domingo, 29 de junio de 2014

Las verdades colectivas

    No hace mucho cayeron en mis manos una serie de escritos económicos de esos que están hechos para que los grandes ignorantes de la economía (como esta que suscribe) nos enteremos de algo. Y es entre esos papeles donde me encontré con la idea de las verdades colectivas que le dan título a mis pensamientos de hoy. Me parece interesante el concepto y muy esclarecedor de todo lo que nos está pasando desde hace unos años. 

   De qué hablo? pues de esas creencias populares sin lógica ninguna que, a fuerza de repetirlas como si fueran un Mantra, y de no plantearnos demasiadas preguntas sobre ellas, acaban pareciéndonos (que no haciéndose) realidad. Es decir, si un número suficiente de incautos se lo creen y se lo repiten constantemente a varios incautos más, los cautos acabarán pensando que son los otros los que tienen razón y lo que a veces parece una mamarrachada terminará siendo una realidad modificada y alterada que todos aceptaremos. Hasta aquí es fácil de comprender,  en el texto, la cosa después se  complicaba cuando la idea se aplicaba a la economía, la teoría de los juegos, de los mercados perfectos e imperfectos, etc. Pero vamos, si les pongo unas cuantas frases como ejemplo de estas verdades colectivas que nos han llevado a todos al huerto, seguro que ustedes también lo entienden:  "la vivienda es una inversión segura porque los pisos nunca bajan". Lo que no sé es si todo el mundo que se compró un piso hace años era consciente de aquella máxima de Antonio Machado que decía que" es de necios confundir valor y precio"...

    Y aquí tienen unas cuantas más: "la economía está recuperándose, lo peor ya ha pasado"; "la Monarquía es necesaria en un país como España, porque es la garante de la convivencia pacífica entre sus ciudadanos" (y yo que pensaba que era la democracia la tal garantía...). "La constitución no se toca": no les suena a aquello de que las Leyes Fundamentales del Reino, que paradójicamente eran de Franco, que no era Rey, no se podían cambiar? La Roja es el mejor equipo del mundo (ya se ve). "Entre 1998 y 2008 España los españoles vivieron el mayor periodo de prosperidad de su historia": ciertamente, antes se compraban una vivienda con un sólo sueldo y una hipoteca a diez años, y en los años del crédito loco hacían falta dos sueldos y una hipoteca a treinta años; y de paso el banco te la metía doblada. 

    Y ahora que lo pienso, ésto de las verdades colectivas tiene un origen antiquísimo, porque se le ocurrio a Moisés, haciendo propaganda de unas tablas escritas en piedra y lo perpetuó San Pablo unos siglos más tarde sentando las bases del Cristianismo, que no deja de ser un invento basado en una creencia que nos conviene a todos...o por lo menos a unos cuantos. Y sigo con un ejemplo menos histórico y menos filosófico: " nadie ha conseguido inventar un aparato como el iPhone": inventarlo puede que no, pero copiarlo y venderlo a mitad de precio sí. Hay que reconocer que el Beato Steven Jobs debió de aprender de San Pablo antes de ponerse a inundar nuestras vidas de cacharros sin los que ya no podemos vivir, con el mérito añadido de que los queramos de su marca y no de otra. 

    Ya no sigo más, porque hay ciertas verdades colectivas que van dirigidas especialmente a los optimistas irredentos entre los cuales me encuentro, simplemente porque creo en la bondad humana y en que el tiempo todo lo pone en su sitio; parece ser que somos los más adecuados para propagarlas. Feliz domingo para todos.

martes, 24 de junio de 2014

Familias en 3D

    Hace tiempo que no me meto con la familia, ya saben, esa tan peculiar que tenemos en España compuesta no sólo por tí, tu pareja y tu descendencia, sino también por tus abuelos (todos vivos y dando guerra) un par de tías solteras de elevada edad, unos cuantos primos y primas, varios cuñados, una señora amiga de la familia que vino para pasar una temporada y se quedó para siempre y por supuesto la empleada de hogar que vino del pueblo para ganarse la vida y se quedó a vivir en casa ya jubilada porque no tiene más familiares.  Y por lo que me cuentan mis paisanos, a este concepto tan español de la familia tridimensional, ahora se añaden un perro, dos periquitos y un gato, por lo menos, y esto sí que es una novedad, porque los españoles hasta hace poco éramos poco animaleros: ya teníamos bastante con los parientes. 

