domingo, 25 de marzo de 2018

Es el discurso, estúpidos!

    Como no hay primavera, una que es friolera prescinde de correr por parques y bosques, que es lo que me gusta, y lucha contra las calorías en un gimnasio. Mientras me sometía ayer a tamaña tortura, jugueteando con el monitor televisivo  de la cinta correteril caí en la sesión de investidura del parlamento catalán. Resistí la tentación de cambiar de canal porque en ese momento le dieron la palabra a Inés Arrimadas, y me dije que, por una vez,  iba a pelear contra mi desinterés por el nacionalismo pueril y cateto y a escuchar lo que decía esta chica, que por lo menos no dice bobadas, y en ese entorno ya es mucho. 

    Trece minutos de discurso que les recominedo que vean, y de regalo aquí se lo dejo; y si no quieren molestarse en verlo entero, vayan directamente al minuto cuatro, donde esta jerezana de nacimiento y crianza, salmantina de familia y catalana por voluntad propia (esto es, lo que los catetos e infantiloides no pueden soportar en su estrechez de miras y atávico concepto de  la tribu) deja muy claro cual es el problema: 


    No tiene una gran voz, tampoco se quiere imponer con teatro innecesario. Su retórica es correcta pero no grandilocuente. Es atractiva pero no guapaza  como la Cospedal; tiene cara de inteligente pero no de superdotada inoperante (como Soraya) a la melena rubia de la Cifuentes opone una melena morena como la de cualquier española de su edad, con las puntas un poco abiertas, incluso, pero sin necesidad de flequillo reivindicativo como el de Anna Gabriel (que apenas se escapó a Suiza se lo cortó). Dice verdades como puños sin tener que cambiarle el género a los sustantivos ni gritar como Irene Montero. Lo que tiene, por encima de todo, es la tranquilidad que da poseer un discurso coherente, bien muy escaso entre los políticos de hoy. 

    Por la noche, en la paz de mi sofá, vi un fantástico documental (gracias Netflix por existir)  sobre el último año de gobierno de Barack Obama. Se titula "The final year", no se lo pierdan porque es más entretenido y con mejor guion que muchas películas. En una de sus escenas, Obama se dirige a una audiencia de estudiantes vietnamitas en Hanoi y les asegura que aunque parezca que a la humanidad solo le interesa el poder y el dinero, también les interesa a la hora de votar  el discurso, la capacidad de un político de emocionar apelando a los orígenes de un sentido y esfuerzo común. Quizás por eso un pelele como Trump ganó a una superdotada como Hillary: el discurso de la grandeza de América aun es poderoso en buena parte del país, donde muchos de los que votan no son ni tiburones de Wall Street ni jovenzuelos enriquecidos de Silicon Valley. La mayor perspicacia de Trump ha sido comprender que los simples de espiritu, los que pueblan ese casi desierto que va desde Las Vegas  hasta Kentucky también votan,  y encontrar un discurso para ellos. Los rusos también echaron su manita, como la han echado en Cataluña, por otra parte. 

    Le deseo a Inés Arrimadas que siga adelante con su discurso coherente, sincero y de una claridad apabullante;  porque la mejor frase de todo el "Procés" de las narices la pronunció ella ayer dirigiéndose a la tribu del lazo amarillo: "por suerte, ni Cataluña son ustedes, ni España es Rajoy". Si los hados electorales le son propicios (y Putin no se mezcla) le deseo una repetición de elecciones con un mejor resultado todavía; y si en Cataluña no funciona algo tan sensato como tener un discurso lógico y, precisamente, sensato, le deseo que vaya por la vida con esa mirada clara y esa valentía tranquila que da el saber que no se están diciendo tonterías. Le deseo que siga administrando ese valor que tiene sin necesidad de grandilocuencia, y teniendo en cuenta que en el reparto político le ha tocado bailar con la más fea, que consiga al menos no salir con pisotones del intento. Y a los que le echan en cara su pedigrí, que les responda como ese chiste de bilbainos que dice que ellos nacen donde les da la gana! Lo único que siento de no ser catalana es no poder votarla. Feliz domingo.

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