jueves, 19 de abril de 2012

Lo siento

   Está claro que la familia Real no me deja seguir con el curso normal de mis pensamientos en voz alta (al fin y al cabo eso es lo que es un blog) y si para esta entrada tenía pensado volver con mis preocupaciones habituales, a saber: el frío, la crisis, los millones de parados españoles, el acoso escolar, Iberia y sus huelgas, los viajes, los años 70', los electrodomésticos, el cine,  etc.etc. pues tengo que limitarme a una de mis obsesiones que además da mucho juego ultimamente: la monarquía. 

   Don Juan Carlos I, ese hombre a una muleta pegado, ha salido ojeroso y cariacontecido del hospital y lo primero que ha hecho ha sido decir: "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir", frase banal donde las haya pero que puesta en labios de un hombre a quien todo el mundo adula y pocos llevan la contraria tiene su gracia. He de reconocer que me ha conmovido, independientemente de si ha tenido que ensayarse las palabras cien veces ante el espejo o si las ha pronunciado cruzando los dedos, una es así de sentimental. Y sobre todo me conmueve que el jefe del estado, que no es un político pero todos le clasificamos entre ellos, esto es, alguien que vive gracias a nuestros impuestos, cometa un error y se disculpe, hecho poco frecuente en la madre patria. Aún estamos esperando las disculpas de Roldán, convicto y confeso, las de Mario Conde, las de Camps, las de Pepiño, las de los pilotos de Iberia y para el día en que salga el juicio, las de Urdangarín si es menester. Aquí no se disculpa nadie.

   En mi adolescencia, llevábamos pegadas a las carpetas y forros de los libros postales y pegatinas con frases cursis (como corresponde a la adolescencia) y una de ellas decía "amar significa no tener que decir nunca lo siento", sacada de la película "Love Story" de la cual no se acuerdan ni la Wikipedia. Pues bien, la frase aparte de cursi era incorrecta, porque amar significa justamente decir "lo siento" más de una vez y más de dos. Y nuestro Monarca, para no perder el amor de su pueblo como declaró su Monarca de abuelo el 14 de abril de 1931, ha tenido que decir lo siento y tendrá en las próximas semanas que seguir aguantando el chaparrón. Una prueba de inteligencia finalmente, la de saber plegar las velas a tiempo.

   Y yo, como no quiero ser menos, pues también me disculpo con Su Majestad (que no me va a leer pero vaya usted a saber las vueltas que da la vida) por mi frenesí republicano de la entrada de hace unos días. Mejor dicho, sigo cultivando mi jardín republicano, pero espero que sea Don Juan Carlos quien lo guarde durante unos años, los suficientes para que ésto reflote de nuevo. No me fío ni un pelo de que nos presida uno de esos que no se disculpan nunca! 

    Y si los Borbones se están quietecitos y callados, y deja de hacer este frío pelón, intentaré hablar de la primavera, prometido!


No hay comentarios:

Publicar un comentario