domingo, 19 de noviembre de 2017

Todos a una, por desgracia

   He pasado toda la semana siguiendo las noticias con estupor y rabia, por culpa del juicio a los presuntos (como creo en la justicia vamos a llamarlos presuntos hasta que un juez los condene) violadores de los Sanfermines. No sé si con más estupor incluso que rabia; y por una vez dando gracias a las redes sociales por existir: cinco capullos contra una chica, ingenua ella que pensaba que entraban en un portal a liar un porro y no se les ocurre otra cosa que colgar el vídeo de la azaña para que lo vean sus amigos y de paso les hagan un "like"...En la vanidad van a llevar la condena, si ésta llega, como yo secretamente deseo, para qué se lo voy a ocultar. 

    No quisiera entrar en más detalles, porque lo que más me llama la atención no es la capacidad de la opinión pública de darle la vuelta a la tortilla y pensar lo que inevitablemente piensan los bienpensantes (líbranos Señor de todos ellos): que si la chica fue imprudente, que si consintió, y tantas otras estupideces que aún en el siglo XXI una tiene que oir. Me llama la atención que en este siglo de la locura, de los teléfonos individuales, las pantallas para uno sólo, los pisos de soltero, el Netflix para uno mismo y los servicios miles unipersonales, los delincuentes actúen en grupo. Porque en grupo defraudaban los de la Gürtel, en grupo se radicalizan los jihadistas, en grupo se juntan los ladrones de pisos y coches y parece ser que también los violadores. Un tipo como el Dioni, que se largó él solito con una furgoneta llena de millones al Brasil y hasta se cambió de cara, comienza a ser un modelo hasta simpático de delincuente común. No me digan que no da que pensar esta cosa de vivir aislados y delinquir en grupo...

    En un grupo que se hacía llamar "la manada", chavales que se van de juerga a los Sanfermines como tantos otros en España, con la particularidad de que uno es guardia civil y otro militar...Yo que era feliz de pensar que por fin en este bendito país los Maderos habían pasado a ser policías, los Picoletos, honorables Guardias Civiles y el ejército tenía soldados y no rascatripas y chusqueros...Qué decepción!Esa manada, que salió de Sevilla rumbo al norte a pasar un fin de semana no era un grupo humano, sino una verdadera manada de lobos, no sé si más en celo o más hambrientos, y en cualquier caso embrutecidos hasta las trancas. No sigo que me caliento. 

    Y ella, la víctima, una joven madrileña de dieciocho años a quien probablemente su madre le advirtiera una y mil veces antes  de salir de casa que tuviera cuidado, que no bebiera demasiado y que no fuera sola ni al baño...Los tiempos cambian pero el discurso de las madres permanece. Y aparentemente, los tiempos cambian para peor, y las madres que tenemos hijas que quizás algún día se marchen a los Sanfermines (o a las Fallas, o a la Feria de Abril)  tendremos que elaborar un nuevo pliego de condiciones con ellas en el que se incluyan todo tipo de advertencias de no juntarse a cualquier grupo humano masculino que te invite ni a una caña con patatas bravas. Porque el siglo XX nos trajo una buena cantidad de nuevos verbos para conjugar: votar, amnistiar, divorciar, abortar, casar (con otra persona del mismo sexo) y desgraciadamente, el siglo XXI no sigue imponiendo a las mujeres un verbo desagradable, también de la primera conjugación: violar...Y en grupo, para mayor escarnio. 

    

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