lunes, 30 de julio de 2012

Tregua olímpica

Sí, sí, yo también estuve hasta las dos de la mañana viendo desfilar atletas, como hago cada cuatro años, soy fiel a esta ceremonia como otros son fieles al festival de Eurovisión. Y lo vi todo: a 007 de paseo con la reina Isabel, a Mary Poppins multiplicada y cayendo del cielo, por cierto, no podría caer una del cielo sobre mi hogar para cuando empiece el curso? Vi a Mr Bean haciendo el canelo como sabe a la vez que recordaba que a mis correrías matutinas por mi playa andaluza le falta  la banda sonora de "Carros de fuego" que tengo que meterle a mi iPod en cuanto que vuelva a casa.

    Vi a Pau Gasol llevando la bandera como el palo de ídem que es él mismo, y la verdad, en contra de quienes se han metido con los uniformes del equipo español tengo que decir que para habernos salido gratis no estaban tan mal, habrà que ver lo que ha cobrado Stella Mc Cartney por vestir a los britànicos de ejército de Playmobil o Ralph Lauren por hacer desfilar a los atletas USA disfrazados de soldaditos de Pavía...Como siempre, nadie igualó en elegancia a los italianos ni en autenticidad  a las miles de islas del Pacífico. Y de postre un nuevo dato: los países que desfilaron fueron 202, teniendo en cuenta que hay quien no participa, aquello que estudié hace años de que el mindo lo constituyen 189 países se ha quedado muy atràs!

    Y para terminar la reflexión del día: en la antigua Grecia, los juegos se celebraban durante una tregua, que se producía con tan fausto motivo;seremos capaces los humanos de respetarla en este caso? Parece que el tirano sirio no, parece que los mercados  y los políticos tampoco...seremos capaces de darnos uan tregua a nosotros mismos con la excusa tonta de la olimpiada? Encontraremos la paz con nuestro cuerpo y nuestra alma? No estaría mal ejercitarse en ello, ya que otros no los respetan. Un poquito de tregua para todos, por favor!

domingo, 22 de julio de 2012

Andreíta cómete tus palabras

Cada verano tiene sus andreítas, la de hace unos años era aquella que no se quería comer el pollo, y la de este verano no se quiere comer sus palabras,soeces, inoportunas y pronunciadas donde no debía. Aquella era hija de un torero y de una princesa de la televisión, con mucha silicona en el cuerpo y bastante serrín en el cerebro. La de ahora es hija de un señor que construye aeropuertos donde no vuelan los aviones y los adorna con estatuas de su craneo tamaño edificio de tres pisos, de su madre no tengo noticias. Andreíta Janeiro era una chiquilla que, como tantos otros no quería acabarse lo que tenía en el plato, nuestra Andrea de este año es una señora diputada del congreso, que en pleno fragor de la batalla de los recortes, con un país comido por las deudas y cinco millones de desempleados a quienes se les va a recortar aún màs la miseria en la que viven va y grita: "que se j....". Y sale del asunto con un leve tirón de orejas de los chicos de su pandilla y otro un poco màs fuerte del presidente del congreso, que también es de su pandilla. Esta, de pequeña debía ser de las que las armaba pardas y luego la gorda les caía a sus hermanos. Al país y a la prensa los ha pillado con otras historias màs jugosas de las que hablar, y a mí, como bien saben ustedes, me ha pillado de vacaciones, sin wi-fi en casa y con un teclado tàctil que me da dolores de cabeza, que si no, le iba a dedicar bastante más que estas miserables líneas y bastantes improperios màs de los que soy capaz de escribir desde mi iPad. Andrea, cielo, dimite, cómete tus palabras, y si no puedes ni quieres, anda y que te "f...." un pez! Feliz domingo a todos, no se dejen comer la moral por los mercados, bastante tenemos ya con que nos coman en los bolsillos...

domingo, 15 de julio de 2012

La antesala de los buenos propósitos

Eso es lo que es el verano:el prólogo de los buenos propósitos a poner en marcha en septiembre. En esas estoy yo en esta mañana de domingo mientras me zampo una tostada con aceite en el bar con wi-fi en el que les escribo, después de haber corrido tres cuartos de hora por la playa, para bajar los miles de churros que me comido ya en apenas una semana de vacaciones: quizás la gula sea mi pecado capital a desterrar en septiembre... Qué hacer de bueno en septiembre? Dejar de fumar (no fumo), hacer yoga para relajarme (soy imposible, si voy a hacer yoga quizàs tengan que darle un Lexatín a mi maestro);llevarme bien con mi jefe (ya lo hago), pasar más tiempo con mis hijos (querràn ellos pasar más tiempo conmigo?), comer un poco menos (factible), aprender a usar como Dios manda mi iPad, ser una esposa entrañable y amorosa (me llevará su tiempo pero puedo intentarlo) y sobre todo ser feliz, que parece que no, pero es complicado y cuesta su trabajo. Es más, ser feliz, o por lo menos intentarlo es como una oposición a notarías: te pasas años estudiando, se te cae el pelo, te aumentan las dioptrias, te abandona tu novia, pero la recompensa es para siempre. O quizás el buen propósito sería dejar de escribir este blog, si es que mis amables lectores así me lo piden, les dejo el verano para que se lo piensen, visto que con este teclado táctil y la pereza veraniega, mis escritos dejan mucho que desear. Feliz domingo a todos!

