lunes, 10 de junio de 2019

Exámenes a mí!

   De una de mis peliculas favoritas de siempre:


   Poco después de esta escena, el padre que protagonizaba Alberto Closas, le contaba a su amigo (el inefable "padrino búfalo" que era José Luis López Vázquez) que no podía parar de fumar porque solo en esa semana se examinaba en una facultad, dos tribunales de bachillerato, cuatro institutos y seis escuelas de enseñanza primaria... Consecuencias de tener quince hijos, claro. 

    Ya siento no haber encontrado la escena, porque yo, sin haberme dado al tabaco, es así como me siento. De mis tres escolares uno examina (que también tiene lo suyo, no crean) y otros dos se examinan; y yo sin poder hacer nada por ellos más que compra, comida y decirle a mi madre que ilumine iglesias, que a los ateos nos parece que es una manera indolora de rezar; siempre a cargo de uno que crea, por supuesto. Aunque a mi lo que me gustaría es examinarme y pasarme los tragos yo, sin tener estos nervios por cuenta ajena que me machacan viva. 

    Y no lo digo con la boca chica: me gustaría examinarme, atiborrame de café y memorizar listas eternas de lo que sea; descifrar fórmulas y conjugar verbos; buscar palabras en los diccionarios y hacer resúmenes de los resúmenes; subrayar y cantar en voz alta todas las obras de Lope de Vega (por ejemplo) volver a recitar las partes de la célula y dibujar mitocondrias y protozoos; azañas que ya hice a su tiempo y que me parecieron un tostón pero de las que salí casi siempre airosa (menos en el carnet de conducir):  cualquier cosa antes de este sinvivir en forma de exámenes ajenos!

    Me gustaría examinarme yo para no tener que preocuparme por los exámenes ajenos, para no tener que recordar que esto o lo otro es importante; para no comerme el tarro pensando si las horas invertidas son las necesarias o si debería haber sacado el látigo más o menos frecuentemente; me gustaría examinarme yo para no pensar día y noche en cómo y qué vuelta darle a esos exámenes que aunque los pasen los hijos, lo queramos o no, también sirven para examinar a los padres.  Llámenme inmadura, mala madre, maestra suplente o tutora de medio pelo, lo que ustedes quieran; todo lo acepto, insisto y persisto: si fuera yo la que me examinara estas semanas, viviría menos angustiada de lo que vivo. 

   Pero en ésto de los exámenes, como en tantas otras cosas, mi tiempo ya pasó. Quizás sea eso lo que fastidia profundamente...Feliz semana para todos los que se examinan, por cuenta propia o ajena!



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