "La Rioja" en el que se preguntaban "Habrá fregonas en el cielo?" Pues como suponemos que es un lugar limpio y ordenado, seguro que sí, y si no las hubiere, seguro que hay un Mac o un iphone a disposición de los inquilinos para encargarlas...


sábado, 17 de diciembre de 2011

Ande, ande, ande!

    Mañana voy a celebrar la Nochebuena con mis amigos, porque  somos expatriados y cuando llegue el día D estaremos todos volviéndola a celebrar con nuestras familias patrias. Espero que no me quiten el gusto de cantar unos cuantos villancicos a grito pelado y con acompañamiento de botella de anís, que es como suenan bien. Ya lo dije en otra parte de este blog, a mí me gustan los villancicos, sobre todo si los canta Bing Crosby, y sobre todo si no me los imponen por megafonía callejera. Me temo que si voy a España estas vacaciones de lo segundo no me voy a librar. 

   Esa manía de aporrearnos los oídos con escolanías de niños gritones que cantan villancicos mientras nosotros vamos tranquilamente a comprar el pan o a tomarnos una caña,  nos ha quitado a todos con los años el gusto de oir y retener unas canciones que de pequeños cantábamos  con  pasión para regocijo de nuestros mayores ;hago un inciso: alguien de mis coetáneos ha intentado explicarle a sus hijos qué es una zambomba? y cómo hay que hacer para que suene? se cierra el paréntesis. Decía pues, que a fuerza de levantarnos dolor de cabeza con" los peces en el río", los alcaldes y concejales de fiestas han conseguido que asimilemos los villancicos a un hilo musical petardo al que no le prestamos atención: podrían intercalar el "waka-waka" entre los susodichos peces y "a Belén pastores" y ni nos daríamos cuenta. 

    Pues aquí estoy yo para hacer la reflexión que se merece, porque en  los villancicos abundan estrofas que no tiene desperdicio: 
- "esta noche es Nochebuena y mañana es Navidad, saca la bota María que me voy a emborrachar": se nos ve el plumero, de largo. 
- "arre borriquito, arre burro arre, date mucha prisa que llegamos tarde": este también nos retrata antropológicamente, y de ello se dió cuenta mi media naranja, un día que  llevábamos puesto  el disco en el coche para que no berrearan las criaturas y, evidentemente, llegábamos tarde a algún lado...
- del mismo "arre borriquito", les dejo esta estrofa imponente, sobre todo para estos tiempos, que se ve que ya se repitieron en el pasado: "en la puerta de mi casa voy a poner un petardo, pa reirme del que venga a pedir el aguinaldo, pues si voy a dar a todo el que pide en Nochebuena, yo si que voy a tener que pedir de puerta en puerta". Alegato contra la caridad cristiana. 

   Hay uno que empieza con "dime niño de quién eres", lo cual demuestra que lo del misterio del nacimiento de Jesús no dejó indiferentes a los creadores de nuestras canciones populares, sobre todo porque la explicación es aún más inquietante: "soy de la Virgen María y del Espíritu Santo"...ya decía mi padre con razón que San José sólo pudo haber uno en la historia... Dejo para el final mi adorado "los peces en el río" que es pura poesía de Rubén Dario (la Princesa está triste, qué tendrá la princesa...):
-"la Virgen se está peinando 
entre cortina y cortina
los cabellos son de oro
el peine de plata fina"

    Lo de adorado lo digo en serio, debería haber una ley que impidiera a Los Pitufos, Shayla Dúrcal o los Gipsy Kings hacer versiones de este monumento del cancionero popular. Y para monumentos del dicho cancionero dejo dos que marcaron mi infancia, uno por imposición de la tele de entonces, cuando no podiamos cambiar veinte veces de canal:


     Y otro por imposición de la madre de todas las multinacionales, que por algo lo será, y que tiene unos creativos publicitarios que valen su peso en oro:


    Y mañana, todo el mundo a cantar! Feliz Domingo. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Esperando al hada madrina

    A mi edad está claro que ya no debo esperar nada de los Reyes Magos, ni de Papá Noel ni de ninguno de los de su gremio. Ni siquiera espero que me toque la lotería, para empezar porque no juego, ni compro cupones de la ONCE, ni hago primitivas ni llamo a los concursos de la tele ni me inscribo en los de Internet. Para sosa,  yo. Tengo la convicción de que cuando la suerte consiste en estar viva y tener buena salud, un trabajo y unos cuantos seres queridos también con buena salud,  uno no debe tentar demasiado las otras suertes. Nunca he creído en los juegos de azar, ni jamás me ha tocado nada en una rifa; mi agnosticismo en este aspecto se extiende  a las monedas arrojadas a las fuentes, los deseos pedidos al apagar las velas del cumpleaños o al terminar las doce uvas y las novenas piadosas. Esas cosas les funcionan siempre a los demás, a mí sólo me ha funcionado en la vida el ser perseverante, que poco tiene que ver con la suerte, o si hacemos una trasposición de la famosa frase de Picasso sobre las musas, si viene la suerte, que me pille trabajando.

    Pero como soñar es gratis y a eso siempre me apunto, de vez en cuando para coger el sueño a las tantas, que son mis horas, me da por pensar: y si se me apareciera el hada madrina?  Porque en el fondo, a mí me gustaría ser fervorosa creyente de los Reyes Magos como lo son los niños, y puestos a creer, el formato hada madrina en su versión "Cenicienta" de Walt Disney me parece un personaje simpático.



    Y si algún día se aparece la bienaventurada, no le voy a pedir ser más alta, ni más joven, ni rubia de ojos azules, ni siquiera rica hasta decir basta: le voy a pedir ser una persona zen, porque evidentemente no lo soy ni lo seré nunca si de mí depende. 

    Me gustaría ser una persona capaz de quedarme un par de horas meditando sobre la insoportable levedad del ser, perderme por una carretera de montaña y no pensar en encontrar la salida sino en disfrutar del paisaje, leer revistas de jardinería o de nutrición, o dedicar cuatro horas por semana a hacer Tai-Chi. Me gustaría que la música New Age de las salas de espera no me provocara instintos asesinos, que los atascos de tráfico me sirvieran para reflexionar y que las colas de los supermercados no me subieran la presión arterial. Me gustaría poder ser un junco al que zarandearan los acontecimientos sin querer arreglarlos todos, ver un cuadro torcido en la pared y resistirme a enderezarlo, soportar impasible la mala educación o el incivismo sin que me hierva la sangre. 

Quisiera confiar en la enorme bondad del ser humano y no en su enorme estupidez, ser capaz de dejar el coche abierto y con las llaves puestas, y no preocuparme jamás de sacar la basura el día que toca o de que los niños hagan los deberes diciéndome que confío plenamente en ellos y en su madurez, que es lo que dicen los padres dimitidos, para qué engañarnos.   Quisiera algún año comprarme una flor de pascua por Navidad para contemplarla y que no se me muera a los dos días porque olvidé  regarla, tirar la agenda a la basura y creerme aquello de que para ocuparte de quienes te rodean primero te tienes que ocupar de tí misma.

    Me parece que si el hada madrina lee estas líneas, buscará sin dudarlo algún objetivo más asequible para su cuenta de resultados que convertirme a mí en una persona zen, tarea para la cual puede que haga falta algo más contundente que una varita mágica...

lunes, 12 de diciembre de 2011

Más cornadas da el hambre

    O eso era lo que decían los toreros de la España hambrienta de la posguerra, todos aquellos Manoletes y Antoñetes que se lanzaron a los ruedos en busca de una oportunidad que les sacara de la miseria y les permitiera comprarse una finca y un mercedes. En los años de la escasez, el Régimen se inventó aquello de "siente un pobre a su mesa" y aunque a mí no me consta que muchos pobres fueran recibidos en las casas ducales, al menos la frasecita le sirvió a Berlanga de argumento para una de sus obras maestras como fue "Plácido" (1961): véanla de nuevo, porque es una joya cinematográfica, y porque no tienen desperdicio las andanzas de un pobre hombre repartidor con su motocarro, intentando colocar una cesta de Navidad y juntar las pesetas que le falta para pagar la letra del motocarro y si queda algo, cenar en Nochebuena.

