viernes, 22 de diciembre de 2017

Felicitaciones

    La Navidad provoca sentimientos encontrados y en muchos casos opuestos, se sabe. Felicitarlas es a veces un ejercicio arriesgado, porque si cae uno sobre esos siesos que andan por el mundo odiando la Navidad (y al género humano hasta me atrevería yo a decir) se puede uno encontrar hasta con una impertinencia. Bien, pues a mi me gusta felicitar la Navidad, porque no sé si es por la falta de luz, los años y las canas que voy peinando, o vaya usted a saber, pero en esta época del año el corazón se me ablanda y me pide ver de nuevo la muerte de la madre de Bambi en el cine, o la de ET. Hoy hasta se me han saltado las lágrimas con una de las niñas de San Ildefonso que cantaba los números mejor que Pavarotti muchas arias; con eso se lo digo todo. Así que aquí tienen mis felicitaciones especiales, de esta serie que llevo varios días escribiendo, con propósito navideño. 

    Feliz Navidad a Inés Arrimadas, no sólo por sus resultados, sino por haber aprendido catalán de adulta y demostrar que se puede querer a una tierra, e incluso ser capaz de gobernarla sin ser un Pata Negra de la misma tierra gobernable; y por cierto, me he enterado que por sus venas corre buena parte de sangre de la mía (de mi tierra quería decir). Feliz Navidad a Mariano, porque ha conseguido hacer de unos peleles, auténticos mártires canonizados en un proceso más rápido que si el Opus Dei se lo hubiera financiado. Feliz Navidad a Hillary Clinton, que este año, por fin, va a ejercer de abuela, comprando regalos y horneando galletas por toda ocupación. Y feliz Navidad a Melania Trump, que, pobrecilla, no le quedará otra que pasarla con su marido. 

    Feliz Navidad a los niños de San Ildefonso, que aunque ya no sean huérfanos como antaño, son muchos de ellos  buen ejemplo de las cosas que los niños hacen bien para remediar lo que los adultos hacemos mal: léanse la historia de la niña que ha cantado hoy el gordo, lean. Y con ellos, feliz Navidad a los que cobran el salario mínimo en España, que es un insulto comparado con el de muchos de sus vecinos europeos; a los policías y militares que vigilan nuestras ciudades intentando evitar que los mártires religiosos lleguen al paraíso a nuestra costa. A los maestros y profesores que creen que es posible ejercer un oficio que se llama educar; a los bomberos, las enfermeras y enfermeros de guardias interminables y todos los que trabajan en esas seguridades sociales que son un lujo que no queremos ver que lo son. 

    Feliz Navidad a Raphael, que parece que está pachucho y que últimamente es la banda sonora de mi hogar en los ratos en los que todos estamos de buen humor; a  Martin Scorsese, Steven Spielberg, Angela Lansbury, a Woody Allen, a Alex de la Iglesia, que en los últimos años me divierte más que Almodóvar; a María Dolores Pradera, que ya no canta pero le encanta a mi madre; a Julie Andrews, que tampoco canta ya y me encanta a mí y a Harry Styles, que no sé quien es,  pero creo que canta y le gusta a mi hija. Feliz Navidad a Antonio López, a Daniel Baremboin, a Elvira Lindo, Rosa Montero y Manuel Vicent, por sus columnas. A Mario este año lo voy a castigar sin felicitación porque desde que lo vi en el reportaje de la boda de la niña Boyer me dije que había perdido el Norte. Feliz Navidad a la reina Isabel de Inglaterra, gracias por vivir tantos años como para que hagan series de televisión tan apasionantes como "The Crown".

    Feliz Navidad a todos los niños que esperan juguetes, los traiga quien los traiga, y especialmente a esas niñas que ahora pueden pedir juguetes de niño (y no como antes) y que serán quienes rompan esos dichosos techos de cristal contra los que seguimos chocando. Feliz Navidad al señor que toca la trompeta en el metro, al que barre la acera y al que empuja la silla de ruedas del enfermo. Al panadero que hornea de madrugada mis hogazas de vacaciones y al que se levanta pronto para venderlas; a los churreros de toda España y a los jamoneros de mi tierra. 

    Y feliz Navidad a todos mis lectores y, espero,  amigos, que deben llevar ya cuatro párrafos de lectura preguntándose si en esta lista eterna no les llegará el turno a ellos. FELIZ NAVIDAD. A disfrutarla.

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