miércoles, 4 de julio de 2012

Playa o montaña?

    Esta mañana mientras desayunaba oía en la radio que el mes de junio se ha saldado por estas latitudes que habito con veintiún días de lluvia...Los de aquí siempre nos dicen cuando nos quejamos del clima que ésto es lo normal (de aquí) aunque la radio mañanera indicaba que esta vez sobrepasábamos la normalidad y que, como conclusión, el verano aún no ha llegado (aquí) y  que unos cuantos nos tendremos que ir a buscarlo (allí). 

    Pasada ya la borrachera de las alegrías futbolísticas, me marcho a España a contribuir con mis modestos ingresos a que aumente el PIB, y con muchos temores de lo que me voy a encontrar en una playa andaluza que frecuento desde hace veinticinco años y de la cual he conocido tiempos mejores. Ojo al dato: 1.300.000 parados en Andalucía según la última Encuesta de Población Activa, lo que significa el 33% de la población; población que, según lo que he leído esta mañana  en la prensa nacional, está dispuesta a donar un riñón a cambio de un puesto de trabajo (tal como se lo cuento). 

    En esta mi playa andaluza, viven del turismo interior, ese que este año no va a tener que elegir entre playa o montaña, porque no va a ir a ningún lado. Según las crueles estadísticas del Instituo Nacional del ramo, una de cada tres familias españolas se quedará este verano disfrutando del balcón de su casa, porque lo más lejos que van a llegar es a la terraza del bar de enfrente. 

    Así que me siento una vez más una privilegiada (se ruega al coro que cante  "gracias a la vida", versión Mercedes Sosa) porque tengo un trabajo del cual me quejo, como todos, y tengo vacaciones para olvidarme de él. Y ese trabajo me deja un remanente suficiente para marcharme de vacaciones, y volver para empezar a quejarme otra vez. Toda esta concatenación de elementos no es fácil de conseguir en estos tiempos, así que, lo menos que puedo hacer es ir allí, donde la cosa está tan achuchada a gastarme el dinero que gano aquí, donde la cosa está boyante pero llueve. Por si no lo hubiera explicado bastantes veces les vuelvo a remitir a mi entrada del 26 de junio: "los países simpáticos". 

Y que conste que yo soy de natural austera y que mis planes no incluyen grandes gastos, a saber: volver a correr tras dos meses lesionada y quitarme la lorza en la cintura que esta inactividad y mi glotonería congénita me han traído. Leerme los libros que me he descargado (gratis) en mi iPad. Montar en bici y jugar en la playa con mis chiquillos porque lo mismo el verano que viene dejan de serlo y comprar mi pescado por la mañana en el mercado y meterlo en el horno a mediodía. Y hartarme de churros, que a un euro la docena antes añadirán centímetros a mi cintura que agujeros a mi presupuesto. 

    Me queda el dilema de si conectarme o no, pues ya he pregonado muchas veces las virtudes de un buen pantallazo negro a Internet durante unos días. Pero resulta que me he comprado un iPad (lo he dicho ya alguna vez?) y casi que me siento obligada a mandar alguna que otra crónica por mínima que sea, porque además, las tardes playeras cunden mucho en frases, dichos, historias y estampas populares. Haré lo que pueda, aunque advierto al respetable público que yo por la  Wi-Fi solo pago en mi casa, así que la frecuencia de mis conexiones dependerá de la generosidad de las redes ajenas. Y otro aviso más: la pereza es un pecado capital que sólo practico en verano y al borde del mar, así que no me esperen cada tres días como hasta ahora y permítanme que con este ladrillo que les estoy propinando compense las siguientes entradas que serán bastante telegráficas. 

    Felices vacaciones a quienes puedan tenerlas, y que disfrutemos todos un verano cálido y no tórrido, sereno y no sobresaltado, sin huelgas de Iberia y sin bronca política, sin subidas de primas y demás familia y sin mercados que nos amarguen; en el fondo a todos nos viene muy bien un poco de aburrimiento placentero. Les dejo con la canción del verano (no podría ser de otra forma) que aún ninguna otra ha conseguido igualar, aunque el "Aserejé" le pasó muy cerquita, lo reconozco...



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