domingo, 24 de septiembre de 2017

La ceguera silenciosa

   La ceguera silenciosa, así se conoce a una enfermedad bastante seria llamada glaucoma, de la que, para mayor información de mis lectores, me han intervenido ayer. Como las ciencias adelantan que es una barbaridad, me pasé una mañana en la clínica, me pusieron el anestésico pertinente, y al rato de que la oftalmóloga, armada de su espada láser cual Darth Vader me hiciera el necesario pespunte en el iris,  me fui para mi casita, aliviada a más no poder porque éstos mis dos ojos, de color vulgar donde los haya, son los que me sirven para hacer dos de las cuatro o cinco cosas que más me gustan en la vida: leer y escribir. Y lo del láser, aunque parezca una banalidad, a los niños de Star Wars nos parece y nos parecerá siempre que es una espada para atravesar cuerpos o un rayo para destruir a la Estrella de la Muerte...Cómo para estar tranquila cuando te lo enchufan al ojo!

    La ceguera silenciosa...Podría ser el título de una novela de García Márquez, o incluso de una buena colección de poemas de Pedro Salinas. Pero en estos días convulsos de la España del eterno conflicto, me da que podría ser el título de una buena crónica periodística hecha por alguien con más talento que yo. Tras unos breves días en mi tierra la semana pasada, constato con pesar que la ceguera silenciosa ha atacado con saña e indiscriminadamente a una buena parte de la población. No creo ser más clarividente que el resto de los mortales, pero a excepción de Joan Manuel Serrat, Josep Borrell, Juan Marsé, Elvira Lindo, Rosa Montero, Rosa María Sardá  y un par de amigos míos catalanes, Lluís y Susana, veo mucha ceguera por ambas partes, y lo peor: ni siquiera silenciosa. Y veo que en vez de esa pandilla de inútiles y poco ilustrados gobernantes que tenemos, bien nos vendría un Carlos III acompañado de Justin Trudeau, por poner un binomio imposible. Adolfo, Felipe, Santiago y Pasqual,  donde estabáis entonces cuando tanto os necesité?

   Veo que Cataluña ha dejado de ser la tierra del "Seny" y que a ello se suma fatalmente el que la templanza no sea una virtud en el resto de España; veo odios irracionales que creía del pasado y mucha exaltación nacionalista en el más puro estilo retrógado, carca y pueril; como no podría ser de otra forma porque el nacionalismo, sea regional, nacional, o de grupo folclórico es por definición eso mismo: nostálgico del pasado mitificado y por consiguiente, retrógado, carca y pueril. No hablo gratuitamente,  varios años de estudio y de muchas lecturas históricas en la Universidad me obligaron y me vacunaron contra  un movimiento que, lo único que ha traído bueno en la historia ha sido la Independencia de los Estados Unidos y malas, muchas cosas, como por ejemplo la llegada al poder de los Nazis o el horror de las matanzas de Bosnia.Veo argumentos débiles por ambos lados y lo peor de todo, veo un diálogo de sordos por no decir de besugos. 

    No me busquen las cosquillas amables lectores de uno y otro lado de la inútil  frontera lingüística. No saldrá de mi pluma más que un pronunciamiento desesperado a favor del diálogo; lo defendí incluso con ETA como para no defenderlo ahora. Ese diálogo que unos, mediocres opositores y peores gobernantes,  rechazaron cuando aún estaban a tiempo y otros, enchidos de demagogia,  rechazan porque es más fácil prometer a las masas un paraíso inexistente antes que hacerlas razonar (y si el Islam radical y el nacionalismo no fueran cosas tan distintas? ) y pedir calma y no banderas. Yo, en mi lucha contra la ceguera silenciosa me he dejado agujerear por un rayo láser; otros, en su ceguera ruidosa, van a pegarle un hachazo a lo mejor de nuestro país: 42 años de paz, convivencia y democracia. Todos sois culpables.


No hay comentarios:

Publicar un comentario