martes, 30 de enero de 2018

Paisaje con abuelo y nieta (La chica de ayer, 13)

    El abuelo y la nieta pasean por un alcornocal en esa época del año en la que, a pesar del fresco de la mañana,  se adivina la primavera abriéndose paso entre los matorrales de jara y escoba. El abuelo grande, enjuto, siempre vestido de gris y con sombrero, golpea los alcornoques con su bastón y se queda muy cerca escuchando el golpe: este está listo, este otro no, aún no parece que el corcho se haya despegado; la nieta, con anorak dos tallas más grande y botas de agua, escucha atenta e intenta aprender a diferenciar los árboles con el corcho a punto de los que no lo están.
- Abuelo, este corcho podemos arrancarlo?
- Ni se te ocurra, ya vienen unos señores en verano que saben cómo hacerlo, llevamos nueve años esperando. 
   El abuelo sabe que este año vendrán los portugueses, corcheros avezados a sacar las "corchas" que así las llaman ellos,  y como sólo ellos saben hacerlo: de madrugada, con paciencia, primorosamente; y la nieta se pregunta qué tendrá de particular esa corteza que el abuelo lleva esperando tantos años... Tantos como los que ella tiene. 

    Pasa un rebaño de ovejas, todas juntas y apretadas, todas balando a un tiempo, alguna que otra protegiendo a un corderillo temprano. El abuelo las mira  sin mirarlas, y habla con los pastores, que le cuentan las últimas novedades y hablan de un lobo. Un lobo? sí, uno de verdad, piensa la nieta mientras corretea intentando pillar a uno de los corderillos. Un lobo de verdad con todos sus dientes, que pasea por este mismo campo, y viene a comerse estas ovejas que ahora ella está alborotando hasta que uno de los pastores, y el  abuelo, le dicen que pare. Un lobo que será el descendiente de ese otro cuya cabeza adorna el comedor, y que el propio abuelo mató de un tiro y que viene a comerse sus ovejas para vengarse, todo encaja. 

-Abuelo, todas estas ovejas son tuyas?
- hasta que las venda, sí
- Y cuántas tienes? Las has contado?
- Claro que no, las cuentan los pastores y supongo que no me engañan" dice el abuelo guiñando un ojo a uno de ellos. 
   Guiña el ojo a esos pastores, algunos de ellos hijos de los pastores que ya cuidaban las ovejas de su padre, y las del padre de su padre. A éstos de ahora, el abuelo los ha sacado de los chozos donde vivían con sus familias, y les ha hecho unas casitas mínimas, apenas con un tabique divisorio y sobre todo, con agua corriente y luz. El abuelo es ingeniero agrónomo además de ser el dueño de las ovejas, sabe que el campo es tanto o más de quien lo cuida y lo cultiva que de quien lo posee realmente. 

   De vuelta a casa, acercándose la hora de dar buena cuenta de los huevos con migas que prepara Juliana, la niña ve pasar un inmenso toro charolés con todos sus atributos en escorzo. 
-Abuelo, ese toro es macho o macha?
- ríe ahora el abuelo a carcajadas como no lo hace casi nunca y dice:
- macho...Y mucho!
- pero si lleva todo colgando como las vacas!...
- pues mira sí, lo lleva todo colgando, pero ese todo, es de toro y no de vaca, que se dice así; el toro es macho, y la vaca es hembra, no "macha"
- Y entonces? 
- Entonces que te lo expliquen tus padres, y vamos que se nos enfriarán las migas. 

