miércoles, 15 de marzo de 2017

Soldaditos de plomo y polis buenos

    Mi amiga Lucia, que es una señora italiana de una cierta edad y de mucha sabiduría, me llama "soldattino di piombo" (quieren traducción? está bien:  soldadito de plomo) y ella sabrá por qué, pues lleva 25 año llamándome así. Creo que tengo las dos piernas y que no persigo a una muñeca bailarina, así que supongo que lo dice porque soy un tanto testaruda.

    Esta mañana, servidora, soldadito de plomo pero con las dos piernas y sin bailarina ni arlequín por medio, se ha vestido cuando aún no había salido del todo el sol para ir al dentista a la hora en la que rezan los monjes de Silos, y descubrir, una vez en el dentista, que la cita no era para hoy. A veces los soldaditos vamos marcando el paso y es un paso equivocado; menos mal que no llevamos munición!

   Asumiendo mi error (y no tanto el que con la edad y los estrógenos a la fuga estoy empezando a desmemoriarme) me he ido a desayunar a la cafetería de mi trabajo donde he compartido café, bollos y agradable conversación con dos policías españoles. No me hagan contar cómo me encuentro yo con unos policías españoles en mi lugar de trabajo porque tampoco viene a cuento. Lo que sí viene son mis conversaciones con ellos, y sobre todo cuánto me asombra el cambio que ha dado la policía en nuestro país. Viéndolos (bien vestidos, impecables trajes y corbatas, educadísimos y políglotas) y hablando con ellos lo que dan de sí dos cafés, me he convencido que la policía española es por fin moderna y cuenta con gente interesante, culta y abierta de mente; y que ha dejado de ser un reducto de borricos machistas y nostálgicos de tiempos pasados no precisamente mejores. "Torrente" habrá sido un éxito de taquilla en la cartelera pero, decididamente, es la caricatura de esos tiempos pasados y el fruto de la imaginación calenturienta de Santiago Segura, y mejor que sea así. 

    Hemos hablado de nuestros trabajos y de nuestra vida de expatriados; de los problemas de nuestros chicos (expatriados sin haberlo buscado) y de la vida española en general, demostrando ellos  una lucidez y un saber cómo anda la calle que veo rara vez  en otros ilustres funcionarios que andan por el mundo presumiendo de la Marca España. Uno de ellos tiene una hija que quiere ir a Zaragoza a estudiar en la Academia General  y me habla de las dificultades para conseguirlo, y de las altísimas notas de entrada en las academias militares. Me digo que eso también significa el final de los sargentos chusqueros bajo el mando de coroneles maestrantes de la nobleza y eso es otra buena noticia. Yo, que he pasado mi juventud desconfiando de la policía y del ruido de sables tras el 23-F, veo que ahora, buena parte de nuestros conflictos ciudadanos tienen arreglo gracias a esta policía y a este ejército que ya no son una manada de cabestros sino un equipo de gente preparadísima. No está nada mal que los soldaditos de plomo tengan al frente y al mando a unos señores que han tenido que sacar buenas notas para poder mandar. 

   Esta que lo es, soldadito de plomo, se dejaría gobernar gustosamente por unos policías incorruptibles y competentes más que por unos niñatos demagogos o por unos carrozas acostumbrados a cobrar por debajo de la mesa. La cosa es que para gobernar hay que presentarse a las eleciones, porque lo contrario se llama golpe militar y de eso, en España, por desgracia sabemos un rato largo. Mañana a desayunar con la radio en la soledad de mi cocina, aunque hoy  me haya encantado desayunar con la policía!

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