martes, 4 de octubre de 2011

La biblia en verso


   A veces olvidamos que en nuestra cultura la palabra escrita tiene mucha importancia, y que la mayoría de las leyes y códigos por los que se rige nuestra sociedad están recogidos en algún tipo de texto impreso, desde donde pueden perdurar por los siglos de los siglos. Por eso, los libros son instrumentos peligrosos y quienes andamos permanentemente rebuscando entre ellos, gente sospechosa. 

   Y la madre de todos los libros de la religión cristiana es la Biblia, esa gran desconocida y no por ello menos manoseada, que nos ha dejado para la posteridad algunas perlas con las que vivimos desde hace siglos sin que hayan perdido ningún sentido. 

   Empecemos con el Génesis. Recuerden, Adan y Eva en el paraíso comiéndose la manzana que no debían y como consecuencia "ganarás el pan con el sudor de tu frente": sólo unos pocos se ganan el pan con el sudor de la frente de las demás, el resto hacemos bueno el dicho. Y pocas líneas más abajo, díjole Dios a Eva: "multiplicaré los trabajos con tus preñeces, parirás con dolor a tus hijos y buscarás con ardor a tu marido que te dominará"...Veiuntiún siglos de dominación machista ya anunciados en la Biblia y solo desmentidos en parte por los esfuerzos de muchas mujeres y la ayuda de la peridural!

   El Génesis es literatura no apta para cardiacos, y no lo son menos el resto de los libros del Antiguo Testamento; como el Exodo, del cual  nos han quedado los diez mandamientos que Dios le entregaba a Charlton Heston (o era a Moisés?) de los cuales han salido algunas frases memorables como "no desearás la mujer de tu prójimo", que en la época de la igualdad de género debería reescribirse con un apéndice  "no desearás el hombre de tu prójima", porque los tiempos han cambiado y nos demuestran que lo de robarle la pareja al colega, funciona sea del género que sea.   Si se quiere rematar la sesión de lecturas con emociones fuertes y lenguaje explícito les recomiendo el Levítico, que yo leía a los quince años a falta de las obras del Marqués de Sade que no estaban en aquel entonces ni traducidas al castellano: "cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo" (Levítico 15, 2)...Y esto es sólo el principio del párrafo...

   Repasando el Nuevo Testamento, se nos aparecen frases que utilizamos cada día y que no pierden ni intensidad ni razón de ser: "no sólo de pan vive el hombre"; otras menos acertadas: "bienaventurados los mansos porque ellos poseerán la tierra" (sobre todo si los mansos son los indios del Amazonas...) y otras universales: "y si alguno te abofetea en la mejilla derecha, muéstrale también la otra", Gandhi y Mandela, por poner dos ejemplos cercanos pusieron en práctica el dicho. Y por encima de todas "el que esté libre de pecado que tire la primera piedra", qué gran verdad ésta!

   Y luego hay algunas que no han pasado a ninguna posteridad, no forman parte de ningún cántico de los de la JMJ y no las publican en los carteles de la Semana Santa, pero cuánto bien le haría a la humanidad ponerlas en práctica de vez en cuando: una es la ya típica y tópica "amarás al prójimo como a tí mismo" (los psicoanalistas le han dado  la vuelta y aconsejan amarse sobre todo a uno mismo) y a ésta la complementa otra que no tiene desperdicio: "si peca tu hermano contra tí corrígele, y si se arrepiente, perdónale". Nos hubiéramos ahorrado una par de guerras mundiales, varias civiles y no menos intifadas, pero ya se sabe, la gente no hace caso de lo que ponen los libros...

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