    El abuelo ríe por dentro pensando que esa nieta suya, preguntona, testaruda y que no para quieta, va a llegar lejos en un mundo en el que no cree, que es el de las mujeres que llegan lejos, porque para eso nació en el siglo XIX. La nieta piensa que su abuelo es el tipo más listo, más alto y con mejor puntería que nunca ha conocido, que por algo será puesto que mató un lobo. Lo del toro no le ha quedado muy claro, pero va a comer huevos fritos con migas y apenas se sienta en la mesa ya se le ha olvidado qué era lo que le tenía que preguntar a sus padres.
   

viernes, 26 de enero de 2018

Intermedio musical

    Hoy he tenido una mañana dura, y el día aún no ha terminado, así que antes de que me ocurran otro par de cosas no esperadas ni deseables (cuando el día sale mal, sale mal)  he decidido largarles una entrada musical, como las que hice en otro tiempo, pero no se alarmen, no se va a convertir en costumbre. 

    Empezar el día con un análisis de sangre no preludia nada bueno:  otra cosa más que agradecerle a esa edad maravillosa que dicen algunas de mis amigas que tenemos. Añádase a ello que también había que hacer pis en el botecito y que no lo recordaba ni me había preparado para ello. Resultado? Bote sólo medio lleno después de un té, seis vasos de agua y el apuro de llegar tarde a trabajar porque claro, todo ese líquido no salió inmediatamente después de beberlo y claro, después ha estado pidiendo salir toda la mañana. La tarjeta del metro que se estropeó sin motivo aparente, asistir a un apasionante debate sobre la clasificación arancelaria de los pañales para animales y las operadoras telefónicas de la secta Apple (verdaderamente para ser una secta de alto standing podrían atender más rápido) han hecho que a las tres de la tarde mi cuerpo pidiera a gritos que este día se terminara ya. Ni caso. 

    Así que he elegido unos vídeos musicales para hoy, porque no quiero dejarles desatendidos, pero no tengo la cabeza para costrucciones sintácticas:



   Pues si, tengo confianza en mí, aunque hay mañanas que, según empiezan y preludian lo que puede ser el día, más bien requieren otro tipo de banda sonora: 


    Es más, les confieso que ésta última también  se la he mandado a mi hijo, que atraviesa estos días las procelosas aguas de los exámenes. Las madres somos unas pelmas dando consejos así que yo, para ser innovadoramente pelma, se los mando musicales, y  miren qué cosas descubro y le he enviado vía Whatsapp;   ahora me pregunto cómo hablábamos nosotros con nuestros padres en los tiempos  a.W (antes de Whatsapp).


    No hay imagen más poderosa para motivar y motivarse, ni canción que refleje mejor las ganas de pelea que Rocky trotando por las calles de Filadelfia. Espero que le sirva. Yo esta mañana, entre vaso y vaso de agua me la cantaba a mi misma.

    Y el día se está acabando sin que ocurran más incidencias, que ya es mérito con lo mal que empezó. Me queda un fin de semana por delante en el que puede pasar de todo, y aunque podría caer en la tentación fácil de largarles a Serrat y a su "Hoy puede ser un gran día" (sobre todo ahora que Serrat se ha convertido en blanco fácil de los catetos nacionalistas) voy a reprimirme y les voy a dejar otro par de cositas que nunca he utilizado en este blog pero que forman parte de mi galería de favoritos :

    Sí claro, Julie Andrews, o qué esperaban viniendo de mi? Y otro de mi grupo favorito, Pink Martini, que me dará el gusto de venir a actuar a mi ciudad de residencia en Mayo y poder verlos por tercera vez! Este también tiene mensaje subliminal y muy a propósito para un viernes...Escuchen, escuchen!

  
 

lunes, 22 de enero de 2018

Ser o no ser? Churro o porra?

    Mi vecina descubrió hace unos días una churrería española en esta ciudad donde ambas vivimos, que dista por lo menos 1300 kilómetros del primer lugar conocido en el que los churros sean costumbre. Como además de vecina es amiga, me hizo partícipe del descubrimiento y,  aprovechando una gélida mañana de enero, allá que fuimos las dos, inasequibles al desaliento, a probarla. En realidad ella ya la había catado previamente, y aparte de contarme su descubrimiento, me llevó en calidad de churróloga doctorada, advirtiéndome los defectos del lugar. 