    Viene a cuento la familia porque leo en la prensa mañanera que en el Tribunal de Cuentas, institución que controla en la medida de lo posible las finanzas públicas, hay un 10% de empleados que son familiares de un alto cargo. Como tengo a mis lectores por personas inteligentes, no les explico a qué conclusión he llegado, que espero que sea la misma a la que lleguen ustedes. Parece que el Tribunal, que paga a sus funcionarios sueldos más generosos que otros destinos de la administración pública (suponemos que para evitar tentaciones) está organizado en torno a verdaderas sagas familiares donde cada cual es primo o cuñado del vecino de despacho y todos a su vez están emparentados con un ministro, alcalde o presidente autonómico. Y luego nos quejamos de que surjan personajes como Pablo Iglesias! (el de la coleta, no el viejo)  Si llevamos años fabricándolos!

    Y viene a cuento la familia porque pasados estos días de calentón informativo monárquico, me entero que no es lo mismo ser de la Familia Real (con mayúsculas) que de la familia del rey (con minúsculas) y que a las infantas mayores, que a partir de ahora habrá que diferenciar de las viejas (sus ilustres titas hermanas de Juan Carlos) y de las pequeñas (sus ilustres sobrinas) han pasado desde el jueves pasado a la segunda categoría, circunstancia que, habilmente, ese juez Castro de mis amores ha aprovechado para publicar que imputará a la Infanta defraudadora, a quien por revoltosa y pesetera hace tiempo que no dejan salir en las fotos. Curiosamente, en el país de las familias ensanchadas por todas partes, la primera familia del país está cada vez más menguada! Y todo por un asunto de cuñados y cuñadas, finalmente. Y de paso aprovecho para colar la pulla republicana: estoy harta de que la prensa servil y tontuela diga que debemos estar orgullosos de que la nieta de un taxista sea la reina de España...De lo que deberíamos estar orgullosos es de que los nietos y las nietas de los taxistas lleguen a catedráticos de universidad y como mal menor, a presidentes del gobierno; lo demás es cuento o viene por herencia, que es algo tan anacrónico como los propios cuentos.

    Y no quiero terminar por hoy haciéndoles pensar a ustedes que una es tan carca como para pensar que las familias existentes son sólo las que he descrito. Por las tierras que habito, la familia mayoritaria es la llamada monoparental, consistente en un padre (existen) o una madre que crían sólos a sus hijos sin ni siquiera un cuñado que incordie y de paso, que eche una mano. Y existen las familias recompuestas, aquellas en las que se juntan padres, madres, padrastros y madrastras e hijos de varias camadas que a veces se llevan quince años de diferencia y,  que tienen como penitencia que, al llegar la Navidad, acaban hasta los mismísimos porque todo lo tienen que celebrar por partida doble o triple para dar gusto a tanto cónyuge y ex-cónyuge. Y existen las familias formadas por dos padres y dos madres, y parece que no lo deben hacer muy mal porque no salen de ellas esas hordas de hijos trastornados y con conflictos de personalidad que la Conferencia Episcopal nos vaticinaba.