   El hambre,  que nos parece una sensación prehistórica, nos ha acompañado como argumento desde nuestra infancia:  cuando de pequeños le hacíamos ascos al potaje de vigilia  nuestras madres nos recordaban que en ese momento millones de chinos se morían de inanición (quién ha visto a los chinos ahora...) y si la abuela de turno tomaba el relevo detrás de nuestras madres, aprovechaba la coyuntura para recordarnos que ella pasó toda la guerra y parte de lo que vino después a dieta de caldo de gallina y pan negro. La misma cesta de Navidad tenía todo su significado en los tiempos de la austeridad forzosa, cuando el cordero, el jamón, el besugo y el cava eran productos que se consumían sólo una vez al año, cuando el turrón sólo se encontraba en las tiendas a partir de noviembre y cuando el protagonista de nuestros tebeos era un mendigo que se llamaba Carpanta y que soñaba con jamones que colgaban del cielo. 

    Si los humanos hubiéramos evolucionado como es debido, a estas alturas de casi el 2012 deberíamos hablar del hambre en pretérito pluscuamperfecto, pero resulta que no. Dense un paseíto por las estadísticas en tiempo real que produce una interesantísma página web llamada www. worldmeters.com y vean cifras como las de ayer: 915 millones de seres humanos que padecen de desnutrición, de los cuales mueren cada día unos 23000; y a su lado 1550 millones de seres humanos con sobrepeso, de los cuales 516 millones son declaradamente obesos. Lo escalofriante es que al ser cifras en tiempo real, el contador corre según las contempla uno, y la de los muertos por hambre aumenta cada medio minuto más o menos...

   Ahora que se va acercando la fecha en la que a todos se nos carga el hígado o nos da un ataque de acidez gracias, no a la Navidad sino a su temible fase previa  de cenas y comidas de amigos, empresa, equipo de fútbol o tertulia del bar, reflexionemos un poquito sobre las cifras anteriores. No se me asusten, no les voy a pedir que dejen de tomarse su chuletón de Avila por acordarse del Africa Subsahariana, no. Ustedes tómense su chuletón en paz y de paso,  saquemos adelante un plan bastante poco costoso a la vez que útil  para todos, los hambrientos y los muy saciados. 

   Y como soy de naturaleza machacona vuelvo a la carga con el amigo invisible: véase mi entrada "Las muñecas de Famosa se dirigen al portal" del 23 de noviembre. Visto que no nos libraremos de ello, porque todos tenemos siempre algún pariente o amigo  a quén la idea le parece divertida, pongámosles a prueba: esta Navidad regalemos a nuestros amigos invisibles un donativo en sus nombres destinado a cualquier ONG que se ocupe de la lucha contra el hambre; sugerencias: www.accioncontraelhambre.org, www.plan-international.org, www.caritas.org. Si el receptor del regalo se ofende,  será invisible, pero quizás no tan amigo. Si en todas las reuniones pre-navideñas pusiéramos en marcha esta práctica, acabaríamos con la plaga de velas, perfumadores, pañuelitos y corbatas que van a parar a las basuras y estoy segura que juntaríamos un buen pico que ayudaría a paliar el hambre en algún rincón del planeta, que con los tiempos que atravesamos puede ser incluso a la vuelta de la esquina. 

    Si después de Reyes este año sus parientes, amigos y colegas del trabajo ya no les dirigen la palabra, entonaré el "mea culpa" o mejor, entonaremos, porque no puedo despedirme sin hacer saber al mundo bloguero que esta idea, que la verdad considero bastante brillante, no es mía sino de mi santo esposo. Dicho queda. Buenas noches.

martes, 6 de diciembre de 2011

Discos solicitados

    En la España de "Cuéntame" donde crecí, había siempre una radio sonando de servicio permanente en las casas, a la cual se le hacía más o menos caso según las horas del día. Tal es así, que muchos de nosotros cuales perros de Pavlov aún segregamos jugos gástricos variados cuando oímos por casualidad la sintonía de "Elena Francis" que marcaba la hora de la merienda, o la de "La saga de los Porretas", que era la del desayuno. Yo fui niña de provincias, así que regresaba cada día a comer a casa, y a la hora en la que se recogía la mesa y se metian las cosas en el friegaplatos (puede alguien explicarme el salto cualitativo que dieron los electrodomésticos para pasar de llamarse "friegaplatos" a "lavavajillas"?) sonaban siempre los "Discos solicitados". 

    Los discos solicitados eran siempre los mismos, los solicitantes eran casi siempre novias con novio en Ceuta haciendo la mili o abuelas con nietecitos cumpliendo años. Raramente se dedicaba un disco a un padre o un hermano y escasas veces a las madres, que para eso tenían ya el día de la madre que, para colmo, era festivo y no se  emitían los "Discos solicitados". Los destinatarios tenían un alto porcentaje de probabilidades de oir la dedicatoria, porque como ya he dicho, todo el mundo oía la radio a todas horas. 

   De todas las melodías escuchadas aquellos años, dedicadas amorosamente por los españolitos de los setenta a su seres queridos, dos se me han quedado grabadas a sangre y  fuego y gracias a Youtube hasta se las puedo pasar aquí  para que las descubran los que me leen y son mucho más jóvenes que una servidora (existen?) y para que recuerden los de mi quinta. Aquí va la ganadora:



    Algún día la historia pondrá a Juanito Valderrama en el sitio que se merece. Y la segunda por orden de frecuencia, era este temazo de Perlita de Huelva, que a pesar de su nombre no viene del Parque Jurásico, porque sigue viva y coleando. Además, la canción   era parte de una campaña  de sensibilización de la Dirección General de Tráfico hacia los peligros de la carretera que, sorprendentemente, aunque viajábamos de ocho en ocho en un seiscientos, sin cinturon de seguridad y con la espalda de tu hermano pequeño como airbag, eran menos mortíferas que en los años que siguieron. Aquí la tienen:



    Lo que nunca entedí fue para qué las abnegadas abuelas dedicaban una canción para camioneros a sus nietecitos que cumplían seis años...Aquello me hacía sospechar un tanto de la veracidad de las dedicatorias, pero ya se sabe que en aquella España éramos todos tan ingenuos como para no descubrir que Elena Francis era un hombre.

   Se me ha ocurrido toda esta astracanada, porque aquello de los discos solicitados era una bonita forma de acordarse de los amigos y de las personas queridas. "Se puede hacer lo mismo en Facebook" oigo que me soplan...no es lo mismo, porque hay soporte visual por medio, es mucho más  concreto y de paso siempre hay veinte prójimos que lo marcan como "me gusta" o "comparten" o se lo mandan a otros veinte, o todas esas cosas que hacemos los que frecuentamos las redes sociales y me incluyo por la parte que me toca. Así que como no puedo dedicar un disco en la radio y dejar que la imaginación eche a volar, y quebrarme la cabeza pensando si el destinatario lo habrá oído o no, voy a usar mis poderes de bloguera para dedicarle un disco a una amiga que lo está pasando mal, o mejor dos discos, uno que le dedico yo:



   Y otro que es el que a ella le gusta escuchar: 



    Animo querida mía!

sábado, 3 de diciembre de 2011

Dios salve (sólo) al Rey

    A pesar de ser republicana no puedo evitar estos días sentir cierta compasión e incluso pena por nuestro Juan Carlos I, ese hombre al que meten en un quirófano cada tres meses y que, a la edad en la que se disfruta de los nietos y se pasa uno las tardes echando la partida con los colegas, le toca lidiar con la prensa y con la opinión pública mosqueada,  y todo provocado en buena parte por los miembros de su propia familia. 

   Yo debo corresponder al estereotipo de esos españoles que los sondeos de opinión llaman "juancarlistas" pues en pleno siglo XXI no le encuentro a la monarquía más mérito que el decorativo, si es que decorar puede considerarse un mérito. Ahora bien,  le reconozco a este hombre ciertas cualidades que nos han sido útiles en un periodo crucial de la historia de nuestro país, pero que llegado el momento en  que nos falte, su trabajo bien puede desempeñarlo  un presidente de república.    Para comprender al personaje y su contexto, recomiendo vivamente la lectura de dos libros de Paul Preston: "Franco" y "Juan Carlos. El rey de un pueblo". Son aparte de magníficos libros de historia, grandes retratos de la sociedad española de la primera mitad del siglo XX. 

   Juan Carlos llegó a una España que no conocía porque ni siquiera había nacido en ella y durante su infancia fue una marioneta de cuyos hilos tiraban por turno el dictador y su propio padre. Por cierto, ojalá Paul Preston se animara a escribir una biografía definitiva sobre Don Juan, donde nos aclare lo que muchos intuimos: que no era el garante de la democracia en España sino un señor al que le gustaba mandar (y mucho) y que le daba rabia que no le dejaran hacerlo en un país donde él consideraba que por derecho histórico le correspondía dar las órdenes. Y menos aún le gustaba que se lo impidiera un señor bajito, anodino, plebeyo y gallego. 

