viernes, 21 de septiembre de 2018

Juego de pistas

    Como una niña pequeña en su primer día de colegio: así estoy a pesar de peinar (y teñir) muchas canas. Me voy de viaje, que no de vacaciones, allá donde me mandan mis superiores,  aunque voy silbando a trabajar como los enanitos de Blancanieves. Tengo que hacer una maleta y coger un avión durante varias horas, ninguna de las dos son tareas que me molesten, bien al contrario. Me fastidia un poco no disfrutar lo que voy a disfrutar (a pesar de que, insisto, no voy de vacaciones) con mis seres queridos, porque a ellos también les gusta hacer maletas y coger aviones; algo bueno les he inculcado. Y tengo sentimientos encontrados porque a la pena de no llevarlos conmigo se sobrepone la alegría de ir al encuentro de amigos a los que llevo ya demasiado tiempo sin ver. Todo ello me produce cierto gusanillo estomacal, no sé si llamarlo nerviosismo o emoción; a mi me resulta que esta sensación es la famosa adrenalina que no sentí mientras mi cuerpo estaba suspendido de un cable y se deslizaba a cierta velocidad sobre un bosque tropical este verano. 


    La del vídeo no soy yo pero a Dios pongo por testigo que hice lo propio porque está hecho en el mismo lugar. La adrenalina está sobrevalorada, de todos modos. 

    Voy a una ciudad a la que no he vuelto desde hace veinte años y creo que su perfil  está un tanto cambiado. Me he leído "Beautiful and damned" de Scott Fiztgerald porque "El Gran Gatsby" ya me lo leí dos veces en los últimos años para ayudar a mis criaturas con sus deberes (ya, ya sé que no hay que hacerlo) y caerá a la vuelta un libro que tiene una pinta estupenda y que no me llevo porque es gordo y pesa: "A little life" de Hanya Yanagihara, traducido al español como "Tan poca vida".

    En estos últimos días, las pocas veces que cojo el coche suenan cosa como ésta:


  O yo misma me sorprendo cantando ciertas canciones que el domingo, si no se tuercen las cosas, voy a escuchar en directo:


   Y los que me conocen y saben de mis gustos ya no necesitan muchas más pistas de este juego que me he inventado hoy, para saber a donde me dirijo. Insisto: voy a trabajar y porque me mandan, pero con órdenes así,  da gusto obedecer. Y para los que no me conozcan tanto, una última canción, por si con las anteriores no ha quedado claro:


    No me pidan Frank Sinatra, hubiera sido demasiado fácil. Seguiremos informando

No hay comentarios:

Publicar un comentario