jueves, 23 de abril de 2015

Libros, libros y más libros

    Ya saben ustedes que yo no dejo nunca de escribir por el día del libro; es la única fecha establecida por algún comerciante que jamás me salto, con decirles que me parece más importante que el día de la madre y los Reyes magos ya les digo todo. 

    En el Pleistoceno de mi vida, yo aprovechaba el día del libro para comprarlos con descuento, o aún mejor, para engatusar a mi padre y que me los comprara él. Ahora que ya nos asomamos al precipicio de la edad, me los compro cuando me da la gana, así que celebro el día del libro escribiendo y leyendo, pero no comprando. De todas maneras, quién compra libros a estas alturas? Y sobre todo, quién los lee? aparte de ésta que lo es y unos cuantos raritos más. Hace unos días, conversando con un colega de trabajo bastante más joven que yo sobre los hoteles que no te proporcionan la wi-fi en la habitación, él me decía que no los frecuentaba porque  la necesitaba, al parecer sin la tal conexión se sentía perdido. Yo le dije que cuando voy a los hoteles, o es por trabajo y estoy cansada, o estoy de vacaciones y vengo a descansar, con lo que, en ambas circunstancias no necesito conectarme a ningún cacharro, y sobre todo, no quiero. "Y qué haces entonces?", me preguntó;   " me leo un libro" contesté. Lo mejor fue su respuesta: "pero si eso es del siglo XX!"...Me dejó sin habla, no tanto por su asombro ante el hecho de leer, sino sobre todo, por considerar al siglo XX  como un  tiempo anterior a la máquina de vapor. Vivir para ver. 

    Pasemos página y hablemos de los libros que leemos los que aún disfrutamos con ese placer obsoleto, ya sea en hojas de papel cosidas por el lomo, ya sea en ese maravilloso aparato llamado Kindl (da la casualidad que los grandes lectores somos a la vez grandes aficionados al libro electrónico) que ha conseguido ahorrarme hasta ahora varios kilos de papel transportados de un sitio a otro. Hablemos de los libros que se releen, que no son tantos, lo que nos hace preguntarnos para qué los almacenamos por docenas en nuestras estanterías entonces, y además con  la vana esperanza de que los lean nuestros herederos...Yo he releído pocos libros en mi vida, pero acabo de terminar la relectura de "Si esto es un hombre" de Primo Levi, esta vez en versión italiana; aún más duro, aún más estremecedor si cabe leer el relato de un superviviente del infierno pensando que esas palabras escritas y no traducidas eran sus propias  palabras. Lectura sobrecogedora que he tenido que dejar de leer por la noche porque me producía pesadillas tremendas.

    Hablemos de los libros que leemos. En este momento, "La Oculta" de ese colombiano que no se parece en nada a García Márquez pero que a mí me encandila por igual: Héctor Abad Faciolince. Se leyeron ustedes "El olvido que seremos" que tantas veces les aconsejé? Sí? No? pues no sé a qué están esperando. "La Oculta" es su última novela y en ella habla de ese tema que todos decimos detestar pero que acabamos buscando en todos los libros: la familia y las relaciones entre sus miembros. Y de paso me estoy leyendo también "Petit traité d'intolerance", una colección de artículos publicados por Charb, uno de los dibujantes asesinados en el atentado de Charlie Hebdo, divertido a más no poder porque, en el fondo, aunque tampoco nos atrevamos a decirlo en voz alta, sí, se puede uno reir de todo en esta vida.

    Y hablemos de los libros que vamos a leer, que serán en breve los cuatro tomos de "L'amica geniale", ese fenómeno editorial que levanta pasiones en Italia y en los muchos países  donde se ha traducido (en España aún no) entre otras cosas porque la autora vive en el anonimato y no se sabe quién es, ni siquiera si es una mujer. Después de visitar Nápoles es lectura obligada y, además, es un consejo de mi vecina, que nunca se equivoca con sus recomendaciones literarias. Me hice aficionada a Manuel Chaves Nogales gracias a ella y aún estoy dándole las gracias; y pronto caerá "La agonía de Francia",  un ensayo publicado en 1941 desde el exilio, de una clarividencia arrebatadora. 

    Ya les he dado unas cuantas pistas; ahora, si son de los míos, de los del siglo XX, ya saben lo que se pueden comprar para celebrar el día del Libro. Si pertenecen ustedes realmente al siglo XXI sigan descargando vídeos en Youtube (yo también lo hago no crean) y leyendo periódicos digitales fugaces y Twitters con frases ortográficamente dudosas, no se lo reprocho. En el fondo, leer es lo primero que nos enseãnron en el colegio y, bien visto, debe dejar traumatizado a más de uno.

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