    El niño se hizo grande, y con escasos 37 años, mujer y tres niños pequeños, se puso al frente de un barco bastante a la deriva donde la tripulación hacía chistes sobre su cortedad mental y le llamaba Juan Carlos I el Breve. A una edad en la que los políticos de hoy día apenas son capaces de mandar un twitter o hilar cuatro frases seguidas en una entrevista, él hizo algunas cosillas dignas de interés como legalizar el Partido Comunista en un país donde los muertos de una Guerra Civil aún estaban calientes bajo sus tumbas o terraplenes, poner firme a un ejército acostumbradoa gritar y ordenar sin que les rechistaran, y sacar adelante un ordenamiento jurídico llamado Constitución (que no teníamos) que desde el día en que entró en vigor le convirtió en un mero figurante de la vida pública. Reconozcamosle al ciudadano Borbón las virtudes de la humildad, de mirar por el bien público y de ser moderno y además , parecerlo. 

    Los hijos ya sabemos todos que vienen a este mundo con la finalidad de tenernos en vilo el resto de nuestros días, los de Juan Carlos no son una excepción. Digamos que se han casado "regulín" y que los políticos le dan también algún que otro dolor de cabeza. Uno olía a naftalina y llevaba bolso de Loewe, ella le ha salido respondona y el que parecía el yerno perfecto resulta que, a pesar de que respetemos la presunción de inocencia, tiene trazas de ser un pesetero y un mercachifle. Será que la paga que le da el suegro, o mejor, que le damos todos los españoles le parece  poco. 

   Majestad, yo creo que dada su respetable edad y necesidad de vivir en paz los años que le queden (quiera el destino que sean muchos visto el panorama sucesorio)  debería dar un puñetazo sobre la mesa a la par de una buena colleja al yerno olímpico, al que además yo  castigaría a escribir quinientas veces con letra gótica "la avaricia rompe el saco". Les recordaría a los tres retoños que el día de mañana los Juancarlistas que somos muchos pediremos que se larguen, o que si se quedan, que se ganen la vida como todos. Y que si siguen haciendo de las suyas, los que firmaremos la petición seremos más de los que ellos se esperan. Y ya que les pagamos un sueldo de figurantes, pues que actúen como tales, o que aprendan de sus primos ingleses, que lo de limitarse a pasear lo hacen de miedo; porque los figurantes se pasean, cortan cintas y saludan, no montan chiringuitos para ganar pasta. 

   Y mientras tanto, que Dios le de larga vida sólo al Rey. Feliz Domingo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Más barato que el Prozac

    Mi hija pequeña me recuerda esta mañana que hoy es 1 de diciembre y que aún no hemos comprado el calendario del Adviento, que no es algo que sale en el Canal Disney, sino un invento de países nórdicos donde en cada día del mes de diciembre y hasta el 24, hay una ventanita de la que sale una chocolatina. De repente me da un ataque de pereza infinita y se despierta el oso cavernario que quisiera vivir en mí en estos días del año, en los que a las cuatro de la tarde empieza a caer el sol, por las mañanas nos levantamos a oscuras, el termómetro comienza a bajar hasta cero y te dan ganas de ir por la calle preguntando si alguien nos cortó la luz del día por falta de pago. 

    Es difícil sobrevivir anímicamente a las primeras semanas del mes de diciembre, y que conste que a mi me gusta la Navidad (véase mi entrada del 23 de noviembre) y que no le tengo miedo a la dichosa semana de fiestas que sirve de colofón a los días cortos y tristes. Y que me queda alguna remota esperanza de que me toque la lotería en el único décimo que juego cada año, y que como no me gusta el turrón, no suelo engordar con las fiestas, aunque siempre acabo con acidez de estómago. Pero a pesar de mi optimismo básico y un tanto pueril, yo también necesito algo que me de un subidón para afrontar las noches eternas que duran hasta febrero (no se qué sería de mi si viviera en Suecia) y ya que prefiero el cine a las medicinas, aquí les presento mi píldora mágica, no cuesta nada probarla.



    Sí, sí, no se me echen a reir, la mal llamada en español "Sonrisas y lágrimas", vaya usted a saber por qué. No conozco otra película en la historia del cine americano que me ponga de mejor humor, me deje en paz conmigo misma y me haga cantar por la calle sus canciones. Gran misterio por resolver, sobre todo si se tiene en cuenta que trata la historia de una monja que sale del convento para ser niñera de los siete hijos de un viudo de buen ver y se acaba casando con él. Más simple, el agua del grifo...Ultimamente sólo "Mamma mía" ha conseguido un efecto parecido.

   Pero si no les basta con trailer del principio, prueben con este pasaje, al cual es imposible resistirse, salvo si se está hecho de piedra pómez:



   Aún tienen el cenizo encima? Aquí va otra muestra:



   Y si después de todo ésto aún necesitan una pastillita para levantar el ánimo, pues quizás lo que tengan no sea el mal de los días cortos invernales sino algo más gordo. Lo de esta película merecería ser estudiado en las escuelas de psiquiatría, porque conozco a varias personas sobre las que produce el mismo efecto de optimismo idiota que me produce a mí, y para muestra, vean lo que he encontrado navegando por Youtube:  la banda sonora sirve hasta para organizar un sarao en una estación de tren en Amberes, eso que los anglosajones llaman un "flash mob" (traducción literal: "muchedumbre esporádica o repentina") y que consiste básicamente en que cuatro tíos se ponen a bailar en medio de una calle y los transeúntes o salen corriendo para que no les filmen o se unen a ello.



   Lo dicho, optimismo a buen precio, seguramente, más barato que el Prozac.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Economía para preadolescentes

    Hace exactamente veinte años, Fernando Savater publicó un libro llamado "Etica para Amador", donde intentaba explicarle a sus hijo los nada evidentes conceptos de la filosofía. Con el paso del tiempo el libro va por ni se sabe cuántas ediciones y se ha convertido en un manual de uso corriente en muchas escuelas. En 1997 Tahar Ben Jelloun hizo lo propio con el racismo en "Le racisme expliqué a ma fille", publicado en español como "Papá, qué es el racismo? en el  año 2000. A mi la semana pasada mi hijo, mientras cenábamos me preguntó "mamá, me puedes explicar la crisis de forma breve para que yo entienda qué es lo que está pasando?" y a pesar de mis esfuerzos por ponerle ejemplos sencillos y no mandarle a leerse a Keynes (que es lo que deberían hacer los que nos gobiernan) no se si le aclaré mucho las ideas...y desde luego como tengo ni la labia de Savater ni el talento literario de Ben Jelloun, lo que salió de mi boca no dará lugar a ningún libro memorable.

   La economía consiste básicamente en fabricar, comprar y vender cosas para que el sistema funcione. Entre los muchos ejemplos que se me iban ocurriendo le puse el de la compra de mi reciente y flamante televisión nueva. Me he comprado una tele porque la anterior a pesar de que tiene 12 años y funciona como un reloj, es pequeña y no la veo, y dicho sea de paso, a mis hijos les da vergüenza invitar a sus amigos a ver películas en mi casa desde que algún invitado graciosillo hizo la broma de turno sobre el tamaño de la pantalla, poco más grande que la de un ordenador. Aunque yo soy de natural poco consumista y de cortos reflejos  a la hora de lanzarme a las tiendas, me digo que contribuiremos al aumento del consumo que parece que es lo que hace falta en tiempos de crisis.