    Y aunque blasfemo de toda esa familia enorme que te encuentras a la vuelta de cada esquina y en la última ciudad del planeta que estás visitando, quizás sea gracias a ella que los dos millones y pico  de niños españoles que viven bajo el umbral de la pobreza, aún viven, aunque sea bajo el dichoso umbral; porque quizás en otras latitudes de familias más estrechas y menos sobredimensionadas, ni siquiera vivirían. Y con semejantes cifras (añádanse que el 46 % de las familias numerosas también bordean ese umbral y que nuestro presupuesto de ayudas sociales para las familias en situación precaria es el más bajo de la UE) cómo pueden hablar de brotes verdes ni de ningún otro color?

jueves, 19 de junio de 2014

Carta a un rey que no es mago

    Yo creí en los Reyes Magos hasta una edad que me da  vergüenza confesarla en público. Es más, a día de hoy aún me pregunto cómo es posible que no existan los Reyes Magos y les aseguro que el misterio de la Santísima Trinidad no me quitó ni un minuto de sueño en mi tierna infancia, pero la no existencia de los Reyes, sí. Yo a los Reyes de Oriente les escribía una vez al año unas cartas primorosas, llenas de buenos deseos y mejores propósitos que maquillaban el objetivo de la operación, que era pedir cosas. Como el día de hoy, después de los disgustos futbolísticos, nos ha traído un nuevo rey, me van a permitir ustedes que escriba una carta, un tanto infantil, con el mismo tono ingenuo, como aquellas que echaba en un buzón de correos sin saber que iban a parar a la basura...total, ésta tampoco la va a leer el rey al que va destinada.

    Querido rey Felipe,
en el año que ha pasado me he portado muy bien, ya no te cuento que he dejado de pelearme con mis hermanas y de hacer trampas a las cartas, porque ya estoy mayorcita para esas cosas; pero me porto bien con quienes viven conmigo, ese santo varón de marido y esos hijos que no me merezco. Como se portan bien cuarenta millones de españoles de quienes eres el jefe del estado, no todos residentes en la patria porque la cosa está muy achuchada y muchos han tenido que marcharse a otra parte, donde siguen portándose bien; como se portan bien los seis millones de parados, que razones tienen para hacer travesuras y fastidiarte el día, y no lo hacen. Espero que te acuerdes de ellos y les recuerdes a los que cortan el bacalao (porque tú ahí tienes poco que hacer) que ésto no puede seguir así.
    Me gustaría pedirte unas cosas para mí: unos días más de vacaciones, un poco más de tiempo para escribir, media hora más de sueño al día, un poco más habilidad con el piano y grandes dosis de paciencia; ya ves, unas bagatelas que a tí, probablemente también te harán falta (no sé si lo del piano...) como no eres Mago de Oriente sino Borbón de España, me parece que mis peticiones van a caer en saco roto. Como hacía de niña, quizás tuviera que pedirte unas cosas para los míos, aunque pasada la época de las corbatas para padres y batidoras para madres no sé que le puede traer un rey que no es mago a mis seres queridos; quizás si ellos te estuvieran escribiendo esta carta te pedirían una madre más paciente, o menos gritona, o quizás hasta te pidieran dejar de verme por una temporada, así mejor no darles muchas opciones!
    A tí te van a pedir de todo y por su orden, los niños y los grandes; y al revés que a los Reyes Magos, a tí te piden todos los días del año. Yo te pediría que lleves a tus hijas a una escuela pública, porque si es tan buena como debe ser, la futura reina debe educarse en una de ellas; que te pasees de incógnito como hacía tu padre, pero no en moto y con casco, sino con un gorrito de lana y en el metro de Madrid; que reniegues de la caza en general, y de los cuernos en particular (de caza mayor, menor o de otro género); que sigas comiendo huevos fritos en las tascas y acudiendo a los cines a la última sesión, y que a tu cuñado le caigan los años de trena que se merece si se demuestra que metió la mano en la caja. No hubiera estado mal que en vez de haber censurado a los dibujantes de El Jueves,  te hubieras cargado a Peñafiel, que además dice cosas muy feas de tu señora, ya sé que me estoy chivando, pero es por tu bien. Y ya puestos a sacar fallos, yo hubiera ido hoy a la ceremonia vestido de civil, porque aunque seas el jefe supremo del ejército, el poder te viene del pueblo soberano, no de los militares, porque somos todos nosotros los que te pagamos el sueldo, y nos gustan poco los uniformes, a la mayoría.
    Bueno, termino, querido rey que no eres mago ni de oriente. Si pasas por mi portal, siempre encontrarás una copita de vino (español) unas aceitunas y un poco de agua para tu camello. Espero que el viaje no se te haga demasiado pesado. Y a ver con qué nos sorprendes!
    Un fuerte abrazo,

