jueves, 16 de enero de 2014

Viven!

    En octubre de 1972 un grupo de jóvenes uruguayos, miembros de un club de rugby, se estrellaron con su avión en los Andes, les dieron por desaparecidos y sobrevivieron (los que pudieron) en aquel desierto de nieve durante dos meses comiéndose los cadáveres de sus compañeros muertos. Aquella hazaña quedó recogida para la posteridad en un libro que yo leí en mi adolescencia y me dejó marcada, se llamaba "Viven!". Y más tarde, en 1993, dio lugar a una película de Hollywood, menos sobrecogedora y más peliculera, si se me permite la expresión redundante.  Hace unos meses vi en un programa de la BBC  a uno de los supervivientes relatando sus recuerdos de la experiencia que ahora intenta rentabilizar como "coach" para empresas, un señor ya madurito llamado Roberto Canessa que cuando le preguntaban cómo hizo para mantener alta la moral y sacar la fuerza necesaria para salir de aquel infierno (él fue uno de los tres supervivientes que logró salir de la cordillera y acudir en busca de ayuda) dijo: "cada noche conjugaba el verbo vivir en todos sus tiempos verbales". Les dejo unas imágenes de un documental rodado años después con los protagonistas,  por si les pica la curiosidad:



    Siguiendo con este tema  de la supervivencia, hace unos años, una mujer admirable llamada Simone Veil publicaba sus memorias. Fue, como tantos otros judíos, víctima de las persecuciones y deportada a un campo de concentración junto a su familia, que prácticamente desapareció allí. Ella sólo tenía 16 años, sobrevivió y tuvo en Francia una muy intensa carrera política que culminó más tarde siendo la primera presidenta del Parlamento Europeo. También pude verla en una entrevista cuando publicó sus memorias y el periodista se obcecaba en preguntarle cómo había hecho para sobrevivir en el campo de concentración; ella respondió que simplemente no había llegado su momento y que en aquel entonces, la incosciencia juvenil le impidió compadecerse de sí misma y verse como una víctma destinada a morir, pero que cuando se dio cuenta de verdad que era una superviviente fue cuando años más tarde, y a punto de promulgarse en Francia la primera ley del aborto (1975) que ella sacó adelante como ministro de sanidad, la gente la llamaba asesina por la calle.

    No se muy bien cómo explicarles la elección de estos dos ejemplos y el porqué. Será porque  últimamente veo demasiadas historias en la prensa, y alguna que otra en la vida real de gente que se pelea por apartarse del camino de la muerte con todas sus ganas y me parecen todos admirables. Será porque esta mañana la radio me ha contado que además de vivir en un país donde la eutanasia está autorizada, resulta que es el país europeo con más suicidios por habitante... Será porque me gustaría parecerme a Woody Allen y tener su genio para contar estas obsesiones en clave de humor y no lo tengo, a saber. Será porque vivir es peligroso y  sobrevivir admirable. Y será porque esta semana me he dado cuenta que se puede conjugar el verbo "vivir" en todos sus tiempos y personas, pero que el participio pasado es "muerto"...brrrrrrrrr!!!!

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