   Les ahorro la búsqueda y estudio comparativo del mercado televisero. Elegido el modelo y la tienda, le contamos al vendedor el modelo de DVD que tenemos: "señora demasiado antiguo, no lo van a poder enchufar" (tiene seis años) y ya cuando le decimos que tenemos un vídeo VHS le vemos cara de querer preguntarnos si en casa tenemos luz eléctrica o nos alumbramos con candelabros. Nos vende un montón de cables cuyo precio alcanza practicamente el de un nuevo DVD y se queda tan pancho. El descodificador del cable también ha habido que cambiarlo por viejo :tres años este e ve quela vejez es implacable en el mundo de la TV por cable...Con todo y con eso, este sábado, mi abnegado esposo, que no padece de stress tecnológico como yo, ha pasado todo el día quitando y poniendo clavijas hasta conseguir que la maldita tele funcionara con todos sus apéndices, incluido el VHS. Mejor no contabilizamos lo que hubiéramos tenido que pagar a un obrero especializado por el número de horas empleadas. Mejor no pensamos tampoco en el potosí que nos hemos dejado entre televisión, descodificador nuevo y cables accesorios que al final ni eran ncecesarios; sobre todo si lo comparamos con lo que habrá costado fabricar y ensamblar la tele, de marca coreana (nada) y lo que habrán cobrado los obreros coreanos (aún menos). Mejor no pensamos en el porqué de tener que comprar un descodificador cuando las televisiones ya lo traen incorporado, cosas del capitalismo, se persigna uno y se sigue pagando.

   Siguiente ejemplo, un clásico de estas fechas: el árbol de Navidad, natural o artificial? Mejor uno natural, talado en un bosque cercano que después se deja secar y se acaba tirando o uno artificial, para que no se arranquen árboles de los bosques, pero que está fabricado en China, con obreros que cobran cincuenta céntimos la hora y aspiran todo tipo de gases tóxicos, y que después viene desde Pekín en avión? A ver quién es el guapo que se pronuncia claramente por una u otra opción sin perder las plumas en el intento.

   A veces las preguntas de los hijos nos dejan desarmados. Casi que para entender la crisis, la economía y la locura que nos envuelve en estos meses es más útil leer la "Etica para Amador". Y no salir a comprar más que al supermercado. Feliz semana a todos

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Las muñecas de Famosa se dirigen al portal

   Cuando ustedes lean estas líneas, estaremos exactamente a día D-30 de la Nochebuena. Ajá! ya les oigo, mentes retorcidas, esperando a continuación toda una sarta de improperios contra la Navidad, las compras, las comilonas y los Reyes magos en su modalidad "amigo invisible"...Pues  han pinchado en hueso, porque miren ustedes por dónde, a mi las navidades me gustan, y he llegado a la conclusión de que lo que no me gusta son los parientes, los amigos, los conocidos y colegas laborales que se empeñan en decirme cómo tengo que celebrarlas. 

   Insisto y proclamo, me gusta la Navidad. Y les recuerdo que en el fondo es una fiesta pagana, hábilmente recuperada por los cristianos como tantas otras costumbres (ay! la religión, qué tremenda máquina de reciclaje) celebramos el solsticio de invierno: esto es , que aunque los días sean insoportablemente cortos y haga un frío polar, a partir del 22 de Diciembre la cosa, teóricamente tiene que ir a mejor. El que no se consuela es porque no quiere.

   Y a mi atracción navideña han contribuído en sobremanera mis dos hijos, que tienen un espíritu navideño subido y que en cuanto me descuido me llenan la casa de bolas, colgajos y adornos varios, me meten en el salón un pino de dos metros y cumplen escrupulosamente con todos los ritos de la temporada, excepto con el de la misa del gallo porque dudo que sepan de qué se trata. Y me gustan los polvorones, aunque no el turrón; y los villancicos si los cantan Bing Crosby o Dean Martin, aunque no cuando los dan sin interrupción por megafonía callejera. Creo que "los peces en el río" debería estar en el Top 100 de las canciones de mi vida; y si me dejaran , me pasaría diez veces seguidas el DVD de "Qué bello es vivir" y el de "La gran familia" con atención especial a la escena en la que Chencho se pierde en el mercadillo navideño de la Plaza Mayor y el abuelo Pepe Isbert lo busca desesperadamente. Y me gusta el derroche de luces, comer como un ogro y atragantarme con las uvas el día de Nochevieja. me gusta sobre todo que, como decía mi padre: "siempre que suceda igual, que ocurra lo mismo".

   Lo malo de todo ésto es la presión social: verse con los parientes por obligación, comprar regalos a los cuñados sólo porque toca, pasárselo de miedo por real decreto en soporíferas fiestas y cenas navideñas de trabajo con colegas que en muchos casos ni saludarías por los pasillos y para rematar, hacerte el amigo invisible (pero hay alguien que sepa de dónde nos vino este maldito invento?) con los amigos visibles.

    Prueben a vivir de vez en cuando una Navidad diciendo NO a todo este despropósito y les aseguro que disfrutarán de ella como nunca. Yo disfruto no sólo por decir que no, sino  porque vivo permanentemente retroalimentada  por la nostalgia, y para muestra el vídeo que acompaña, que solo empezar a oirlo me pone ya de buen humor...Y feliz Navidad, para cuando llegue...


domingo, 20 de noviembre de 2011

Mi querida España...

  Yo pensaba quedarme hoy calladita, que en mi caso es un esfuerzo sobrehumano, pero no puedo...Y tampoco se muy bien qué decir, se lo dejo a otros que lo cantaron antes y mejor porque ay! si se calla el cantor...



   Y ella era hija de un diplomático, una expatriada como yo...Cuánto me siento identificada con sus palabras!


viernes, 18 de noviembre de 2011

Habla pueblo, habla

    A mi me gustaría el próximo domingo levantarme tarde, ponerme mis vaqueros, salir a desayunar fuera de casa con un mazo de periódicos aún calentitos, y después de todo eso, ir a votar. Hacer la cola que fuera necesaria y tras  un rato departiendo con los vecinos del barrio, ver como mi papeleta cae en la urna mientras oigo una voz que dice "Concepción Torres, vota". No va a ser así. Soy una expatriada (llamarme emigrante me parece una frivolidad después de lo que escribí en este mismo blog hace cinco días) lo cual me impide desde hace muchos años ver mis papeletas caer dentro de la urna, a lo más que llego es a verlas caer en un buzón. En las dos últimas elecciones, he tenido incluso que manifestar formulario mediante, mi intención de votar, esperar a que me llegaran las papeletas por correo certificado (el carteró llamará dos veces pero nunca cuando una está en casa...) ir a buscar el envío a la oficina de correos con su correspondiente cola, meter las papeletas en los varios sobres y volver a correos con su nueva dosis de cola para enviarlas en el último día posible del plazo por correo certificado a la junta electoral de mi ciudad. 

   No es un esfuerzo sobrehumano, pero bien mirado es mucho más de lo que van a hacer el domingo muchos que tienen la urna a la vuelta de la esquina y ni se van a acercar a ella. Y es mucho menos de los sinsabores que varias generaciones de españoles tuvieron que pasar en otros tiempos pretéritos en los que sólo se votaba en las juntas de vecinos...que además sólo podían reunirse con permiso del gobernador civil. Que tremenda es la desmemoria!

    Yo voté por primera vez en el referéndum sobre la OTAN , así que ya pueden poner las calculadoras en marcha para saber mi edad. Aquel referéndum en el que el partido de la entonces oposición (que nos gobernará probablemente a partir del lunes)   pidió a los ciudadanos abstenerse (?????). Pues allá fui yo con mi papeleta como quien va a una verbena, y así he hecho en todas y cada una de las veces en las que me han llamado a votar desde aquel año 1983; jamás me he abstenido ni he faltado a mis deberes como ciudadana de un país libre, algo que nos parece que viene gratis con la partida de nacimiento pero no, y sino pregunten a algún amigo tunecino, libio, sirio o egipcio, si lo tienen. 

   Ya dije en otra entrada de este blog (""Pompoff y Teddy salen de campaña") que soy una ingenua que cree que cada voto cuenta; y me gustaría contagiar un poco de esta ingenuidad a los parados, a los mileuristas, a los indignados, a los olvidados y a los jovenzuelos, sobre todo a éstos últimos. Porque ésto es lo que tiene hacerse mayor: te puedes largar de casa, comprar provisiones para el botellón sin tener que falsificar el DNI, mandar a la porra los estudios, colocarte por horas en un bar, casarte, divorciarte, abortar, conducir un coche...y tambien ser un ciudadano como todos, con algunas obligaciones, entre ellas la de votar. Así que no se os olvide el domingo, pequeños, aunque os hayáis acostado con el alba y os encontréis en la cola con todas las vecinas pesadas que os preguntan si tenéis novio,-a y por qué año de carrera vais. Aunque llueva. Aunque hayáis quedado con los colegas. Aunque no mole nada como plan. A las urnas ciudadanos, es el último asalto que nos queda. 

