martes, 7 de noviembre de 2017

Todos tenemos necesidades

   Hace mucho tiempo que no les regalo una canción, a fuerza de estrujarme los sesos para escribir y no decir más tonterías que las justas, olvido que este invento tienen también un componente audiovisual. Aquí la tienen, "The bare necessities", que los avezados traductores del cine español titularon "busca lo más vital" : 


   Porque hoy, en la primera jornada verdaderamente invernal tras una semana de vacaciones de otoño, iba yo caminando por las calles a punto de anochecer (antes de las seis ya en estas tierras septentrionales) y pensaba en eso de las necesidades que cada uno tenemos en la vida, no en las fisiológicas, vaya!

    Por ejemplo, yo  tengo necesidad de ir periódicamente a mi tierra (nada de patria, ni pueblo ni país, les ruego) y a veces, por no dar ni darme explicaciones, invento necesidades que no existen,  como en esta ocasión: "tenemos que ir para ver al niño, que se ha ido allí a estudiar, que lo mismo nos necesita". Pues bien, el niño no nos necesita ni la mitad de lo que nosotros a él, y está feliz y contento amueblando una nueva etapa de su vida en la que las riendas las lleva él y nosotros vamos a limitarnos a saludar al paso de la carroza. Que conste que me he alegrado como una loca de que mi hijo no me haya hecho  mucho caso en los dias pasados allí, significa que está a gusto y contento y que por fin se está quitando el adhesivo que le pegaba a sus padres o con el que sus padres se le pegaban a él; es ley de vida. Y es también un peldaño más (hacia arriba o hacia abajo les dejo elegir) en la escalera de la vejez; y para evitar pensar demasiado en ello hagamos de la necesidad virtud: mi necesidad, irracional, inexplicable y hasta cierto punto cateta de visitar mi ciudad con frecuencia, va a coincidir durante unos años con la oportunidad de ver al hijo...Aunque no nos haga mucho caso. 

    También tengo otra necesidad inexplicable de subir en los aviones y marcharme lejos, en cualquier dirección. Esa es una necesidad cara, lo admito; pero para ello trabajo y ahorro y no me gasto casi nada en otras necesidades que son muy respetables pero que yo no tengo: casas, coches, joyas, restaurantes, etc. Cuando pienso en ello no puedo evitar acordarme de mi abuelo, que no era nada viajero y que cuando una Navidad le anunciamos que los cinco de mi familia nos íbamos a comer las uvas al Cairo y después a hacer un crucero por el Nilo, se quedó impávido y nos espetó: "no veo la necesidad". Porque para él, el viajar no era más que una incomodidad, no una necesidad. 

    Y hoy mismo, en el primer día que ha helado, con un sol tibio y las calles llenas de hojas caídas que anuncian que lo mejor del frío está por venir, doscientos alcaldes con sus doscientos bastones han venido a esta ciudad donde vivo a manifestar su apoyo a un huésped incómodo que tenemos merodeando desde hace unos días. Será también necesidad lo suyo?  Acabo de de pasar los Santos en España y me ha fascinado la procesión de ancianos visitando cementerios, adornando tumbas, rezando en las iglesias y comprando buñuelos, casi casi como una necesidad de recordar que, antes de que llegara Halloween y su cortejo de fantasmas y calabazas, teníamos Santos y difuntos, no sea que se nos olvide. Los alcaldes de hoy, vistos por una ventana como los he visto, más me parecían una procesión de nazarenos que otra cosa, por aquello del bastón el alto; o si me apuran, un cortejo de Halloween a cara descubierta y pidiendo caramelos de puerta en puerta, recordando que antes de que el huésped incómodo se largara y los abandonara, ya lo adoraban. Por ser bondadosa y comprensiva con la tontuna humana, me dan ganas de pensar que lo suyo es necesidad, porque ya no se puede explicar con palabras ni con argumentos, como lo mío con mi tierra o mis viajes en avión. 

    Pero me temo que es otra cosa. Será por eso que hoy han recibido el apoyo de Pamela Anderson a través de su Blog, que por supuesto, como es una ilustre comentadora política,  tiene muchos más lectores que el mío. Señor, llévanos pronto!

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