domingo, 26 de agosto de 2018

De allende los mares, 2

   Segunda entrega de mi cuaderno de apuntes viajeros y de paso una efemérides: mañana, que no puedo escribir porque tengo que viajar (a veces es trabajo y no placer aunque yo procuro que ambas cosas se aproximen) se cumplen siete años de mi Blog. Si esto fuera un matrimonio entre escritora y lectores, nos estamos acercando peligrosamente al momento de la crisis... El tiempo nos dirá si cumpliremos alguna boda de plata, bronce y de lo que sea! Gracias a todos los que me leen, conociéndome y, sobre todo, a los que me leen sin conocerme desde hace 622 entradas, que se dice bien!

    "Mi yo naturalista"

   " Mi yo naturalista era casi inexistente hasta hace unos días, o eso creía yo. Y mi asombro por la naturaleza solo relativo, y menos aún por los animales. 
    Ni un abuelo naturalista (a pesar de cazador) ni una ascendencia repleta de ganaderos, ni un padre cazador, animalista y aficionado a los toros (todo al mismo tiempo) ni haber visto resignada "El hombre y la tierra" cada viernes por la noche de mi infancia, ni haber llorado la muerte del amigo Félix; ni pasar los veranos correteando por una dehesa, o subiéndome a una higuera para comer higos de madrugada, ni haber sido feliz cada mes de julio durante quince días de campamento juvenil;  ni tener hijos que a veces pienso que quieren más a los animales que a mi...Nada de todo eso ha conseguido durante más de cincuenta años que mi yo naturalista saliera a la luz. 
    Han bastado siete días de agosto dando vueltas por un pequeño país centroamericano para que toda esa herencia naturalista que tenía olvidada, alborotara mis sentidos y me tenga sumergida en esta especie de extasis místico en el que vivo. 
    El lugar se llama Costa Rica, sus habitantes cuando te saludan por la mañana no dicen "buenos días" sino "Pura Vida"...Y así es!"

   "Océano"

    "El Pacífico es la madre de todos los océanos. Por lejano, por inmenso, porque sale en muchas películas, o al menos en películas que recuerdo y me gustan; porque es azul de verdad y no sólo cuando sale el sol y porque se tardan doce horas de avión en llegar. 
   En estos últimos días me he bañado mañana y tarde en el Pacífico solo por el gusto de contarlo, porque el agua estaba a 25 grados  y por revancha contra el Atlántico que este verano me ha regalado un agua fría como no la recordaba desde hace años, que me ha tenido dos semanas al secano viviendo practicamente al borde de las olas. 
    Que lo sepas, querido Atlántico: prefiero cruzarte por el aire, aunque sea sentada durante doce horas,  para poder bañarme en las aguas de tu pariente Pacífico, mucho más acogedor, francamente". 




No hay comentarios:

Publicar un comentario