   Y de postre,  un vídeo nostálgico para mostrar a las nuevas generaciones de agnósticos en democracia cómo se las apañaba Suarez para mandarnos a todos a la urna, ya ven ustedes que no es un despliegue de mercadotecnia ni de efectos especiales, pero yo aún canturreo esa tonadilla de vez en cuando: algo tendría!


domingo, 13 de noviembre de 2011

Que se queden! Que se queden!

   En todas las campañas electorales hay cuatro o cinco temas candentes de los que encienden los debates: la sanidad, la educación, los impuestos, la seguridad en las calles, los emigrantes. En esta ocasión la fuerza del tornado económico es tal que la gente va a ir a votar (si van) con la única idea de que les quiten el miedo en el cuerpo a no poder pagar la hipoteca, a no quedarse sin trabajo y a que no les bajen más los sueldos. Huelga decir que ni Jesucristo resucitado acometería con éxito esa empresa, así que tengo mis dudas de que los que tenemos en plantilla sean capaces de nada mejor que mantener el barco a flote y dejarse llevar por las olas. 

   Y yo lamento profundamente que entre tanta zozobra no nos acordemos de los emigrantes, grupo damnificado como el que más por esta crisis de mierda y en absoluto culpable de que halla tanto parado, como hay quien aún tiene la osadía de inisinuar.  Lamento que no hablemos de esa gente de procedencia variada que en muchos casos son ya españoles de pasaporte y que por lo tanto, irán a votar si quieren el día 20, aunque visto lo visto no se si les quedarán ganas.  Esa gente que en un pasado reciente y próspero aportaba el 1 % de PIB a la próspera  (se permiten la carcajada nostálgica) economía española; que compraron los pisos madriguera  que los desaforados constructores levantaron por todas las afueras de España y los compraron con unas hipotecas basura que ahora no pueden reembolsarle a la CAM y compañeras de fechorías, mientras sus directivos se dan golpes de pecho y ponen a buen recaudo los millones chorizados en las Islas Cayman. 

    Sí, sí, no miren para otro lado, estoy hablando de esa gente que recoge a nuestros hijos de las guarderías y de las paradas de las rutas escolares, de aquellos que empujan las sillas de nuestros minusválidos, de los que lavan, visten y se ocupan de nuestros enfermos con Alzheimer y de nuestros abuelos con demencia senil. De los que hacen los turnos de noche en los taxis y en los autobuses urbanos, de los que limpian las estaciones de metro y recogen las basuras aunque algunos de ellos sean  fisioterapeutas o maestros. 

    Hablo de los que con sus ahorros han conseguido darles una vida mejor a sus hijos, han repoblado nuestros pueblos abandonados de Aragón o Castilla y con sus envíos de remesas en dólares han conseguido de paso levantar un poco la economía doméstica de muchas familias en Casablanca, en Quito, en Lima o en Bucarest. Ellos, los que murieron junto a los nuestros en los trenes del 11-M o los que se alegraron junto a los nuestros cuando España fue campeona del mundo. Los que nos curan las picaduras de medusas en las playas en verano, porque  los médicos españoles todos quieren ser cardiólogos o cirujanos y en las sustituciones pagan mal; los que limpian el portal de nuestra casa  y vigilan la puerta del Corte Inglés; y ellas, las que con hijos propios a miles de kilómetros fueron durante algunos años las segundas madres de los nuestros. 

   Y ahora que hace esta gente en medio de esta crisis donde muchos han decidido que son ellos los que sobran? Pues algunos, con la casa a medio pagar, una mano delante y otra detrás han decidido emprender el doloroso camino de vuelta sin haber encontrado Eldorado donde parecía que vivían. Y a mí me gustaría convencerles de que aguanten un  poco el chaparrón, y cantarles no "algo se muere en el alma cuando un amigo se va", porque aquí hemos cogido la costumbre de cantárselo a los Papas (que también se han acostumbrado demasiado a visitarnos) pero sí algo más sencillo y de estribillo contundente: que se queden!, que se queden! que se queden!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

De piojos y otras liendres

    Me escribe una amiga por Facebook hace un par de días y me cuenta con desesperación que los piojos de la temporada otoño-invierno han llegado ya a su casa. Contesto prontamente deseándole que la fuerza le acompañe y recomendándole vinagre. Me dice que escriba algo y aquí estoy: me pregunto si  ésto no se estará  convirtiendo en el programa de los discos solicitados de aquellas tardes de los Sesenta cuando Juanito Valderrama era el número uno en todas las emisoras y me digo que cosas peores hay en la vida.

   A lo que íbamos: los piojos. Son una de las siete plagas de Egipto en versión siglo XXI. Aquellas se las mandó Dios al faraon para que dejase que los hebreos se largaran de excursión a la Tierra Prometida (en buena hora) y ésta vaya usted a saber quién la manda, pero no tiene destinatario único: no conoce fronteras, raza, color ni religión, edad ni condición social. Y por lo que veo, últimamente la plaga del piojo no respeta ni el calendario, pues ya no espera a los primeros fríos invernales que nos obligan a ponernos bufanda y gorro para mejor facilidad de los bichejos que así pueden saltar de cabeza en cabeza sin coger mucha carrerilla.

    Marlène Dietrich decía en sus memorias (excelente libro por cierto para conocer mejor a un personaje fascinante y de paso la Alemania de entreguerras) que lo que recordaba con más horror de sus años de cantante para las tropas en guerra no era el frío, ni las bombas, ni el hambre ni las privaciones sino los piojos!!! Piojos de Guerra Mundial aquellos, como los que pensamos nosotros que son los más abundantes, los de basurero, establo o cárcel tercermundista. Pues resulta que no, que ahora no hace falta frecuentar el Cuarto Mundo para que los inquilinos se instalen en nuestras cabezas; y a estos inquilinos no les vale la orden de desahucio exprés que se han inventado en España. 

    La oleada piojosa se ha hecho fuerte con los años y los que antes se marchaban al olor del vinagre, ahora son capaces de resistir a insecticidas de cuarta generación  que nos dejan el cuero cabelludo cayéndose a tiras y a ellos bailando la Macarena en nuestras coronillas. Cada vecino, conocida, suegra y dermatólogo nos da una receta nueva para acabar con los bichitos, pero éstos parecen tener un servicio de inteligencia digno del  KGB para esquivar al enemigo. Cada año se inventa un nuevo producto que va a ser "el definitvo", y que además es hipoalergénico, hiporreactivo, ecológico, natural y yo añadiría que "hipoeficaz"; por no hablar de la sospecha bastante fundada que algunos tenemos de que son las multinacionales farmacéuticas las que esparcen por la atmósfera unas cuantas hembras piojas con premio de natalidad  cada principio de curso. 

   Sigamos creyendo pues en los remedios tradicionales, que al menos son baratitos y no lucran a las empresas sin escrúpulos: lavanda en el abrigo, vinagre al enjuagar el pelo y la funda de la almohada al congelador, y para los muy creyentes quizás un par de Padrenuestros y otro de Avemarías. Y que Dios reparta suerte!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Pompoff y Teddy salen de campaña

   Acabo de volver de la madre patria, el objetivo era inflarme de buñuelos (por ser la época que es) y de marisco, porque he estado dando vueltas por Galicia. Objetivos ambos conseguidos, y con un postre indigesto de propina: empezó la campaña electoral y allí me pilló. 

   El circo de la campaña electoral, que no tiene nada que envidiarle a aquellos circos de nuestra infancia, todos de nombre pretendidamente ruso y plagados de funambulistas contratados en Ciudad Real. Este circo inaugurado el día 1 de noviembre tiene sus fieras que echar a la pista (nos rebajarán las pensiones, la crisis traerá más delincuencia) y los domadores que salen a acallar las fieras; tiene sus equilibristas, que intentan convencernos que bajar los impuestos y recaudar menos traerá más prosperidad para todos...Tiene prestidigitadores que saben como hacer desaparecer los fondos públicos dentro de una chistera y que luego salga un conejo; tiene trapecistas que saben volar por las alturas sin caerse nunca y algunos hasta trabajan sin red. Tiene payasos que salen a entretener al público entre número y número y este circo,  concretamente, no sólo tiene mujer barbuda, sino que tiene dos barbudos, dos, que quieren llevarse el aplauso final. 

