jueves, 7 de marzo de 2013

Mujeres, y encima trabajadoras

    A pesar de lo mucho que me molestan las fechas señaladas arbitrariamente, y esos "dias de" que algunos iluminados nos marcan en el calendario para recordarnos algo que ignoramos los 365 días restantes, no puedo pasar por alto que mañana es 8 de marzo, día de la mujer trabajadora (ojito, he dicho trabajadora) grupo en el cual estoy metida hasta los tuétanos.  El año pasado Forges me echó una mano con una de sus viñetas geniales que me sirvió para hacer verdad aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Este año me va a tocar rellenar con unas cuantas tonterías de las mías. Aquí las tienen.

    Lo de ser madre trabajadora, es realmente como para celebrarlo? Con el paso de los años, y una vez superada la prueba de fuego de los pañales, biberones, llantos y pises a todas horas me atrevería a decir que sí, pero con celebración festiva, vaya. El trabajo es una liberación para muchas mujeres que de otra forma estarían en casa y con la pata quebrada, como dice el refrán; pero no una liberación económica, es casi espiritual: las madres trabajadoras damos más juego en las conversaciones y tenemos un horizonte más amplio, así de simple. Les reto a que busquen una mujer de las que voluntariamente no trabajan (les aseguro que existen) y se la lleven una noche de copas: les apuesto lo que quieran a que antes del segundo gin-tonic ya le habrán enseñado las fotos de todos los críos que guardan en su iPhone (las madres ociosas siempre tienen un iPhone, curioso)  y les han dado la receta infalible de como hacer el arroz con leche en la Thermomix...qué miedo!

    Otro reto: busquen en su círculo próximo a un hombre que afirme con la boca llena que le gustaría que su mujer se pusiera a trabajar sin necesitarlo, no lo encontrarán. Y no lo encontrarán  por la simple razón de que no existe. Cuando el dinero ya no es un problema, a los hombres les gusta que alguien se encargue de expedientes tan engorrosos como la compra, los deberes o hacer de taxista de los herederos, aún a costa de encontrarse cada tarde al volver a casa con un cerebro idiotizado por el programa de Ana Rosa. Las madres trabajadoras somos las únicas capaces de  hacer una tortilla de patatas y corregir ecuaciones de segundo grado después de ocho horas laborales; y los maridos de las mujeres trabajadoras son más sufridos, más atentos,  saben cómo poner la colada y qué día tiene kárate el pequeño de la casa; los otros no...ni les interesa.

      Y ahora una costatación, con cierto asombro por mi parte: ser rubia ya no es el chollo que era. Lo dice esa rubia que ultimamente copa las portadas de nuestra prensa nacional (y no sólo del corazón);lo dice la princesa Corina, aquella por la cual llegó el escándalo, y que resulta que es falsa princesa pero rubia verdadera. Esta guapa mujer,que por supuesto niega ser la amante Real que todos sabemos, se afirma y reivindica en su status de mujer trabajadora, a lo cual tiene derecho porque ganar millones intermediando es un trabajo, aunque éticamente le podamos sacar algún pero a la forma de ganarse los dichos millones. Corina la rubia, reclama cierto respeto al que (dice) le han faltado en un mundo en el que prosperan las puñaladas traperas y las rubias no son precisamente las que cierran el trato, sino que a menudo son parte de él. Si ella dice que ser mujer y rubia le ha perjudicado, será por algo...

  Tentada estoy de terminar este panfleto de hoy con una frase lapidaria como "el trabajo os hará libres", si no fuera porque, forjada en hierro, ésta  era la frase que recibía a los deportados en los campos de concentración del III Reich. Como siempre, los Nazis fueron muy hábiles en recuperar una frase que no era suya sino de un escritor alemán,  llamado Diefenbach, que la utilizó como título para una de sus novelas en 1873, cuando el Nazismo no era ni siquiera una posibilidad. Y ya que he aclarado el origen de la frasecita de marras, y a pesar de que muchas veces en estas entradas blogueras protesto y me lamento de mi condición de mujer trabajadora, me doy cuenta que sí, que a pesar de todo, a mí, y a otras muchas como yo el trabajo nos ha hecho mujeres más libres. Feliz día para todas, ojito! sólo para las trabajadoras.

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