domingo, 29 de abril de 2018

Hay mujeres

   De vez en cuando me acuerdo y tarareo las canciones de Joaquín Sabina, porque muchas de ellas  son como poesías (también me recito a mi misma poesías, no se crean) y en los últimos días, quien sabe si inspirada por la realidad informativa, solo me viene ésta a la memoria:



     Por si no lo sabían,  en España hay muchas mujeres, más que hombres (50'9% contra 49%)  y para que vean todas las que somos, según el censo de 2017: 23.711.000; les ganamos la partida a los varones en todas las comunidades autónomas menos en las insulares.  Las mujeres españolas, como las de muchas partes del mundo, son más longevas que ellos: dos años de media en general, tasa que se dispara a partir de los 85, donde les damos sopas con ondas, porque las mujeres españolas somos las más longevas del mundo detrás de las japonesas: 87,1 años de media. Y dentro de España, las Castellanas (bien!) y Aragonesas parece que aún superan en otro par de años más esa ya respetable media de 87 añazos. 

    Las mujeres españolas tienen mejores resultados en las escuelas: 59% consiguen acabar el Bachillerato en los plazos normales, frente al 45% de los hombres. En las Universidades son casi el 60% y su nota media es de 7,04 frente a 6,94 de los varones. Y hasta aquí las buenas noticias, porque con tan buenas notas, sólo el 45% del mercado laboral es femenino, los hombres con estudios tienen menos paro que las mujeres (17 frente al 22%) y no digamos cuando no hay estudios superiores, porque entonces el paro se ceba con las hembras. La brecha salarial es de un 10%, aunque en algunos sectores puede llegar hasta el 20; de cada 100 catedráticos de Universidad, sólo 20 son mujeres y para nuestra desgracia, una de cada cuatro mujeres desempleadas europeas, es española. 

    Y a pesar de ello, en España hay mujeres intelígentísimas, eficaces, perseverantes, buenas madres y mejores compañeras, sensibles, trabajadoras, constantes, socialmente hábiles y técnicamente preparadísimas; como por desgracia también las hay maltratadas y engañadas, no sólo por los maridos y parejas: o es que un 10% de brecha salarial no es un engaño descomunal? Habrá también alguna que otra que sea una hija de su madre y de la que no queramos ni acordarnos, pero en general, las mujeres no inician las guerras, no acosan en grupo a los hombres y raramente abusan sexualmente de ellos. Las mujeres no se juntan en bandas de chicas para destrozar las calles y no suelen dirimir sus diferencias a puñetazos. 

   Ya, ya sé que pasó el 8 de marzo y que quizás me esté poniendo un poco pesada, pero en España, donde hay todas esas mujeres, en las últimas semanas sólo dos han sido protagonistas (Letizia y su suegra no cuentan): una, figura pública,  que se ha condenado ella solita por mentirosa, y otra, figura anónima, a quien, pese a ser víctima,  la justicia casi casi ha acabado por condenar. Así estamos todavía, esperando que llegue el siglo XXII que quizás sea el de las mujeres y que yo no veré, porque me parece que en el XXI aún no podremos cantar victoria. Y por cierto, a tí Cristina, te ha ido creciendo la nariz por metros a medida que pasaban los días; yo no te creí ni desde el minuto uno. A la otra:  seas quien seas, yo te creo porque,  pusieras cara de gusto o de circunstancia, te tomaras con ellos una copa o diez, y fueras vestida con un taparrabos,  esas cuadrillas de machos cabríos tienen que aprender de una vez por todas que NO ES NO. Y hemos perdido la gloriosa oportunidad de condernarlos con una sentencia que sirviera de ejemplo para los que quieran intentarlo de nuevo. 

   Por cierto, no se tomen al pie de la letra la canción de Sabina, me ha servido de excusa para empezar a escribir estas líneas, pero dice cada cosa...

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