lunes, 5 de diciembre de 2016

El año en que nos equivocamos peligrosamente

    Este 2016 que se nos está marchando ha sido el año en el que nos equivocamos peligrosamente; ustedes, y yo, y los sondeos, los tertulianos, los políticos, las amas de casa, el sindicato del metal,  el gremio de hosteleria y la hermandad rociera de Palos de Moguer: no se ha salvado nadie. 

   La primera equivocación me la dedico a mí misma, yo que pensaba que por fin nuestra democracia se haría mayor y sabia y tendríamos un gobierno de coalición, con el que sueño aún más que con que me toque la lotería (imposible ésto último porque no juego). No hubo tal gobierno y de propina nos hemos pasado un año entero soportando una campaña electoral, que es bastante peor que ver un concierto de Raphael en diferido y con bises. O todos los episodios del reencuentro de Operación Triunfo seguidos, que viene a ser lo mismo;  por cierto, también se equivocó TVE al intentar estirar el chicle quince años después, no hay nada como una retirada a tiempo. 

    Se equivocó David Cameron al convocar un referéndum peligroso y encima creer que lo ganaría con su encanto personal. Se equivocaron quienes pensaron que a nadie se le ocurre abandonar un club de países ricos y democráticos que además son tus principales socios comerciales. Pero claro, los que votaban  no tienen sistema métrico decimal, conducen por la izquierda y comen mal; con esas premisas no se pueden tomar decisiones acertadas...

    Pensábamos todos que se equivocaba el ex presidente colombiano Alvaro Uribe al pedir el "No" para un tratado de paz que ponía fin a más de cuarenta años de guerra, pero resulta que los equivocados éramos nosotros y el Pitufo cabreado en el que se ha convertido Don Alvaro, se salió con la suya:  salió que no y ha conseguido que se firme un nuevo tratado. A veces en la historia lo peor no son las equivocaciones sino los aciertos. 

   Se equivocó medio mundo (excepto Michael Moore y los guionistas de los Simpson) en pensar que varios millones de estadounidenses aceptarían ser gobernados por un tahúr obeso, tramposo, machista y de pelo teñido e injertado y miren ustedes por donde, a 60 millones de votantes esas minucias no les importan, con tal de cerrarle el paso a la mujer más preparada de la historia para ese cargo...Aunque tenga fama de mentirosa y, vaya casualidad! sea la mujer de un antiguo presidente. Hay que desconfiar de las masas de votantes enrabietados, son capaces de cualquier cosa. A ver si se equivocan el año que viene los franceses enrabietados y tenemos de presidenta a una rubia teñida y radicalizada para el lado que no debe. 

    Y se ha equivocado ayer Matteo Renzi pero les ahorro las explicaciones, aunque parece que los austriacos nos han dado lo mínimo que despachan de alegría electoral, cerrándole el paso a la extrema derecha. Se equivoca el clima, que se ha puesto a llover sobre Málaga y provincia cuando allí viven de vender sol embotellado.  Probablemente se esté equivocando Manuela Carmena cerrando Madrid al tráfico rodado en plena euforia comercial navideña, que no parece el mejor momento;  se han equivocado los del anuncio de la Lotería, que es de una simpleza rayana en la charlotada y se ha equivocado Cristiano Ronaldo de asesor fiscal.  Debería haberle pedido el teléfono del suyo a Mario Conde, que acabará volviendo a salir de la cárcel en pocos años y seguirá siendo rico como el que más. Rico sí, pero un rico equivocado.

    Esperando al 2017, lo único que se me ocurre es pedir al cielo que nos deje equivocarnos solo en las sumas y las restas que hacemos con los dedos y le ponga remedio a este desaguisado multilateral en el que se está convirtiendo el mundo...

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