     La bloguera.

martes, 17 de junio de 2014

Todo es una burbuja

      Repaso las estadísticas de mi blog, que es un pequeño ejercicio de autocomplacencia que me concedo de vez en cuando. Compruebo que la que más visitas ha tenido, que pasan del centenar, es una que escribí el 22 de junio de 2012, llamada "Preguntas retóricas", donde por no tener mucha idea de qué hablar aquel día me dio por formular en voz alta algunas dudas vitales que me corroen y que, desde entonces, siguen sin respuesta. Una de ellas, era si aquella noche jugaría Torres o no en la delantera de La Roja (antes la Selección) contra Francia, creo que era la semifinal de la última Eurocopa...Ya ven ustedes que no hemos progresado mucho en dos años, y que  estamos todos en vilo y el país sin funcionar hasta mañana con las mismas preguntas retóricas en el aire. Si pasamos la prueba de fuego futbolística todo seguirá su curso. Si no es así, temo por el reinado del pobre Felipe VI, a quién coronarán al día siguiente en medio de un pueblo deprimido porque sus chicos vestidos de rojo ya no arrasan ni ganan como antes. Mal fario, parece. 

    Me cuenta mi amigo el del Atleti, con quien comparto la filosofía Cholista y la económica,  que ésto que nos está pasando con el fútbol es lo mismo que lo que le pasó al sector inmobiliario: todo era una burbuja. Y como él es un tipo muy leído y mejor informado, me ha remitido al número de junio de la revista "Tintalibre", que trae un jugoso especial dedicado al fútbol en su vertiente económica y sobre todo, choriza. Gracias Santiago! Y leanselo, que no está mal ampliar horizontes periodísticos y bibliográficos. Resulta que, nos creíamos tan buenos después de ganar Eurocopas (en plural) Champions, y hasta un Mundial que no sopesábamos la posibilidad de que a unos chavales futbolistas tocados por el duende se les pasara el arroz como dicen que se nos pasa a las mujeres la edad de tener hijos...Y así ha sido. Y notarán ustedes que me estoy poniendo en lo peor, sin esperar a lo que ocurra mañana, donde esa nación ingenua y burbujeante llamada España espera meterle una paliza a esa otra esperanzada llamada Chile. Recordemos a nuestros niños, como sana prevención, que perder también es posible. 

    Y de paso, vamos a enseñarles esto de la burbuja futbolística, para ver si así entienden lo de la burbuja inmobiliaria, que es un concepto complicado y quizás con el símil deportivo lo asimilan mejor.  Y lo de tantas otras burbujas que nos rodean: la de las eléctricas (supongo que les suena) la de los restaurantes de tres estrellas Michelín que quiebran por doquier, la que he leído hoy en la prensa que afecta a las academias de idiomas: parece ser que hay tantas, que la posibilidad de aprender inglés en muchas de ellas es de uno contra un millón; y por si les quedan ganas y hueco para un chiste fácil, las burbujas de Freixenet, que antes de Navidad  se juntaron todas en Barcelona para  un almuerzo conmemorativo y rodaron de paso el spot navideño sin tener que pagar una pasta a un famoso para que salga con ellas (hay que ser catalán para ahorrarse una perras con el que otrora fuera el anuncio más caro de la televisión)



    Todo es mentira, o todo era una burbuja, hecha para inocentes como nosotros. Ya nos lo dijo Quevedo en el Siglo de Oro ( a dónde inevitablemente siempre vuelvo):

    Miré los muros de la patria mía
    si un tiempo fuertes, ya desmoronados
    de la carrera de la edad cansados
    por quien caduca ya su valentía...

