jueves, 25 de diciembre de 2014

En mi mesa de Navidad

    Quede claro que mi mesa de Navidad no es la mía sino la de mi madre, más conocida entre mi gente como "la jefa", no vaya a ser que me lea apropiándose de su mesa y tengamos un contencioso familiar. Pues bien, en mi mesa de Navidad nos hemos sentado doce personas (uf! casi trece) pertenecientes no sé si a tres o cuatro generaciones, porque iban desde los siete hasta los 85 años. Doce personas entre las cuales ganábamos por número las mujeres, como casi siempre en la vida, y se contaban cuatro nacionalidades diferentes, todo un mérito para una familia castellana vieja. 

    Estas doce personas sentadas en esta mesa hemos compartido canapés, langostinos, turrones y mazapanes y todas esas cosas que las familias compartimos en Navidad a pesar de que todos los programas gastronómicos intentan convencernos de que cenemos espumas varias y reducciones de Pedro Ximenez. Hemos hablado de todo y de nada, procurando evitar los temas escabrosos y sobre todo la política, fuente de grandes conflictos en las comidas navideñas. Y eso que este año, entre la Infanta Cristina y los catalanes, nos lo han puesto complicado, lo de no hablar de política.

   En esta mesa de Navidad, no se contaban tantas personas como teléfonos y tabletas sino casi el doble. Desde ellos nos hemos felicitado la Navidad, nos hemos contado los regalos dados y recibidos, nos hemos echado de menos con los muchos seres queridos que quedan fuera de nuestras familias y nuestras mesas navideñas y digo yo, que en qué matábamos el rato de la sobremesa cuando no teníamos tanto soporte tecnológico para hacer la digestión!

   Mi mesa de Navidad de este año ha sido una mesa de Navidad cualquiera, como tantas otras repartidas por la piel de toro, con sus alegrías y sus penas, con sus broncas y sus olvidos, con sus ausentes y sus presentes. En esta mesa de Navidad no había hoy ningún parado ni nadie pendiente de juicio, ni tampoco echábamos de menos a ningún pariente hospedado en la cárcel, así que demos gracias a quien corresponda; y esperemos pasar otras muchas navidades sin pena ni gloria, que para sobresaltos ya tenemos los de la vida cotidiana! Feliz Navidad a todos mis lectores.

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