    Que un churrero andaluz de Jaén se instale en el mismo país que Puigdemont, sin escapar de ninguna justicia y pretendiendo vender algo tan simple (y tan delicioso) como los churros y su acompañamiento chocolatero ya es digno de encomio. Puigdemont hizo un churro y después salió huyendo para que no lo enchironaran por ello;  si me permiten el chiste fácil, hasta ahí llegan las comparaciones. Nuestro churrero, le echa voluntad al asunto aunque el local y el negocio tienen defectos estructurales,  que aquí mi vecina y yo le hicimos ver en amable conversación. No sé si se pensó que éramos de algún programa televisivo del tipo "Pesadilla en la cocina" pero no lo vimos muy receptivo ante nuestras críticas enormemente constructivas, que se centraban sobre todo en la decoración somera y limpieza mejorable del local, porque hay que reconocer que los churros, el café y el chocolate eran buenos. 

    Como somos ambas unas cincuentonas usuarias de Facebook (y digo la edad porque de nosotras para abajo Facebook se está volviendo vulgar y cateto, según categorizan nuestros hijos) nos hicimos la correspondiente foto y fotografiamos los churros para ver si le hacíamos un poco de promoción al hombre,  que está barajando la posibilidad de cerrar y...Ahí comenzó lo bueno. Modestia aparte, hemos sido "Trending Topic" entre nuestras amistades, con ni se sabe cuántos "likes" y todo un debate montado en torno a la trascendente cuestión de si lo que aparecía en la foto eran churros o porras. Debate en el que han participado amigos de una y otra de varios lugares europeos y provincias españolas, con argumentos múltiples, que iban desde la definición de la Real Academia de la Lengua hasta pesos y medidas de auténtico ingeniero topógrafo. Han pasado 48 horas y si visito mi página Facebook, veo como siguen cayendo en casacada comentarios y argumentos sobre si aquello eran Porras (según yo, y la mayoría castellana) o churros (según mi vecina y la mayoría andaluza). La mayoría catalana ni estaba ni se la esperaba, para churro ya bastante tienen con el "Procés"!

    Conclusión: la que hemos liado! Y conclusión adjunta: el General De Gaulle, al alba de la V República, dijo que era prácticamente imposible gobernar un país con 246 tipos de quesos. Yo creo que gobernar un país donde una masa frita, humilde donde las haya, provoca un debate encendido sobre si hay que llamarla churro o hay que llamarla porra, también  debe ser difícil de gobernar...A la vista está. No sé si proponerle a mi vecina el sábado próximo hacer una cata de chorizos (de eso también se algo aunque no he llegado al doctorado como en el churro) y a ver cuántos nos escriben peleándose por llamarlo chorizo o longaniza. Me temo lo peor.

jueves, 18 de enero de 2018

Cincuenta no es treinta

    La peluquería nos sirve a unos cuantos para ponernos al día en noticias intrascedentes y reportajes a todo color de personas y personajillos que no nos interesan lo más mínimo pero de los que todo el mundo habla. A veces pienso que si no fuera por la peluquería y la consulta de algún dentista no podría meterme en ciertas conversaciones! Ayer sin ir más lejos, mientras mi querido Tony peluquero tapaba las miserias de color blanco que se reproducen en mi cabellera, me leí de cabo a rabo el Paris Match. Un inciso: he leído en otra de esas sesiones peluqueras, o quizás en algún trayecto de avión, que el porcentaje de mujeres fieles al peluquero es mayor que el de las fieles al marido...Dato curioso que yo, como dicen mis adolescentes, "ahí lo dejo". 

