jueves, 4 de enero de 2018

La excavadora (La chica de ayer 12)

    La niña quería pedirle a los Reyes una excavadora. De hecho, ya la había pedido el año pasado y sus padres le habían quitado la idea de la cabeza porque no era un juguete para niñas y los Reyes, en su inmensa sabiduría sabían que una excavadora no era apropiada para ella. La niña ya había pedido toda la colección completa de Los Cinco, el Exin Castillos con todos sus suplementos, y hasta tenía una flamante bicicleta nueva conseguida a cambio de consentir hacer la comunión vestida de blanco. Ya  no quedaba nada más en su lista de deseos que la excavadora Klimt, la sensación juguetera de la temporada anterior: amarilla como las auténticas, emitía luz y sonido, y teledirigida, aunque eso significase que se gobernaba mediante un mando a distancia atado a ella por un metro de cable. Era tan potente que empujaba hasta una silla y podía cargar un par de ladrillos. Que fuera o no fuera un juguete para niñas era la última de sus consideraciones.

    "Busca otra cosa"  le decía su madre, "entre los miles de juguetes que anuncian malo será que no haya nada que te guste"...Por supuesto que lo había: la excavadora. Y la niña se preguntaba que había hecho ella, además de portarse bien, ser obediente y sacar buenas notas, para que los Reyes no le trajeran lo único  que quería pedir. Con los años se ha dado cuenta que la lista de las  muchas cosas a las que las mujeres no tenían derecho empezaban por algo tan sencillo como pedirle a los Reyes lo que una quisiera, incluso un juguete destinado a los chicos. Lección numero uno del manual sobre techos de cristal. 

    Pasaron las vacaciones sin pena ni gloria, comió todo lo que se podía comer ( era de buen diente) hizo todos los recados que había que hacer, los deberes de vacaciones y las misas correspondientes a la Navidad y Año Nuevo. Vió el programa de Nochevieja donde Pajares y Esteso hacían reir a toda la familia y se tomó las uvas sin atragantarse y sin pedir ningún deseo para el año nuevo porque lo que ella deseaba lo traían los Reyes...O no. Y llegó la víspera y dejó que fueran sus hermanas pequeñas las que pusieran el vino y los polvorones, al fin y al cabo, a ellas seguro que les iban a traer lo que pedían.

   Y amaneció un seis de enero frío y escarchado como casi siempre y ella se negó por primera vez en muchos años a saltar de la cama sin remolonear. Sus hermanas la llamaron a gritos, "ven, que hay un paquete enorme para tí y pone Klimt". En sólo cinco metros de pasillo le dió tiempo a pedir perdón a los Reyes Magos por ser tan incrédula. Y en esos mismos cinco metros y diez segundos de distancia se prometió pelear el resto de su vida contra los que dicen que hay cosas que no son para niñas. Hasta la fecha lo ha cumplido. Feliz día de Reyes. 

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