miércoles, 11 de julio de 2012

Elogio de la pereza

Muy buenas, ya dije que me conectaría, aunque no saben ustedes lo que me cuesta...con este teclado táctil que Dios me ha dado en forma de iPad, y con esta pereza veraniega encima...Ay la pereza! Ya les dije que venía dispuesta a ejercitarla, porque es lo que toca en verano y porque la pereza es un pecado simpático:bien pensado, todos los pecados capitales lo son. La pereza que me evita cada día ver la tele por donde sale Mariano anunciando qué trozo de la merienda nos va a quitar, la pereza que me quita de atiborrarme de periódicos para poder leer joyas como "la civilización del espectáculo" de Vargas Llosa, que estoy a punto de terminar y que les recomiendo;la pereza que me hace atizarles a los míos unos macarrones con tomate versión simple (sin gratinar y con tomate de bote), la pereza que me deja pasmada frente al mar sin hacer nada y sin pensar en nada (no me ocurre a menudo); la pereza de lavarme el pelo , de ir a por el pan (que viva el pan Bimbo), de llamar por teléfono, de barrer la terraza, de vestirme y de ponerme otra cosa que no sean mis alpargatas que fueron blancas el primer día y ahora ya ni se sabe... Supongo que no hace falta que siga describiendo cual es mi estado actual: perezosa y vacacional, no me pidan muchos argumentos, este teclado táctil me està mareando y temo comenzar a escribir bobadas de relleno. Y les iba a poner una foto de lo que veo por la ventana de este bar con wi-fi donde me encuentro, para que comprendan que mi pereza es absolutamente justificable, pero como soy una cateta informática y además me da pereza consultar las instrucciones on line del cacharro, pues les dejo que se lo imaginen, que es un ejercicio muy sano...casi tanto como el de practicar la pereza! hasta otro día, les deseo que descansen tanto como yo.

miércoles, 4 de julio de 2012

Playa o montaña?

    Esta mañana mientras desayunaba oía en la radio que el mes de junio se ha saldado por estas latitudes que habito con veintiún días de lluvia...Los de aquí siempre nos dicen cuando nos quejamos del clima que ésto es lo normal (de aquí) aunque la radio mañanera indicaba que esta vez sobrepasábamos la normalidad y que, como conclusión, el verano aún no ha llegado (aquí) y  que unos cuantos nos tendremos que ir a buscarlo (allí). 

    Pasada ya la borrachera de las alegrías futbolísticas, me marcho a España a contribuir con mis modestos ingresos a que aumente el PIB, y con muchos temores de lo que me voy a encontrar en una playa andaluza que frecuento desde hace veinticinco años y de la cual he conocido tiempos mejores. Ojo al dato: 1.300.000 parados en Andalucía según la última Encuesta de Población Activa, lo que significa el 33% de la población; población que, según lo que he leído esta mañana  en la prensa nacional, está dispuesta a donar un riñón a cambio de un puesto de trabajo (tal como se lo cuento). 

    En esta mi playa andaluza, viven del turismo interior, ese que este año no va a tener que elegir entre playa o montaña, porque no va a ir a ningún lado. Según las crueles estadísticas del Instituo Nacional del ramo, una de cada tres familias españolas se quedará este verano disfrutando del balcón de su casa, porque lo más lejos que van a llegar es a la terraza del bar de enfrente. 

    Así que me siento una vez más una privilegiada (se ruega al coro que cante  "gracias a la vida", versión Mercedes Sosa) porque tengo un trabajo del cual me quejo, como todos, y tengo vacaciones para olvidarme de él. Y ese trabajo me deja un remanente suficiente para marcharme de vacaciones, y volver para empezar a quejarme otra vez. Toda esta concatenación de elementos no es fácil de conseguir en estos tiempos, así que, lo menos que puedo hacer es ir allí, donde la cosa está tan achuchada a gastarme el dinero que gano aquí, donde la cosa está boyante pero llueve. Por si no lo hubiera explicado bastantes veces les vuelvo a remitir a mi entrada del 26 de junio: "los países simpáticos". 

Y que conste que yo soy de natural austera y que mis planes no incluyen grandes gastos, a saber: volver a correr tras dos meses lesionada y quitarme la lorza en la cintura que esta inactividad y mi glotonería congénita me han traído. Leerme los libros que me he descargado (gratis) en mi iPad. Montar en bici y jugar en la playa con mis chiquillos porque lo mismo el verano que viene dejan de serlo y comprar mi pescado por la mañana en el mercado y meterlo en el horno a mediodía. Y hartarme de churros, que a un euro la docena antes añadirán centímetros a mi cintura que agujeros a mi presupuesto. 