    En mi revista de ayer la portada y protagonista era Carla Bruni, o Madame Sarkozy, como le gusta  recordar en cada párrafo a la periodista entrevistadora. El motivo del reportaje es que Carla acaba de cumplir cincuenta añitos (ella tambien?) y que, como no, le han faltado dos segundos para decir esa frase estúpida y además mentirosa que otras famosas cincuentonas proclaman: "los cincuenta son los nuevos treinta". Hago una búsqueda rápida en Google y veo que la frasecita de marras ya ha salido de la boca de Demi Moore, Monica Bellucci, Michele Pfeiffer y Elle MacPherson, que no tengo ni idea esta última cómo se gana la vida ni quién es, pero me da que con su cuerpo. La Bruni, que canta como para tirarle un huerto entero de tomates y tiene en su currículum de exnovios a toda la lista de los Cuarenta Principales, amén de metro y medio de marido ex-presidente, no ha sido original, desde luego. Y como todas las demás, mentirosa. 

    Será que Carla se levanta cada mañana de un brinco sin que ninguna pieza de su cuerpo le recuerde que está ahí y que la ha machacado viva durante la noche? A mí desde que he cumplido cincuenta, y a pesar de lo ágil que me encuentro y todo el ejercicio que hago, hay días que una grúa para salir de la cama me haría un gran servicio: a los treinta no me pasaba. Se le romperán las uñas? Se le caerá el pelo? Le entrarán ganas de vez en cuando de meter la cabeza en el frigorífico aunque sea diciembre? Tendrá que hacer la compra con las gafas puestas? Se dejará las llaves dentro de casa y tirará de la puerta? parece ser que  ella no. A mi a los treinta tampoco, ahora sí. Se comerá una barra de pan con Camembert y no tendrá remordimientos? Yo antes desayunaba media docena de churros y a mediodía ya me pedía el cuerpo un tentempié;  ahora me lo sigue pidiendo pero ya no se lo doy porque las calorías han encontrado ellas solitas el camino de mi cintura que, a los treinta, aún no lo había descubierto. 

    Claro que ella habla de lo estupenda que es la madurez, la serenidad que dan los años, la sabiduría que una acumula y lo atractivas que somos las mujeres en esta fase de nuestra vida en la que tenemos sofocos, gastamos una fortuna en tinte y mechas y los zapatos nos martirizan. Tengo algunas amigas que también mantienen este discurso desde que les cambió el prefijo  número 4 por el 5 y bien saben ellas, como lo se yo, que no es verdad. Los cincuenta no son los nuevos treinta; los cincuenta son el principio de una vereda que todos esperamos que sea larga,  muy larga, a pesar de tener que recorrerla con achaques o incluso a trompicones. Que Carla Bruni y otras tantas se sientan estupendas, a la vista está de todos. Que yo me sentía mucho mejor, más sana, más ágil, más fuerte y con más recursos (quizás no económicos pero sí de los demás) a los treinta, es un hecho tan verdadero y tan probado como que Puigdemont no va a jurar su cargo por Skype. Y ya ven ustedes, con esta frase, abandono la lectura frívola que tan profundas reflexiones desencadena en mí, y vuelvo por donde solía. Buenas noches.

domingo, 14 de enero de 2018

Aerolíneas mafiosas

    En una escena memorable de la segunda temporada de "Narcos", cuando la policía encuentra y detiene a Gilberto Rodriguez Orejuela, reconocido asesino y jefe de  los capos del Cártel de Cali, éste, al verse descubierto en su escondrijo (una sauna de doble fondo)  y apuntado por varios fusiles policiales dice: "no disparen, yo soy un hombre pacífico". 

   A santo de qué les cuento ésto? Pues porque yo misma, peleona de mil causas, defensora de los derechos de los consumidores hasta la muerte, bulldog de reconocidos dientes y pesada hasta caer de espaldas cuando me empeño en algo, a pesar de todo eso, soy una persona pacífica. Guerrillera de lo mío, sí, pero pacífica. Y a pesar de no haber amenazado, ni insultado ni malherido a nadie, simplemente por reclamar una deuda que cierta compañía aérea tiene conmigo, he sido amenazada; y no de cualquier manera, no: he sido amenazada en esa plaza pública que es Facebook, que en estos tiempos es casi peor que ser pillada robando ropa interior en el Corte Inglés, por poner un ejemplo de escarnio viejuno. 

