viernes, 3 de marzo de 2017

La niña presa

    Algunas historias de terror consiguen a la vez transmitir cierta ternura. Quizás por eso ha tenido tanto éxito en el cine "Un monstruo viene a verme", que justamente  yo no he ido a ver porque el de terror es probablemente el único género cinematográfico que no soporto, y que este señor Bayona que dirigió la del monstruo parece que maneja a las mil maravillas, a juzgar por el éxito que tiene mezclando, precisamente, el miedo con la ternura y la infancia. 

   No siempre hay que ir al cine para encontrar tan exitosa mezcla. Hoy bastaba echarle un vistazo a la prensa nacional (de cualquier ideología o esquina política) : han leído ustedes la noticia de la presa de ETA a quien se ha dado un permiso especial para salir de la prisión y residir en un centro  vigilado con su hija de tres años que hace un mes fue apuñalada por su padre? Pues ahí tienen un argumento aún más fuerte, más real y si se lo propone alguien, hasta cinematográfico,  para unir el terror a la ternura. A mí no se me ocurre mayor dosis de brutalidad y mayor dosis de ternura juntas en una misma noticias que ocupa apenas treinta líneas en los diarios. 

    Después de pasar dos semanas absorta en la lectura de "Patria" (a qué están esperando para leerlo?) la violencia me resulta un tema obsesivo, no me lo puedo quitar de la cabeza. Después de leer a Fernando Aramburu, sobre todo en las páginas que le dedica al personaje de Joxe Mari, el preso de ETA que se pudre de por vida en una cárcel de Valencia (justo en la que estaba la presa de la noticia en cuestión) no me queda más remedio que pararme a pensar y repensar sobre esa violencia que,  por calificarla de política, guerrillera o lo que se quiera no deja de ser menos violenta ni de tener menos sangre, ni deja de ser cruel e inútil.

   Una niña de tres años que ha vivido su corta vida en una cárcel junto a su madre, sale de prisión  los fines de semana  para estar con su padre, que un domingo cualquiera,  se dedica a asestarle varias puñaladas  por todo el cuerpo. Habrá quien le explique a esta niña el día de mañana, cuando vea sus cicatrices, toda la historia completa? le dirán que vivía en una cárcel porque su madre purgaba un delito de sangre y que cuando no vivía en la cárcel la cuidaba un padre igualmente sanguinario? Habrá alguien con el coraje suficiente para montar semejante relato y ser capaz de contarlo? No quiero ni pensarlo.

    Por suerte, en el país donde todo los parroquianos se dedican a criticar a los jueces y a la justicia, uno de ellos ha decidido poner en libertad bajo vigilancia a la madre etarra de esta niña, que el día de mañana será ciudadana y contribuyente, y sobre todo un ser humano a quien no es justo robarle su infancia. En el país de los corruptos en libertad sin fianza, hoy un juez ha levantado la vista del Código Penal y ha mirado por el interés de un menor víctima de la sinrazón de los mayores que lo trajeron al mundo. Saben lo que les digo? que aunque Rato, Blesa y Urdangarín anden campando por la calle, aún hay esperanza. Hoy,   una niña que vive en Valencia y se llama Izar, va a dormir con su madre, que no es inocente ni mucho menos. Las leyes están para cumplirlas, claro que sí, pero muchas veces, también para interpretarlas. No hace falta que les diga que yo sí creo en los jueces. Y que me da mucha más pena esta niña que los niños de Urdangarín, por supuesto!


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