martes, 20 de diciembre de 2011

Elogio de la fregona

    El viernes 16 de diciembre murió un señor llamado Manuel Jalón, gran desconocido hasta ese momento para mí y me temo que para casi toda España. Cuando en los próximos días la prensa y la televisión nos recuerden una y otra vez las personalidades fallecidas en el 2011, el señor Jalón tiene pocas probabilidades de figurar en una lista donde estarán Jorge Semprún, Elizabeth Taylor y Severiano Ballesteros, por poner sólo tres nombres escogidos entre los que me caen bien. Y si añadimos que su mérito era ser inventor, el hombre bajará aún unos cuantos puestos más en dicha lista por haber tenido la osadía de morirse el mismo año que la madre de todos los inventores: verbigracia, Steve Jobs. 

    Y eso que  Don Manuel Jalón no ha sido un inventor cualquiera, sino nada más y nada menos que el hombre que puso en circulación allá por 1956 algo tan útil, tan necesario y a la vez tan nuestro como la fregona. En realidad no la inventó completamente él, sino que perfeccionó y adaptó a las necesidades domésticas un artilugio que había descubierto en una de sus frecuentes estancias en USA; lo cual da muestra de su genio, porque copiar y mejorar lo que ya es bueno es un gran signo de inteligencia. 

    La fregona es un instrumento a simple vista banal que adquiere toda su importancia cuando lo echamos de menos. En las latitudes nórdicas que habito no era un instrumento habitual hasta que Vileda se hizo con su distribución comercial y lo promocionó allende los Pirineos. Yo les aseguro que hace veinte años, la primera vez que tuve que enfrentarme a un suelo por fregar armada de un palo con protuberancia horizontal y de un trapo andrajoso que yo misma tenía que mojar en un cubo, escurrir e instalar sobre el palo, me acordé por primera vez de la bendita fregona como quien se acuerda de Santa Bárbara y llegué a la conclusión  de que estos europeos que pretendían darnos tantas lecciones de modernidad en el fondo no estaban tan adelantados. Menos mal que Vileda vió las posibilidades del invento y se dedicó a exportarlo a toda Europa para que las adeptas fuéramos comprando fregonas con sus correspondientes cubos escurridores por todos los países donde hemos vivido. 

   Quizás las comparaciones  sean odiosas, pero no creo haber echado de menos el no tener un cacharro que empiece por i..................... (rellénese la línea de puntos a mayor conveniencia) tantas veces como he echado de menos la socorrida fregona, que he comprado y repuesto, insisto, por varias ciudades y países. Y siendo así, creo que el viernes pasado de haber sabido quién se estaba muriendo, debería haber acudido con una velita a la puerta de un Carrefour o similar, para mostrar mi duelo, como tanta gente que hizo lo propio e incluso entró en trance el pasado 5 de octubre delante de los chiringuitos de Papá Macintosh por los cinco continentes, incluidos los hambrientos. 

    Si el mérito consiste en haber cambiado la vida de la gente, que le pregunten a todas las señoras de la limpieza que antes se hacían kilómetros de pasillos o escaleras arrodilladas sobre una almohadilla forrada de plástico y metiendo la mano en el cubo ochenta veces al día para escurrir el trapo. Para agrandar aún más la figura de nuestro Leonardo da Vinci en versión riojana, señalemos que entre otros cacharros de plástico destinados al menaje hogareño, este señor fabricó y comercializó por primera vez la jeringuilla desechable. Abundando en el argumento comparativo, quizás cambiara más la vida de ciertas gentes necesitadas el repartir jeringuillas desechables para acabar con plagas y contagios y sobre todo con el Sida que los cacharros i................(rellénese) del Señor Jobs que sólo sirven para comprar cosas o hacer tonterías como escribir y leer este blog, por ejemplo. 

    Valgan estas líneas como obituario de este hombre nacido en Logroño y muerto no en olor de multitudes como hubiera merecido sino plácidamente en su casa, con sólo una portada del diario "La Rioja" en el que se preguntaban "Habrá fregonas en el cielo?" Pues como suponemos que es un lugar limpio y ordenado, seguro que sí, y si no las hubiere, seguro que hay un Mac o un iphone a disposición de los inquilinos para encargarlas...


2 comentarios:

  1. Te superas, Concha.

    Este tío era un genio que quedará en los anales de las minorías en vías de extincíon: los enfermos de SIDA, patología casi testimonial ya n.os dicen, y la sufrida ama de casa que pasó a mejor gloria con el .seiscienros, la nevera, y como no, la .cabina TELEFONICA de .... Jose luis Vázquez!

    Y lo firma una fiel al culero de la manzana..:..

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