    Resulta que esa compañía aérea, cuyo nombre empieza por "I" y lleva los aviones pintados con letras rojas, me debe 500 Euros desde hace más de seis meses; y se niega a pagármelos porque no le da la gana, porque la ley está de mi parte (Reglamento comunitario 261/2004 les recomiendo que lo lleven fotocopiado cuando suban a un avión). De la misma manera que no me pagan a mí, no le pagan a casi nadie, porque ellos no sólo están por encima de las nubes sino también por encima del bien y del mal, y se saltan a la torera cuantas indemnizaciones existan, confiados en esa flaqueza humana llamada pereza y en que la gente tienen cosas más importantes que hacer que andar detrás de una panda de chorizos de poca monta como ellos. Conmigo, después de hacerme varias faenas en años precedentes pincharon en hueso en junio del 2017, porque ese día, la Pasionaria que habita en mí les dijo: "no pasarán". 

    Se lo pedí por las buenas, por las malas y, aconsejada por amigos más jóvenes que yo y que saben de estas cosas, por las redes sociales. Tengo un abogado que se encarga del caso y que les ha llevado a los tribunales, porque por vía amistosa, aunque sea con abogado, no están dispuestos a ceder. Han pasado seis meses y sigo esperando,  porque aunque me hierva la sangre soy capaz de esperar hasta mi jubilación incluso, con tal de que un juez me de la razón, que me la va a dar. Pero hete aquí que a mi querida vecina le han perdido una maleta (mejor dicho le han perdido y encontrado varias pero ésta última no la encuentran) y yo me he solidarizado con su causa en esas benditas redes sociales en las que no creo demasiado desde que ando metida en este contencioso aéreo. La aerolínea choriza que empieza por "I" y despega de la T-4, me ha escrito diciéndome que si pongo un sólo comentario más me denunciarán a Facebook como Spam, y Facebook procederá a cerrar mi cuenta. 

    Y lo siguiente qué va a ser? Hacerme el Vudú? Poner ante mi puerta un gato muerto en una bolsa de basura? Mandarme un anónimo? Secuestrarme un pariente cercano y devolvérmelo con una oreja cortada? Les han dicho a ustedes algo semejante? Pues a mí es la primera vez, y viniendo de una empresa que me debe 500 Euros, y a quien yo, en los últimos 25 años de mi vida, le he dejado varios miles de esos mismos Euros,  me ha llegado al alma. Y me hace pensar que ese invento amable que era Facebook, donde uno se encontraba con amiguetes perdidos de vista, compañeros de carrera y parientes lejanos, se ha convertido en un arma arrojadiza. Está claro que a los timadores empresariales que nos bombardean a diario con mensajes y publicidades engañosas miles no se les pueden sacar los colores, porque resulta que lo que ellos hacen no es Spam, pero quejarse sí lo es. Resulta que ellos pueden llenar mi muro de basura y yo no puedo decir una verdad, o incluso dos: que me deben 500 Euros que no me quieren pagar porque me dejaron en tierra y que a mi vecina le han perdido una maleta que no encuenran. 