    Ojalá me equivoque. Y que quiten a Torres, a Piqué y a Casillas, no voy a ser yo la única que no opine! Y como diría tan bien dicho el Cholo: "el esfuerso no se negosia"...

sábado, 14 de junio de 2014

Perder, segunda conjugación.

    Ya sé que me van a decir ustedes que escribir el día después  del día "D" (de derrota), empezando con semejante título es muy fàcil, pero es que yo no puedo decir como Picasso aquello de "si viene la inspiración que me pille pintando". Porque a mí la inspiración me viene a veces y me pilla friendo filetes o croquetas, corriendo por el parque o incluso trabajando, pero trabajando de verdad, en lo que me da de  comer, que bastante poco tiene que ver con ésto de escribir; así que la inspiración, cuando viene, siempre me pilla descolocada. Por eso lo del día después.

    Ayer comenzaba lo que nuestros niños pensaban que sería un paseo glorioso de goles y buenos ratos, porque ellos están convencidos que es lo que ocurre cuando España juega: no está mal que se vayan dando cuenta que no. Y por si alguno no lo ve claro, hay un libro publicado al respecto; se llama "Cuando éramos los mejores (pero no ganábamos nunca)" y sus autores son dos periodistas deportivos, Santiago Giménez y Luis Martín, si ven que sus retoños aún siguen en estado comatoso 24 horas después, pídanlo a Amazon esta noche  y el lunes lo tendrán en el buzón. Lo que ese libro relata es exactamente lo que ocurría cuando yo era niña: que íbamos a todos los mundiales con unos equipos que eran la pera, unos jugadores como no había otros iguales y después resulta que nos volvíamos a casa a la primera de cambio. Les aseguro que en mi infancia,  España no ganaba ni al Parchís, y a mí me parecía lo más normal del mundo.

    Ahora ganar se ha convertido en una costumbre, y de ello no tienen la culpa ni los futbolistas ni nuestras criaturas. Todo el mundo gana: los políticos jamás pierden las elecciones, y cuando el resultado es malo tienen el rostro pétreo de salir en los medios anunciando lo bien que se ha portado el electorado con ellos. Los equipos de fútbol de verdad, que son como empresas, jamás pierden un partido, en todo caso se los roban los árbitros. Las empresas no pierden dinero,  reducen sus beneficios; la crisis no existe, es un reajuste; la deuda nacional no se perdona, se reestructura y tampoco se pierden puestos de trabajo ni rezumamos parados, simplemente la economía se está reajustando por culpa del reajuste que los ignorantes llamamos crisis. Con este paralenguaje que hemos inventido, ya me dirán cómo acostumbramos a nuestros menores a perder. 

    En las escuelas, llegó un momento en el que ya no se suspendía, se necesitaba mejorar o "progresar adecuadamente" (y ahora "adquirir competencias" que no sé yo...) la selectividad era una lotería, los exámenes de la Universidad se corregían al peso y las oposiciones tampoco  se suspendían, simplemente era imposible pensar en aprobar cuando se presentaban diez mil a una plaza que, curiosamente, uno que estudiaba mucho aprobaba y se hacía con ella...Juraría que, para  una cosa en la cual fracasaban por igual tontos y listos, ricos y pobres, como el examen del carnet de conducir, ya se ha  inventado algún término idiota que evite la sensación de fracaso.

