domingo, 15 de julio de 2012

La antesala de los buenos propósitos

Eso es lo que es el verano:el prólogo de los buenos propósitos a poner en marcha en septiembre. En esas estoy yo en esta mañana de domingo mientras me zampo una tostada con aceite en el bar con wi-fi en el que les escribo, después de haber corrido tres cuartos de hora por la playa, para bajar los miles de churros que me comido ya en apenas una semana de vacaciones: quizás la gula sea mi pecado capital a desterrar en septiembre... Qué hacer de bueno en septiembre? Dejar de fumar (no fumo), hacer yoga para relajarme (soy imposible, si voy a hacer yoga quizàs tengan que darle un Lexatín a mi maestro);llevarme bien con mi jefe (ya lo hago), pasar más tiempo con mis hijos (querràn ellos pasar más tiempo conmigo?), comer un poco menos (factible), aprender a usar como Dios manda mi iPad, ser una esposa entrañable y amorosa (me llevará su tiempo pero puedo intentarlo) y sobre todo ser feliz, que parece que no, pero es complicado y cuesta su trabajo. Es más, ser feliz, o por lo menos intentarlo es como una oposición a notarías: te pasas años estudiando, se te cae el pelo, te aumentan las dioptrias, te abandona tu novia, pero la recompensa es para siempre. O quizás el buen propósito sería dejar de escribir este blog, si es que mis amables lectores así me lo piden, les dejo el verano para que se lo piensen, visto que con este teclado táctil y la pereza veraniega, mis escritos dejan mucho que desear. Feliz domingo a todos!

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