domingo, 5 de enero de 2014

Será éste un Año Nuevo de verdad?

    Para que vean ustedes, comienzo el año haciéndome a mí misma grandes preguntas, que es algo que se me da de miedo, y mejor aún se me da no encontrar las repuestas...quizás por eso me decidí a escribir un blog, hace algo más de dos años: para poder echar a volar todas mis preguntas, esperando que algún amable lector me envíe las respuestas, ya que con el Altísimo, que es otro que tiene fama de dar grandes respuestas a la gente,  hace años que dejé de comunicar.

    Dejemos de lado la metafísica. Mañana, cuando en España todos los niños estén descubriendo lo que los Reyes Magos han dejado para ellos, yo llevaré ya un rato en mi trabajo; por suerte, hay que añadir siempre en estos casos. Los roscones ya me los he zampado por adelantado, gracias a que las tradiciones se respetan cada vez menos y se fabrican con mayor antelación. Y pensándolo bien, después de haber visto el sobrecogedor anuncio del bocadillo de pan con pan que pasan en la tele española, quizás haya muchos niños que mañana abran cajas vacías, sin un juguete dentro. Les dejo el anuncio, por si queda alguien que no lo haya visto, a mí hasta me ha quitado el sueño.


    Estas cosas ocurren en ese país del que me fui, aunque muchos pretendan anunciar brotes verdes, amarillos y de cualquier color. Ese país del que me gustan los olores, los colores y el brillo del sol que apenas he visto durante diez días de estancia; ese país del que dicen que es donde mejor se vive en el  mundo (algo que dicen sobre todo los que no van nunca a ninguna parte) y donde la gente es alegre, sonriente y solidaria. Ruego me disculpen los muy entusiastas, pero en ese país yo últimamente sólo veo gente cabreada (otra cosa es que tengan razones sobradas para ello) y poco pendiente de las necesidades del vecino. Y eso que estábamos atravesando la tregua de la buena voluntad que tan irónicamente recoge esta gansada que me ha llegado por Facebook:



    Es este el país que sigo pensando que es el mío, donde la gente protesta porque las calles se convierten en peatonales y donde tirar petardos está prohibido aunque debajo de mi balcón el día de Nochevieja hubo una auténtica "mascletá" que me tuvo en vela hasta las cinco de la mañana. Es en este país que aparece en mi DNI como lugar de nacimiento donde otrora presumimos de modernos y ahora se promulgan leyes cada vez más antiguas, menos justas y más incomprensibles. Menos mal que Campofrío y Chus Lampreave me han dejado claro que una cosa es irse y otra hacerse, porque con este panorama dan ganas, más bien, de lo segundo.

   Me pregunto, pues, si éste que comienza será verdaderamente un Año Nuevo para toda esa gente que no tiene para ponerle una loncha de mortadela al bocadillo, o simplemente un año más. Si será un Año Nuevo en el que "Ambiciones y reflexiones" de Belén Esteban, deje de estar en los puestos más altos de la lista de libros más vendidos y  la gente se interese por Octavio Paz, del que vamos a celebrar el centenario de su nacimiento; si será un Año Nuevo para los que piensan que trabajar es algo que les ocurrió una sóla vez en la vida o será un año más de paro. Crucemos los dedos.

    Mañana llegan los Reyes Magos. Les dejo un mensaje a todos aquellos que sigan creyendo: déjense de iphones, bonos para masajes y chorradas multimarca, pídanle a los Reyes que este año sea un AÑO NUEVO DE VERDAD, con todas las mayúsculas bien puestas; porque me temo que el 2013 ha sido más bien para olvidarlo. Feliz Año Nuevo para todos ustedes.

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