    Menos mal que la historia aún nos enseña que Cervantes perdió un brazo en la batalla de Lepanto, que perdimos la Armada Invencible, y que perdimos las islas Filipinas y Cuba en 1898 dando lugar a una maravillosa colección de escritos literarios. Y que hubo una guerra gordísima en el '36, y que hubo unos cuantos españoles (muchos) que la perdieron porque otros (muchos también) la ganaron. Y que, creo, que nos ha quedado clarito que España, ese país donde nadie pierde y todos ganan, ayer perdió un partido de fútbol, por cinco goles, cinco. Y no pasa nada! O como acostumbraban a decir nuestras abuelas, más se perdíó en Cuba, y volvieron cantando, y aquí les dejo la canción, que es maravillosa. Feliz domingo y...hasta la próxima derrota.




lunes, 9 de junio de 2014

Pentecostés

    Hoy es fiesta en mi lugar de residencia, Pentecostés para más señas, una fiesta religiosa donde las haya que celebra la venida del Espíritu Santo, exactamente cincuenta días después del lunes de Pascua; es decir, uno más de esos misterios insondables de la Santa Madre Iglesia, que ha permanecido inmutable por los siglos de los siglos y ha conseguido que sea dia feriado hasta en Alemania, Islandia o Noruega,  donde me parece a mí que la venida del Espíritu Santo importa bastante poco. Conclusión: no hay que desestimar el poder de la Iglesia Romana, cuando veo este tipo de fenómenos paranormales que a veces son las fiestas religiosas en los países laicos,  es cuando me doy cuenta. Como además el lunes de Pentecostés es, como su título indica, un lunes, se nos garantiza a los que esperan el Espíritu Santo y a los que nos da igual su advenimiento un fin de semana de tres días que, a pesar de caer en tiempo de exámenes escolares, siempre es de agradecer. Francamente, creo que los descreídos debemos estar agradecidos al calendario religioso cuando nos da algún respiro, al César lo que es del César. 

    En España, reserva espiritual de occidente, miren ustedes por donde no es fiesta (será porque es lunes y no permite hacer puente? ) salvo en ese otro rincón andaluz, reserva de la biosfera (porque está al ladito de Doñana) y también de la espiritualidad arrebatada llamado el  Rocío. Rincón que, si lo visitan  en agosto, como he hecho yo un par de veces, creerán ustedes que están a punto de comenzar el rodaje de "Sólo ante el peligro"; y si van esta semana se encontrarán con algo parecido al "Jardin de las Delicias" (el cuadro del Bosco, recuerdan?) cruzado con una manifestación de tractoristas y con fondo musical de "Los del Río"; y con una traca final que consiste en lo que a continuación les muestro, que la tradición llama "el salto de la verja" y que a servidora, personalmente, le parece una salvajada no muy distante del asalto a un supermercado en tiempo  de guerra. 



    Que me perdonen mis amigos de Huelva (que los tengo y muchos) pero este tipo de jaleos tienen poco de fervor religioso y mucho de arrebato folclórico, que no está mal que exista, pero es otra cosa. Hace unos días, leía en un avión una entrevista de Isabel Preysler para la revista "Vanity Fair" (por cierto excelente publicación que le da sopa con ondas al Hola y donde no salen Belén Esteban  ni la Pantoja) donde ella afirmaba que a pesar de lo mucho que se ha juergueado por todo el mundo, y de las muchas invitaciones que ha recibido para acudir al Rocío, nunca ha ido porque le horroriza la idea de pasarse el día subida en un caballo escuchando sevillanas y encima llegar por la noche a una casa donde hay que compartir un baño con cuarenta personas. Bravo Isabel! tú sí que sabes.

    Ahora que mis amigos rocieros (que también los tengo, no se crean) van a volver a casa con el cuerpo castigado, el bolsillo vacío, la sangre aún rebosante de alcohol y  el hígado hecho polvo, en estas familias que somos casi todas las normales y que nos preocupamos por los estudios de los hijos porque es la única herencia que les vamos a dejar, comenzamos un salto de la verja con triple mortal y tirabuzones: exámenes a todas horas, trabajos por entregar, tardes de sol que invitan a cualquier cosa menos a enterrar la nariz entre las páginas de un libro y muchos nervios para todos. Me pregunto si los niños rocieros (si han visto las imágenes de estos días por televisión, había unos cuantos) se quedan en casa estudiando mientras sus padres se juerguean y llaman guapa a la Virgen  o si aprueban sin esfuerzo porque la Virgen los ilumina...Los míos por lo pronto, se encomiendan a su esfuerzo, su voluntad y su memoria, que me parecen valores más seguros y fiables. Pero ya saben, hay gente para todo...