    Me queda el dilema de si conectarme o no, pues ya he pregonado muchas veces las virtudes de un buen pantallazo negro a Internet durante unos días. Pero resulta que me he comprado un iPad (lo he dicho ya alguna vez?) y casi que me siento obligada a mandar alguna que otra crónica por mínima que sea, porque además, las tardes playeras cunden mucho en frases, dichos, historias y estampas populares. Haré lo que pueda, aunque advierto al respetable público que yo por la  Wi-Fi solo pago en mi casa, así que la frecuencia de mis conexiones dependerá de la generosidad de las redes ajenas. Y otro aviso más: la pereza es un pecado capital que sólo practico en verano y al borde del mar, así que no me esperen cada tres días como hasta ahora y permítanme que con este ladrillo que les estoy propinando compense las siguientes entradas que serán bastante telegráficas. 

    Felices vacaciones a quienes puedan tenerlas, y que disfrutemos todos un verano cálido y no tórrido, sereno y no sobresaltado, sin huelgas de Iberia y sin bronca política, sin subidas de primas y demás familia y sin mercados que nos amarguen; en el fondo a todos nos viene muy bien un poco de aburrimiento placentero. Les dejo con la canción del verano (no podría ser de otra forma) que aún ninguna otra ha conseguido igualar, aunque el "Aserejé" le pasó muy cerquita, lo reconozco...



lunes, 2 de julio de 2012

Ayer tuve un sueño

    Ayer tuve un sueño, modesto el mío en comparación con aquel que dijo "I had a dream last night" y puso a toda USA boca abajo. Soñé que toda España se vestía de rojo, que de todos los balcones colgaban banderas y que era un día de fiesta nacional. Que las calles se llenaban de gente con cuerpo jotero y ganas de baile, que nadie se peleaba ese día con los niños, ni con el vecino, ni con la policía municipal. 

    Soñé que los bares se hartaron de poner cañas y que cerraron la noche con un buen remanente para compensar lo que no despachan durante la semana, que las terrazas se llenaban de familias enteras que saltaban y gritaban con cada gol, que abuelas y comadres sin idea alguna de lo que es un fuera de juego opinaban como si les fuera la vida en ello. Soñé que nos daba igual la prima de riesgo, que mandábamos a paseo la declaración de la renta y que nos acostábamos a las mil y monas sin voz y pensando que al día siguiente iríamos todos a trabajar con una buena resaca. E incluso soñé que los que no tenían que ir al trabajo al día siguiente porque no tienen dónde los pobres, estaban igual de alegres que los demás y por un día se olvidaban de su triste condición. 

    Soñé que por una vez nos salieron bien las cosas, que dos países simpáticos (véase mi entrada del 26 de junio) se tenían que pelear por un balón, porque sólo gana uno; pero que días antes ambos  le habían metido juntos un gol a los países antipáticos, donde las finanzas están saneadas, los bancos no tiene agujeros, la población es responsable y adicta al Prozac, llueve mucho  y no juegan bien al fútbol; insisto: no se puede tener todo en esta vida!

    Soñé que unos cuantos soplagaitas periodistas y opinadores gratuitos de blogs y foros varios, tenían que callarse y admitir que el señor Marqués además de ser noble de título (y probablemente de corazón) también sabe mucho de fútbol y de cómo conseguir que una panda de chavales millonarios, con el ego sobredimensionado y poco acostumbrados a recibir órdenes, jueguen juntos, lo hagan bien y besen el suelo por dónde pisa el míster, sin rechistar ni poner en tela de juicio ninguna de sus consignas. Que tomen nota los responsables de recursos humanos y demás cargos inútiles que se inventan administraciones y empresas, este señor de aspecto soso, bigote pasado de moda y modales exquisitos es el ejemplo a seguir.

    Soñé que en una ciudad del norte de Europa, en una casa de un bario residencial cualquiera, veintiún seres humanos, repartidos en once adultos, nueve niños y un bebé, se inflaron a comer pizza ( falta del chorizo patrio) a beber cerveza, a pegar gritos,  a abrazarse unos a otros y a envolverse todos en una bandera gigante de varios metros; y al día siguiente todos a trabajar, y al cole, que en estas latitudes aún no se ha acabado... se planteará la FIFA de una maldita vez poner las finales en sábado? Uno de esos veintiún elementos era yo, acompañada de parte de los mejores amigos que he tenido nunca.

   Soñaba yo todo eso y de repente me di cuenta que estaba pasando de verdad. Los sueños a veces se hacen realidad, pocas veces, quizás las justas. Y esta mañana, madrugón, aspirina y con un buen dolor de cabeza y el estómago en erupción,  a trabajar. Y los niños al colegio. Y la vida sigue y nos trae de vez en cuando un buen rato para recordar, el de ayer fue uno de ellos, habrá que apuntarlo.