   Así que el espectáculo está servido. Pero ojito, no se me tome por una indignada cualquiera, que indignada puedo estar, pero también soy una votante convicta y confesa, suficientemente ingenua para creerme aquello de que cada voto cuenta, y que cada cuatro años, yo con mi papeleta y las de mis conciudadanos podemos mandar a casa al que lo hace mal y darle la oportunidad a otro de que lo haga mejor, o al menos que lo intente. El voto es un arma de destrucción masiva, aunque los que se acampan en las plazas piensen lo contrario y proclamen que los del circo no nos representan. 

   Pues sí, queridos míos, los del circo nos representan, y cada cuatro años insisto, tenemos la oportunidad de darles una colleja, así que no la desaprovechemos. A nuestros mayores les quitaron esa oportunidad durante muchos años y la única opción que tenían era poner 1 X o 2 en la quiniela. Como la versión más cercana de la democracia que teníamos los de mi quinta era elegir al delegado de clase en el cole, y gracias si el candidato no estaba ya preseleccionado por los curas o las monjas de turno. 

   Mañana salen los dos barbudos por la tele a contestarse preguntas el uno al otro que ya han entrenado con sus asesores y que probablemente  reciten de memoria, sin sentido y sin alma ninguna. Yo los voy a ver aunque me aburran, para luego criticarlos y que no me digan que lo hago sin conocimiento de causa porque no vivo en España. De la misma manera que voy a votar,   aunque a los expatriados, el estado español hace lo posible para que se nos pasen las ganas tal es la complicación innecesaria del procedimiento. Y ustedes, estén donde estén y sean indignados, parados, ricos por casa,  constructores arruinados, alegres jubilados o jóvenes con exceso de diplomas, haganme el favor de votar, y después quejarse, pero no a la inversa.

   Y que siga el espectáculo! 

jueves, 27 de octubre de 2011

De película

   Se acerca un puente, buena oportunidad para encerrarse en casa a ver películas, sobre todo si no hay que hacer la ruta de los cementerios (la fecha obliga) o marcharse a alguna casa rural a enfadarse con los amigos de toda la vida. Tercera vía: marcharse a la casa rural con las películas. O salir a pasear bajo la lluvia, pasar por el cementerio y después atiborrarse de buñuelos y huesos de santo, que es lo que toca en estas fechas. 

   Valga esta introducción para dejar claro que hoy estoy poco inspirada, así que voy a utilizar la falta de inspiración como excusa para endilgarles mi lista de diez películas favoritas, esas que veo una vez y otra vez y de las que he conseguido hasta aprenderme los diálogos con el paso de los años. Como esto no es un blog de cine, de paso aprovecho para recomendarles uno que sí lo es, y que lo hace un buen amigo mío que sabe lo que no está escrito del asunto (www.imitationlife.com). Aquí van, sin order de preferencia:

- "La costilla de Adan", de Spencer Tracy y Katherine Hepburn, esa mujer que me hubiera gustado ser de no haber sido yo.
- "Sabrina", versión original con Audrey Hepburn decidiendo si se casa con William Holden o con Humphrey Bogart...vaya dilema!. La versión moderna con Harrison Ford tiene un pase, pero no más.
- "Gigante": no le falta de nada, Elizabet Taylor, Rock Hudson sin salir del armario haciendo de cow-boy, James Dean, petroleros catetos versus ricachones de la Costa Este, Sal Mineo y Dennis Hopper haciendo papelitos secundarios. Valor seguro para una tarde larga porque dura más de tres horas.
- "Eva al desnudo": sólo por ver a Bette Davis soltándole frescas a todo el que se pone a tiro.
- "Imitación a la vida"; la película que da nombre al blog de mi amigo y el melodrama por excelencia, con Sarah Jane, la mala más mala de la historia del Séptimo Arte robándole planos a la mismísima Lana Turner.
- "Con la muerte en los talones": para mí, la mejor del duo Hitchcock-Cary Grant.
- "ET": pequeña concesión al cine moderno, viéndola, fue la única vez en mi vida que sentí ganas de tener una mascota, algo que no me ha vuelto a ocurrir.
- "Con faldas y a lo loco": una imagen vale más que mil palabra en este caso.



-"Casablanca": donde más se bebe y más se fuma en la historia del cine, y con una canción inolvidable.



-"Lo que el viento se llevó": LA PELICULA! He tenido mis dudas sobre qué imagen incluir, porque todas son escenas memorables, pero ésta...no se si se ha conseguido hacer desde entonces algo más espectacular. Y para los iniciados en las salas de cine de antaño: se acuerdan que con esta escena se terminaba la primera parte y se podía ir al bar? A Dios pongo por testigo...



    Me acuso, todas son películas americanas...Si quieren ver alguna española pónganse "El Verdugo" de Berlanga, que aún no han conseguido superarla...Feliz dia de los Santos.

sábado, 22 de octubre de 2011

Que tiren la primera piedra

   Las frases bíblicas son muy útiles, traen moraleja y se recuerdan toda la vida. En estos días en los que la actualidad nos obliga a revisar nuestras conciencias, en los que gracias a unos pistoleros que dicen que van a soltar las pistolas todos los debates son intensos, todas las palabras son medidas y todas las réplicas encendidas, la frase bíblica viene bien para calmar los espíritus en lo que vamos pensando qué es lo que vamos a soltar después. Esta tendría que ser uan entrada seria (dada la actualidad) pero se me vino al pensamiento la historia de la mujer a la que iban a lapidar y Jesucristo soltando  aquello de que "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra" y se me juntaron en la cabeza los crímenes de los pistoleros con los pequeños delitos que cometemos todos cada día...salvando las distancias. Esto es lo que tiene escribir un sábado por la noche, tras una semana de infarto. 

    Así que, que tiren la primera piedra los que sean capaz de ir a buscar el pan y volver a casa sin pellizcarlo. Los que sean capaces de entrar en un Zara un día de diario por la mañana (esto es cuando todos los jerseys están colocados por colores y no hay cola para pagar) y volver a salir sin comprar nada.

   Que tiren la primera piedra los que al volver de las vacaciones en septiembre jamás se apuntaron a una academia de inglés ni a un gimnasio ni hicieron dieta. Si se atreven, de paso que lo proclamen a los cuatro vientos con testigos presenciales. Es imposible: no existe categoría de personas que cumpla con los tres requisitos.

   Sean alabados y arrojen la primera piedra los que en la vida se han saltado un semáforo que cambiaba a rojo en ese mismo momento ni han aparcado nunca en doble fila. Los que nunca han dicho pestes de los vecinos, o del perro de los vecinos. Los que son capaces de comprarse una lavadora y no empezar a usarla hasta que no se han leído todo el manual de instrucciones. Los que son habilidosos como para retirar el celofán de un DVD al primer intento. Los que nunca soñaron tener una casa llena de armarios empotrados para ellos sólos, sin tener que compartirlos con nadie de la familia.

   Y para terminar con la pequeña lista de delitos sin importancia, que tire la primera piedra quien no tenga un amigo liante, de esos que cuando aparecen por la puerta un sábado por la tarde ya se sabe que el fin de semana no tendrá nada que ver con lo que inicialmente se había planeado. O que la tiren aquellos que estén deseando que llegue la Navidad, para hartarse de comidas familiares, de cava del malo y de gastar dinero en comprar cosas inútiles por triplicado.

   Y de paso, que ya no tiren ni una piedra, ni una bala más  los malos de la película que dicen ellos que a partir de ahora van a ser buenos

martes, 18 de octubre de 2011

Uno por uno igual a uno

   En la España en la que yo crecí ser hijo único era una rareza. La mayoría compartíamos los cien metros cuadrados que nuestros padres compraban  con hipotecas al 14%, con tres o cuatro hermanos, un abuelo remanente, una tía soltera que venía (decía ella) a echar una mano y algún que otro pariente de paso. Precisamente lo que más envidiábamos de los hijos únicos era que tenían un cuarto para ellos solos y que no hacían cola en el baño por las mañanas. También nos preguntábamos como pasaban las tardes de domingo sin tener que pelearse con los hermanos por la Nancy o el Exin Castillos.

   Los hijos únicos tenían fama de caprichosos y consentidos, quizás a veces exagerada por todos aquellos que no lo éramos. Sí era cierto que, cuando la economía doméstica lo permitía, eran niños polifacéticos que tocaban el piano, hacían ballet, jugaban al tenis y celebraban fiestas de cumpleaños bastante mejores que la media. También el paso de los Reyes Magos era más generoso.  Quizás la fama de malcriados no fuera cierta en todos los casos, conozco muchos hijos únicos con la cabeza convenientemente colocada sobre los hombros, algo que no hubieran conseguido si sus padres les hubieran consentido tanto como cuenta la leyenda. Pero sí es verdad que no tener que pelearte con los hermanos te priva de un buen entrenamiento para la vida de adulto. 

