domingo, 28 de agosto de 2011

Y en el 2011...Concha Torres

   Antes de seguir adelante con asuntos más trascendentales quizás deba justificar una vez más el porque de meterme a bloguera.

   La idea me la dió indirectamente mi santo esposo, que harto de mis quejas y lamentos existenciales a todas horas (tengo la mala costumbre de pensar en voz alta) me sugirió que me buscara una amiga, aunque fuera de pago, para machacarla y contarle mis cuitas. Fue entonces cuando me compré las zapatillas de jogging y volví a correr por las calles y a hacer kilómetros como no los había hecho desde veinte años antes, lo cual además de mantenerme en forma, me despeja el cerebro y me permite seguir comiendo como una alimaña . Pero correr no bastaba, y escribir un diario tampoco, porque Bridget Jones y Ana Frank no se repiten así como así y porque el diario se lo lee una y le da, si cabe otra vuelta de tuerca a las cosas. A la generación de nuestras madres les dió por el bingo, pero tampoco me parecía una solución.

   Así que me quedaba el blog, que es como un diario, o un psicoanalista "on line", pero con la ventaja de que no hay que pagar y de que no te vuelves una egoísta, como toda esa generación de psicoanalizados a quienes les han  dicho que lo más importante son ellos y que cuiden de sí mismos. Y heme aquí.

   Y de qué va? ya lo he dicho, de la vida misma, de las pelis que he visto y que me han dejado sin habla, de los libros que releo cien veces, de las canciones que han hecho la banda sonora de mi vida, de las mujeres que me han impactado (que van desde Simone Weil hasta mi pescadera de los veranos) de los hombres (que van desde George Clooney hasta Cayetano, y no mucho más lejos) y de la maldita o bendita rutina cotidiana.
 
  Y por qué una cuarentona engañada? Pues eso se lo debo a mi ginecólogo, que un buen día en su consulta, contándole yo mis sinsabores y sobre todo mis quehaceres en mitad de la ITV anual, y en esa bonita postura en la que nos encontramos todas en la dicha ITV me dijo: "a ustedes, las mujeres del siglo XXI, con esto de la mujer moderna,  las han engañado pero bien"...Más razón que un santo...

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