lunes, 19 de septiembre de 2011

Algunos hombres buenos

  No, no, todos los hombres no son iguales, ni mucho menos. Y afirmo a los cuatro vientos, que en medio de esa marea de maltratadores, hampones, violentos, vagos de siete suelas, incapacitados para poner la lavadora y machistas de tres al cuarto, en medio de toda esa tropa que cree tanta gente femenina que "esto es lo que hay", insisto, hay hombres buenos.

   Y los ha habido desde el principio de los tiempos, mucho antes de que el "buenismo" nos lo pusiera de moda nuestro presidente del gobierno y de que los malos ocuparan todas las páginas posibles de la actualidad. Yo los he conocido, el primero de todos mi propio padre (complejo de Electra quizás se me achaque, vale) y con él varios de su generación. Hombres que no conocían otra manera de proceder ni de andar por la vida que no fuera haciendo cosas buenas, buenos padres y mejores maridos, incapaces de defraudar ni siquiera a hacienda, y rectos como una pica, gente de fiar, vaya. Insisto, mi padre y buena parte de sus amigos que yo conocí y que por desgracia ya no son de este mundo eran así.

    Después el cine y el siglo XX nos han traído el modelo de hombre malo que es con el que nos hemos quedado, porque nos divierte más y  porque cunde más en las conversaciones, pero que da mal resultado si hay que frecuentarlo de por vida. Hace unas semanas conversaba con una amiga y nos decíamos la una a la otra que deberíamos de parar de despotricar de nuestros maridos, porque cada vez se acercaban más al modelo de hombre bueno y porque francamente, conocíamos muchos más muchísimo peores!

    Pero todos estos párrafos no son más que una tonta excusa para hablar de un hombre bueno, que además es mi pariente, y que lleva peleando contra la bestia negra del cáncer desde hace meses sin perder ni una sóla vez la cara ni tener un mal gesto con los de alrededor. Llenándose el cuerpo de venenos curativos, porque le quedan todavía algunos años por delante para seguir haciendo cosas buenas y llenas de buenas intenciones, que es lo único que sabe hacer.Un hombre bueno de los de antes, quizás uno de los que yo nominaría para el Oscar de los hombres buenos que del mundo han sido.   

Hace una semana se dejó cortar, pegar y coser durante seis horas en un quirófano y pocos días antes aún era capaz de bromear sobre ello al teléfono, mientras a mi que soy incapaz de hacerme un empaste sin anestesia, ni mirar a la jeringuilla cuando me sacan sangre, se me encogía el alma sólo de pensarlo.Este hombre bueno se merece curarse porque jamás dió un paso a derecha ni izquerda que no fuera para hacer algo bueno, y porque en ese cine americano que tanto me gusta y que tanto he visto, los malos se mueren o se van a la cárcel, y los buenos se llevan a la chica, así que no preocupes tito, que eso es lo que te va a pasar a tí!

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