    Con el tiempo esos hijos únicos se han convertido en padres de familia, a menudo numerosa por reacción a su soledad infantil y son ahora ellos quienes se ocupan de su prole y de sus padres  que se han hecho  viejos,   y  mucho más viejos que lo que a su vez  lo fueron sus padres; y  que sólo tienen en el mundo al heredero universal para que les saque las castañas del fuego. Han pasado de ser hijos únicos a cuidadores también únicos; quizás la Ley de la Dependencia debería haberse acordado un poco más de ellos, y más ahora, cuando gracias a la aldea global los hijos se van a vivir a tres horas de avión, y no a tres manzanas de nuestras casas. 

  El problema es que lo que era una rareza en los años de "Cuéntame" empieza a ser un fenómeno corriente en los años de Facebook: los hijos únicos abundan y mucho, y si nadie lo remedia, serán ellos los que tengan que hacerse cargo de sus ancianos padres que seremos nosotros, que viviremos (esperemos) muchos años en otra ciudad, o incluso en otro país; con unas pensiones que vaya usted a saber quién nos va a pagar y con la ayuda de estos pobres hijos que todos dicen que van a vivir peor que nosotros...da miedo sólo de ponerse a pensar...

   

miércoles, 12 de octubre de 2011

Por ser la Virgen del Pilar

    Y por ser la fiesta nacional, incluso por ser la fiesta de la Hispanidad, aquí les dejo una imagen que me envía una amiga desde Estados Unidos. 



    Una imagen vale más que mil palabras, o eso dicen, porque a mí las palabras siempre me han gustado más que las imágenes, y conseguir que me las guarde, un esfuerzo ímprobo. Así que añado texto aunque sea breve. 

   La Virgen del Pilar no me afecta porque no soy aragonesa, aunque tengo varias amigas Pilares a quienes envío calurosa felicitación por su santo, si es que hay alguien aún que felicite y festeje  los santos. La fiesta nacional sólo relativamente, porque como no vivo en España de todas maneras tengo que ir a trabajar.  La fiesta de la Hispanidad sí, e incluso haría un grupo en facebook (si sirviera para algo) pro fiesta sincronizada de todos los países de habla hispana una vez al año. 

   Resulta que hace hoy 519 años Colón se fue a hacer la compra a las Indias para llenar sus naves de clavo, pimienta y canela, y se topó con América, para su suerte, la de los Reyes Católicos y la de todos los españoles desde entonces. La suerte de los habitantes de América en un principio no fue tanta... véase el chiste.

   Y pasados 519 años América sigue dándonos tesoros, en mi caso concreto dos, que hablan, respiran, comen, duermen, crecen y me enorgullecen. Ya sólo por eso, que viva el descubrimiento!

martes, 11 de octubre de 2011

Angustias vitales

   Y de repente llegó a escena un ex futbolista argentino reciclado en entrenador y psicoanalista (para lo segundo con ser argentino basta) y dijo para justificar los malos resultados de sus jugadores que éstos cuando saltaban al césped del Bernabéu sentían "miedo escénico"; que debe ser algo parecido a la angustia del montón de cuartillas en blanco del escritor, o a la del lienzo en blanco del pintor, o al patio de butacas vacío del actor. O a ese sueño recurrente  que dicen los políticos que tienen antes de un mitin importante en el que se presentan ante miles de personas para hablar y lo hacen como Dios los trajo al mundo...Está visto que las angustias son también clasificables por oficios.

   Yo como soy funcionaria (repita el coro a mis espaldas "los funcionarios, ya se sabe") me pregunto qué tipo de angustia habré desarrollado con el paso de los años. dadas las características de mi oficio me debería preocupar el quedarme sorda pero si eso llegara alguna vez a quitarme el sueño, sería por no poder escuchar música o las voces de mis seres queridos; lo de la profesión ya veríamos cómo arreglarlo.   Así que como alguna preocupación hay que tener me he puesto a pensar y me doy cuenta que en mi vida hay dos angustias recurrentes, que paso a relatar para que aquellos de mis lectores y sin embargo amigos que se interesen por la psicología le encuentren alguna explicación freudiana y, de paso, me la cuenten. 

   La primera es que se acabe el papel higiénico en mi casa, o en casa ajena, por estúpido que parezca. Ya saben, en las casas de los solteros los rollos se compran en paquetes de cuatro, y en las familiares de veinte en veinte rollos, a pesar de lo cual un día se escucha desde el pasillo:
- "se acabooo el papeeel" (con cierto tono de urgencia y a la vez fastidio)
- "Y cómo es posible si hace nada miré yo y quedaban dos rollos" (responde el encargado, -a de la intendencia)
- "pues no se pero siempre me toca a miiiii" añade el damnificado.

   En las casas de la España post Guerra Civil, se troceaba el diario local una vez leído y se le daba un segundo uso en las posaderas, pero para los que hemos crecido con los anuncios del perrito de Scottex eso ya no es ni siquiera un recurso a considerar. Queda la opción Kleenex, que ya se sabe que es culpable de muchos atascos en los inodoros, y como dice Woody Allen: "yo no se si Dios existe, pero si existe seguro que no es capaz de encontrar un fontanero en Manhattan".  Así que yo, cuando voy al supermercado, toque o no toque compro papel higiénico, y cuando voy de fin de semana a ese invento patentado para que te quedes sin amigos que es alquilar una casa rural con los amigos, llevo ración doble para que a nadie le falte. Y si los fabricantes me hicieran caso harían paquetes de cien rollos y los entregarían a domicilio, y no les faltarían clientes.

   La segunda de mis angustias es menos prosaica y parece ser que compratida por muchos de mis amigos: las noches antes de viajar (sobre todo si es por vacaciones) sueño que pierdo el avión por el motivo más absurdo que se pueda imaginar, e incluso que salgo corriendo tras él pretendiendo alcanzarlo. No tiene nada que ver con una fobia a volar, pues cuando era pequeña y las monjas de mi colegio me llevaban de excursión, ya soñaba la noche antes que perdía el autobús. Parece ser una obsesión viajera fácilmente clasificable.

   Lo del papel higiénico, ahora que lo pienso, debe tener alguna explicación más enrevesada, o algún trauma infantil en su origen que se me escapa. Los interesados en la psicología y las ciencias del conocimiento humano pueden contactarme en estas páginas si encontraran explicación, les estaré eternamente agradecida.

jueves, 6 de octubre de 2011

Cayetana o la juventud eterna

    Envejecer es un fastidio y en lo que a mí me incumbre un fastidio triple. En primer lugar porque temo que mi hiperactividad va a refrenarse inevitablemente por falta de energía. En segundo, porque la vejez trae aparejadas una serie de partidas presupuestarias destinadas a fisioterapeutas, medicinas, podólogo  (antes callista)  y ortopedias varias que, francamente, estaría encantada de ahorrarme. Y en tercer lugar porque yo, cuando no tengo que ponerme el traje de luces por motivos laborales me pongo unos vaqueros, y me temo que con el paso de los años los vaqueros van a ser cada vez más convencionales, menos rotos y desgastados, y que llegará un momento en que lo sensato sea incluso dejar de usarlos...Un desastre!

   Me gustaría ser capaz de no resignarme a que todo esto me ocurra y para ello, y salvando las distancias,me he puesto como modelo  a esa mujer llamada Cayetana, de profesión Duquesa de Alba, que ayer sin ir más lejos decidió aplicarse una capa más de juventud casándose con un señor que tiene veinticinco años menos que ella y del que se confiesa estar enamorada. Cayetana ha vivido toda su vida como le ha dado la gana (lo cual siendo  una de las mayores terratenientes de España no debe ser muy complicado) y fiel a este principio se ha casado por tercera vez con quien ha querido y cuando ha querido, aunque previamente y para callar a su prole haya tenido que repartir su herencia que, con esa habilidad testamentaria que tiene la nobleza, se queda de todas formas en sus manos hasta nuevo aviso. 