   Pues dejo al abogado que siga peleando en los tribunales, y no se preocupen señores de la aerolínea mafiosa, que no volveré a escribirles;  ahora bien, este blog, lo ven cada semana unas mil personas...Ya sé, ya sé que el de las Kardashian lo ven millones, y los Twitters de Donald Trump arrasan, pero quizás, amigos lectores, si pudiera  pedirles a ustedes el favor de darle un  poco de difusión a mi enfado, hasta  volvería a retomar cierta fe en estas redes sociales que se han vuelto amenazadoras e instrumento destinado a reprimir la libertad de expresión de los consumidores abusados. Sólo es un favor que les pido, confío en su buen criterio, por algo me siguen ustedes a mí, y no a las Kardashian!

domingo, 7 de enero de 2018

Realismo, mejor que mágico

    Catorce días de vacaciones navideñas en España, paseando con los ojos y los oídos bien abiertos, dan para mucho. De haber tenido una wifi en condiciones, y menos vida social, me hubiera dado para escribir media docena de entradas;  porque en España, los cronistas de todo tipo de medios, desde Pio Baroja y Galdós, hasta Almodóvar y José Mota, pasando por Goya y Carlos Arniches, no han hecho más que contarnos (con mayor talento que el común de los mortales, eso sí)  lo que oían y veían por las calles. En España, la realidad no es que supere la ficción, es que es mucho más divertida.

    Les dejo sólo una muestra de las últimas horas que he pasado allí, coincidiendo con la víspera de Reyes. Ese día, en mi ciudad, la cabalgata desfiló a paso de legionario por las calles pues llovía a cántaros, y aquí un inciso: tanta rogativa castellana y lamentos por la sequía nos han procurado a los demás unas vacaciones pasadas por agua, pero qué se le va a hacer. Terminada la cabalgata y con las calles atiborradas de gente ultimando compras o festejando lo festejable, los tres Reyes Magos decidieron tomarse unas cañas y una tapita de jamón en un bar,  no de cualquier barrio, sino en la Plaza Mayor;  por supuesto sin quitarse sus trajes de Reyes Magos, que en las provincias no son de Agatha Ruiz de la Prada, sino de disfraz de Reyes de toda la vida. Quedaban aún niños por las calles, a pesar de ser pasadas las once y aquí otro inciso: qué pasa con esos niños descreídos a quienes no es posible mandar a la cama pronto ni el día de Reyes? Yo recuerdo haberme acostado a las nueve en punto muchos cincos de enero, y eso que siempre fui un ave nocturna, incluso de niña. Pues como les decía, los niños que pasaban delante de la vitrina del bar se preguntaban qué hacían allí Melchor, Gaspar y Baltasar, a lo que una madre de esas con recursos, mente ágil y facilidad para la mentira piadosa (ésto es, cualquiera de nosotras) contestó: "reponiendo fuerzas, hijo, imagínate lo que van a tener que trabajar esta noche".  De todos modos voy a escribir al ayuntamiento para aconsejarles que el año que viene les confisquen a los Reyes sus trajes según se bajan de la carroza; ya es bastante complicado mantener la fé infantil en condiciones normales, como para sacar a los Reyes a tomar copas!

    Y al día siguiente, toque de corneta en mi hogar a las 6'30, no para ver qué trajeron los magos de Oriente sino para coger un taxi camino de la estación de autobuses y un autobús camino del aeropuerto. Madrugada de perros a bajo cero y con amenaza (cumplida) de temporal de nieve. Me voy despidiendo entre perezosa, dormida y melancólica de las calles de mi ciudad y veo salir de un par de portales a unas mujeres de allá (allá donde España ya no es España, aunque no podría precisar) con grandes paquetones del Corte Inglés o de tiendas de juguetes. Acaban de terminar de limpiar los portales y escaleras que les asigna la contrata que las emplea y van camino de casa a depositar esos paquetes que no trajeron los Reyes Magos que se hartaban de jamón en un bar la noche anterior, sino ellas mismas, con el sudor de sus frentes y probablemente muchos lumbagos. El propio taxista, serio y amable como son los taxistas españoles, me dice que él también corre a casa después de dejarnos en la estación para dormir un ratito antes de que los niños le despierten porque han llegado los Reyes. El bar de la estación está lleno de extranjeros o asimilados como nosotros, que ya se están tomando sus buenos cafés con churros que ni a mí me entran a esas horas, porque a ver a quién se le ocurre viajar una mañana como esa, más que a los Guiris. Guiris que desayunan como españoles, dicho sea de paso.