jueves, 5 de junio de 2014

Ocho apellidos, los que sean

    Hasta hace un par de semanas, yo era la única persona humana con pasaporte español en el planeta Europa que no había visto "Ocho apellidos vascos", anomalía que he podido subsanar en mi última breve pasada por mi tierra. He cumplido con el trámite por curiosidad cinéfila y para poder meterme en las conversaciones, pues desde la primera edición de "Operación Triunfo", cuando ya llevaban varias semanas y yo aún no sabía quienes eran David Bisbal y Chenoa, no me había vuelto a sentir tan fuera de tiesto. Así que, ahora que ya nadie habla de las divertidas andanzas de un sevillano de libro por un País Vasco de chirigota, ahora precisamente, es cuando yo ya puedo opinar con conocimiento de causa...otra desventaja más de la expatriación. 

    La película la vi un día de diario en la sesión de las cinco, en compañía de dos señoras mayores como únicas espectadoras, la verdad es que la risa en el cine debe ser contagiosa y en aquella sala, con tan escaso personal no había mucho contagio posible. Hay que decir que Youtube también había puesto su granito de arena para mis escasas risas, pues los mejores golpes están convenientemente reproducidos allí y claro, una que es curiosa e impaciente a partes iguales ya se los había visto todos antes de ir al cine. En cualquier caso pasé un rato agradable y dándole vueltas a una sola idea: por qué razón para hacer una película que tenga una buena taquilla hay que copiar a otra anterior? Porque sin necesidad de acudir a las enciclopedias, este episodio vasco es la réplica española de la muy exitosa y francesa "Bienvenidos al Norte" (2008) o de su secuela italiana, "Bienvenidos al sur" (2010) y si me apuran, hasta de "Vente a Alemania, Pepe", gran joya del Landismo que de vez en cuando pasan en "Cine de Barrio"; sin olvidar que ese mismo año se hizo "Españolas en París", con Ana Belén al frente y pretensiones algo más serias. No quiero darles una lección de cine, porque para eso prefiero que visiten el blog de mi amigo Alberto (www.cinealdesnudo.com) que él si que sabe, y que espero que esté de acuerdo conmigo, al menos un poquito, en este mi lamento sobre el vicio de los cineastas en copiarse unos a otros sin descanso. Les dejo una secuencia de las viejas glorias, ya me dirán si es o no el mismo tema:

  
    Lo que más me gustó de la película de Martínez Lázaro, es que la hayan escrito dos vascos, que demuestran en este caso una increíble facultad para reirse de sí mismos, algo siempre admirable; y sobre todo, qué alegría que hayamos podido ver una película como esta, que hasta hace muy poco nadie se hubiera atrevido a firmar, filmar ni siquiera protagonizar. En estos tiempos recios en los que el nacionalismo cateto ataca de nuevo, nada mejor que encontrar en ello motivos para la risa, aunque no sea con una obra cumbre del Séptimo Arte. A los del diario Gara no les gustó nada y escribieron una crítica incendiaria apenas se estrenó: otro motivo más para ir a verla!

    Por cierto, me he puesto a mirar mis ocho apellidos y resulta que no soy la castellana de pata negra que pretendo ser, qué alivio! Y una recomendación para terminar, si quieren ver una gran película sobre gente que se marcha a otros lugares y se asombra de lo que ve (yo misma hace veinte años) vean "Un Franco, catorce pesetas" de Carlos Iglesias. Pasó casi desapercibida por las salas y esta sí, es una buena comedia y conmovedora además, algo que (espero que mi amigo el bloguero coincida conmigo) sólo han conseguido hasta ahora Douglas Sirk y Luis G. Berlanga, y ya están muertos. Les dejo con el trailer, a ver si les entran las ganas de verla. Yo se la recomiendo.