    Cayetana estuvo a punto de quedarse en una silla de ruedas hace años, y encontró a un médico que la sacó de la silla y de la posición de la Vespa y la puso de nuevo en movimiento; movimiento que abarca tanto el subirse a un camello al lado de las pirámides como marcarse  unas rumbas en el Real de la Feria o seguir a Cayetano por todas las plazas de toros de la Península. Cayetana se viste de mercadillo ibicenco, lleva pulseras en los tobillos, biquini en la playa, va al cine al menos tres veces por semana, se tiñe el pelo de rubio platino y es todo un muestrario del colorido de la naturaleza entre vestido calzado y peinado...Y encima es feliz!!!!

   Y probablemente se sentía sola, porque la soledad viene de la mano con la vejez, y para ello ha encontrado remedio, y no está dispuesta a que un "quítame hayá esas fincas" le estropee la fiesta. Cayetana se encontró con un antiguo conocido, del que sabemos que es funcionario de un ministerio y poco más, se enamoró como la chiquilla que se empeña en no dejar de ser y se ha casado más cerca de los noventa que de los ochenta  en olor de multitudes y en presencia de una intimidad formada por algunos de sus hijos, sus ex-nueras, sus amigos, su médico y sus toreros favoritos. La gente le gritó guapa cuando salió a saludar tras la ceremonia y ella se arrancó  por soleares a la puerta del palacio para agradecer la presencia del coro popular. 

   Del novio sabemos poco, pero este verano concedió  una entrevista al diario El Mundo y cuando le preguntaron qué le atraía de ella dijo: "es la pera", que llegados los 85 años es un piropo mayor  y más interesante que "guapa" seamos claros . Ya me gustaría a mi, primero llegar a los 85 incluso con las piernas torcidas y sobre todo, que a esas alturas  me digan que soy la pera.

   

martes, 4 de octubre de 2011

La biblia en verso


   A veces olvidamos que en nuestra cultura la palabra escrita tiene mucha importancia, y que la mayoría de las leyes y códigos por los que se rige nuestra sociedad están recogidos en algún tipo de texto impreso, desde donde pueden perdurar por los siglos de los siglos. Por eso, los libros son instrumentos peligrosos y quienes andamos permanentemente rebuscando entre ellos, gente sospechosa. 

   Y la madre de todos los libros de la religión cristiana es la Biblia, esa gran desconocida y no por ello menos manoseada, que nos ha dejado para la posteridad algunas perlas con las que vivimos desde hace siglos sin que hayan perdido ningún sentido. 

   Empecemos con el Génesis. Recuerden, Adan y Eva en el paraíso comiéndose la manzana que no debían y como consecuencia "ganarás el pan con el sudor de tu frente": sólo unos pocos se ganan el pan con el sudor de la frente de las demás, el resto hacemos bueno el dicho. Y pocas líneas más abajo, díjole Dios a Eva: "multiplicaré los trabajos con tus preñeces, parirás con dolor a tus hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará"...Veiuntiún siglos de dominación machista ya anunciados en la Biblia y solo desmentidos en parte por los esfuerzos de muchas mujeres y la ayuda de la peridural!

   El Génesis es literatura no apta para cardiacos, y no lo son menos el resto de los libros del Antiguo Testamento; como el Exodo, del cual  nos han quedado los diez mandamientos que Dios le entregaba a Charlton Heston (o era a Moisés?) de los cuales han salido algunas frases memorables como "no desearás la mujer de tu prójimo", que en la época de la igualdad de género debería reescribirse con un apéndice  "no desearás el hombre de tu prójima", porque los tiempos han cambiado y nos demuestran que lo de robarle la pareja al colega, funciona sea del género que sea.   Si se quiere rematar la sesión de lecturas con emociones fuertes y lenguaje explícito les recomiendo el Levítico, que yo leía a los quince años a falta de las obras del Marqués de Sade que no estaban en aquel entonces ni traducidas al castellano: "cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo" (Levítico 15, 2)...Y esto es sólo el principio del párrafo...

   Repasando el Nuevo Testamento, se nos aparecen frases que utilizamos cada día y que no pierden ni intensidad ni razón de ser: "no sólo de pan vive el hombre"; otras menos acertadas: "bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra" (sobre todo si los mansos son los indios del Amazonas...) y otras universales: "y si alguno te abofetea en la mejilla derecha, muéstrale también la otra", Gandhi y Mandela, por poner dos ejemplos cercanos pusieron en práctica el dicho. Y por encima de todas "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", qué gran verdad ésta!

   Y luego hay algunas que no han pasado a ninguna posteridad, no forman parte de ningún cántico de los de la JMJ y no las publican en los carteles de la Semana Santa, pero cuánto bien le haría a la humanidad ponerlas en práctica de vez en cuando: una es la ya típica y tópica "amarás al prójimo como a tí mismo" (los psicoanalistas le han dado  la vuelta y aconsejan amarse sobre todo a uno mismo) y a ésta la complementa otra que no tiene desperdicio: "si peca tu hermano contra tí corrígele, y si se arrepiente, perdónale". Nos hubiéramos ahorrado una par de guerras mundiales, varias civiles y no menos intifadas, pero ya se sabe, la gente no hace caso de lo que ponen los libros...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Torturas consentidas

  Hoy ha tocado mamografía, como religiosamente toca una vez al año para seguir las consignas de los sabios doctores, porque por gusto no hay quién se someta a ello. Cuando iba esta tarde camino del hospital pensaba que si me topara con Gurb, el marciano de la novela de Eduardo Mendoza, y le tuviera que explicar lo que me iban a hacer sería breve la descripción: vas a un hospital con el corazón en un puño donde unas amables enfermeras te agrarran tu delantera y la pillan entre dos cristales para radiografiarla dejándola del grosor de un sandwich de jamón y queso (sin lechuga ni tomate) y después una no menos amable senóloga te hace una ecografía de las mismas en la que cada vez que le dan a la lente de aumento para ver más con más detalle, a tí se te acelera el pulso pensando que ya encontraron algo; hasta que la señora te dice que todo en orden y sales corriendo de allí hasta el año que viene. Y ésta es una tortura autorizada, dentro del catálogo de torturas varias a las que, a saber por qué, nos sometemos las mujeres. 

   Hay otra entre las autorizadas, que yo no  he padecido pero que por lo que me han relatado mis amigas que sí, me basta para incluirla en el catálogo de los horrores. Atiende por el bonito nombre de "sacaleches", se supone que es una liberación para las madres lactantes pero parece que a la hora de la verdad y dada la mecánica del procedimiento, debería  estar prohibida por algún convenio de protección de los Derechos Humanos. 

   Pero las torturas no sólo son autorizadas, sino que también pueden se consentidas, y entre estas últimas no se me ocurre otra mejor ni más a propósito que la depilación, que aparece mencionada ya en La Celestina y que desde entonces (y han pasado siete siglos) sigue preocupando a media humanidad, porque ahora también los hombres se han apuntado a ello. 

   Mi primer contacto con la cera con propósitos arrancadores fue en una de aquellas tardes de peluquería de mi infancia (véase entrada de "La peluterapia") al ver como se la aplicaban en las cejas a una señora que se dejaba hacer sin más...Yo que ya tenía problemas para despegarme una tirita de una herida me hice cargo rápidamente de la que se me venía encima. La cera se volvió antigua, engorrosa y poco eficaz cuando apareció la maquinita de nombre "Epilady" y todas sus primas hermanas de nombres y apellidos semejantes. Este aparatejo nos prometió mejores resultados, menos quemaduras y mayor facilidad de empleo, a cambio de no acabar de forma radical con los dichosos pelos, que a los pocos días asomaban de nuevo como si tal cosa. Juraría que el invento vino directamente de los sótanos donde Pinochet y los suyos actuaban impunemente.

    Y así, con los avances de la ciencia hemos llegado al Santo Grial del láser, que sí promete resultados eternos, lo cual está por ver, a cambio de un sablazo monumental en Euros y varios sablazos por minuto y centímetro cuadrado de piel; que terminada la sesión parece una parcela arrasada por una erupción volcánica. Insisto y repito porque me parece digno de mencionarse: a ésto último los hombres también se apuntan, en un bonito gesto de solidaridad de género o para ver si es verdad el dicho de que para presumir hay que sufrir. 

   Sin entrar en descripciones de otras peritas en dulce como las limpiezas de cutis abrasivas, las operaciones de cirujía estética, las visitas al podólogo (antes callista) , el yoga a 45° de temperatura, el Pilates, y ciertas sesiones de gimnasia destinadas a fortalecer vaya usted a saber qué músculos, podemos concluir que el ser humano en general y el ser femenino en particular, está dispuestos a tolerar mucha tortura...y además consentida y de pago. Buenas noches.