    Me monto en el autobús y despierto según paso por Avila y veo la muralla cubierta de nieve, como la carretera por la que me parece un milagro que podamos transitar; y contemplo un paisaje mágico, aún sin amanecer,  en el que se me van a aparecer dos abulenses ilustres que además son dos de los personajes que más admiro:  Adolfo Suarez y Santa Teresa. Al primero me dan ganas de decirle que, visto lo visto últimamente, "la concordia fue posible" pero quizás ya no lo sea más. A la segunda, he de reconocerle que aquello de  que "la paciencia todo lo alcanza", es cierto,  aunque yo sea el ser más impaciente que pisa la tierra. Veo pasar la quitanieves y me digo que quizás ni cojamos el avión, y que el realismo mágico de los escritores latinoamericanos no es mejor ni más poético que el realismo real de los castellanos. Feliz año nuevo, de paso.

jueves, 4 de enero de 2018

La excavadora (La chica de ayer 12)

    La niña quería pedirle a los Reyes una excavadora. De hecho, ya la había pedido el año pasado y sus padres le habían quitado la idea de la cabeza porque no era un juguete para niñas y los Reyes, en su inmensa sabiduría sabían que una excavadora no era apropiada para ella. La niña ya había pedido toda la colección completa de Los Cinco, el Exin Castillos con todos sus suplementos, y hasta tenía una flamante bicicleta nueva conseguida a cambio de consentir hacer la comunión vestida de blanco. Ya  no quedaba nada más en su lista de deseos que la excavadora Klimt, la sensación juguetera de la temporada anterior: amarilla como las auténticas, emitía luz y sonido, y teledirigida, aunque eso significase que se gobernaba mediante un mando a distancia atado a ella por un metro de cable. Era tan potente que empujaba hasta una silla y podía cargar un par de ladrillos. Que fuera o no fuera un juguete para niñas era la última de sus consideraciones.

    "Busca otra cosa"  le decía su madre, "entre los miles de juguetes que anuncian malo será que no haya nada que te guste"...Por supuesto que lo había: la excavadora. Y la niña se preguntaba que había hecho ella, además de portarse bien, ser obediente y sacar buenas notas, para que los Reyes no le trajeran lo único  que quería pedir. Con los años se ha dado cuenta que la lista de las  muchas cosas a las que las mujeres no tenían derecho empezaban por algo tan sencillo como pedirle a los Reyes lo que una quisiera, incluso un juguete destinado a los chicos. Lección numero uno del manual sobre techos de cristal. 

    Pasaron las vacaciones sin pena ni gloria, comió todo lo que se podía comer ( era de buen diente) hizo todos los recados que había que hacer, los deberes de vacaciones y las misas correspondientes a la Navidad y Año Nuevo. Vió el programa de Nochevieja donde Pajares y Esteso hacían reir a toda la familia y se tomó las uvas sin atragantarse y sin pedir ningún deseo para el año nuevo porque lo que ella deseaba lo traían los Reyes...O no. Y llegó la víspera y dejó que fueran sus hermanas pequeñas las que pusieran el vino y los polvorones, al fin y al cabo, a ellas seguro que les iban a traer lo que pedían.

   Y amaneció un seis de enero frío y escarchado como casi siempre y ella se negó por primera vez en muchos años a saltar de la cama sin remolonear. Sus hermanas la llamaron a gritos, "ven, que hay un paquete enorme para tí y pone Klimt". En sólo cinco metros de pasillo le dió tiempo a pedir perdón a los Reyes Magos por ser tan incrédula. Y en esos mismos cinco metros y diez segundos de distancia se prometió pelear el resto de su vida contra los que dicen que hay cosas que no son para niñas. Hasta la fecha lo ha cumplido. Feliz día de Reyes.