  

martes, 3 de junio de 2014

Adios a la inocencia

    Si ustedes me leen tanto como yo me hago la ilusión de que lo hagan, se habrán dado cuenta que, como Rilke el poeta, estoy convencida que la verdadera patria del hombre es la infancia, y todo lo que viene después, una sucesión de hechos sucesivos que a la menor oportunidad nos llevan de nuevo a esa patria dorada y perdida. Es una teoría, pueden ustedes compartirla o no, como todas, y ahora les cuento el porqué de este párrafo. 

    Tenía yo desde hace un par de días una entrada preparada, con asuntos varios, dedicados casi todos a mi última visita a España, con particular atención al lenguaje radiofónico, que me parece fascinante, sobre todo el de la publicidad: "visite nuestras instalaciones, donde encontrará usted todo lo que busca en porcelánico"; supongo que era una tienda de baldosas, pero lo del porcelánico me sonaba más a era Jurásica que al reino de Porcelanosa.

    Retomo el hilo perdido, que es algo típico (lo de perder el hilo) de la edad tardía en la que estoy entrando. Tenía yo mi entrada preparada, y va Juan Carlos y dice que se va, y me ha dejado con un palmo de narices, porque por mucho que los opinadores y sabios miles de este nuestro bendito país digan que estaba cantado, yo me imaginaba a este señor agarrado a su muleta y a su trono por los siglos de los siglos. Así es que el rey me ha fastidiado la entrada que ya tenía hecha y, francamente, no me quedan muchas ganas de sumarme al coro de opinadores y expedidores de bromitas y chascarrillos vía Facebook. De todos los cuales, el que más me enternece es ese que saca a la reina preguntándose qué va a hacer ella con ese hombre todo el día en casa. 

   Que servidora es republicana de pensamiento, palabra y obra es algo que también he proclamado a los cuatro vientos; pero visto el panorama que tenemos, me parece que el expediente republicano no es el que más urge resolver en estos momentos mientras el gobierno se empeña en mantener lo de la recuperación económica con seis millones de parados por las calles. Francamente,  el que  los Borbones se pasen otros treinta años representándonos en coronaciones y ferias de muestras no es lo peor que nos puede pasar, mientras no roben demasiado y a Urdangarín y señora les apliquen el castigo que se merecen, si es que se prueba definitivamente que se lo merecen.Y además les voy a confesar que este príncipe Felipe hasta me cae bien, hay cosas en la vida que no se pueden explicar de forma racional. Lo que nos pasa a muchos, es que con este rey se marcha de nuevo un trozo de nuestra añorada infancia, de esos años donde todos creíamos en los Reyes Magos y el Ratón Pérez, donde todo estaba por hacer y creíamos que otra nación era posible y encima lo conseguimos. De marzo para acá nos hemos quedado sin dos de esos pilares de nuestra patria infantil, y algunos, han tirado por la via de en medio reclamando la república, como quien pide salir hasta las tres de la mañana porque ya es mayor.

    Si mañana me preguntaran en un referéndum (que no me lo van a preguntar y menos mañana) si deseo que España se convierta en una república diría que sí sin pensármelo dos veces; es más hasta creo que el ciudadano Felipe de Borbón diría que sí si le preguntaran. Como no lo van a hacer y de paso, si los resultados de la Roja (antes Selección) colaboran, el asunto se va a ahogar en un mar de debates televisivos y perder en una maraña de goles, nos acostumbraremos a tener un nuevo rey, con los poderes bien recortaditos y la llave de la hucha pública lejos de sus manos; con eso creo que por ahora ya salimos apañados.

    Y como decía Azaña, allá por el lejano siglo XX en sus años treinta: "si los españoles hablásemos sólo de lo que sabemos, se haría un inmenso silencio en todo el país que algunos aprovecharíamos para estudiar"...y Azaña sí que sabía lo que era una república, porque fue su presidente de 1936 a 1939, unos años entretenidos...