domingo, 15 de enero de 2012

En busca del arca perdida

    Según la franja de edad en la que se encuentran nuestros hijos, los Reyes Magos pasan por casa dejando un rastro de plástico o de cargadores de batería. Esta es la fase en la que me encuentro en la actualidad, a punto de inaugurar otra aún más excitante en la que tocan duras negociaciones sindicales sobre la compra y uso responsable del teléfono móvil y el acceso a las impepinables redes sociales de Internet. Que Dios nos coja confesados. 

   A todos los padres de familia nos preocupa y con razón el que nuestros hijos se lancen a ese mar de aguas turbulentas que es Internet, por do navegan inocentes barquitos de pesca, cruceros de gran calado, petroleros de los que ensucian y piratas no precisamente somalíes. Tengo un conocido que incluso ha escrito un libro al respecto que en algún momento tendré que leer: "Lo que hacen nuestros hijos en Internet" (por Leonardo Cervera, Ed. RBA, 2009). Lo voy recomendando en lo que me lo aplico como medicina preventiva y de paso lanzo la pregunta del día, porque nos preocupa lo que buscan nuestros hijos en la red pero, qué buscamos nosotros en Internet? Se lo preguntarán nuestros hijos cuando les negamos el acceso a cualquier hora o les dosificamos el uso del ordenador? 

    Me da la impresión que ellos tienen muy claro lo que buscan: relacionarse con los demás, sacar gratis  música y vídeos, jugar a matar marcianos (o terrícolas) copiar trabajos para el cole y presumir de tenr mil amigos en Facebook. A veces, claro, encuentran lo que no buscan, o se meten donde no deben, pero se supone que para eso estamos nosotros.Y nosotros, sabemos lo que queremos cuando nos metemos en esos túneles sin fin? Nos ha cambiado realmente la vida desde que lo usamos? Seremos capaces el día que la red se sature de buscarnos las lentejas sin su ayuda? 

   Responderé en primera persona,  advirtiendo que tengo stress tecnológico y que aún soy de esos trogloditas que compran libros y discos y jamás descargan películas, una pringada, que dirían nuestros adolescentes. Qué busco yo? pues fundamentalmente  billetes de avión y reservas de hoteles y, por motivos profesionales, mucha prensa en varios idiomas, no gran cosa como verán. Y como nos pasa a todos los tecno-inútiles, a veces encuentro lo que no busco y muchas veces me encuentran a mí los que no me apetecen, lo cual es bastante molesto. 

    Y para qué lo uso? para escribir este blog, sobre todo. Y para saber por qué una "Internet-escéptica" como yo se mete a bloguera les remito a las dos primeras entradas del mes de agosto para no repetirme demasiado. Francamente, creo que a ésta que lo es, Internet no le ha cambiado mucho la vida; es más, les confieso que una vez al año y coincidiendo con mis vacaciones en una playa perdida de España, me aplico al menos cinco semanas de abstinencia de la red y siento que mi vida sigue su curso como si tal cosa y puede que hasta tenga mejor la piel del cutis y menos acidez en el estomago. 

    Pero tengo amigos y conocidos que lo usan hasta para respirar; que compran, venden, alquilan, buscan, comparan y hasta a veces encuentran algo mejor. Que anuncian via Facebook que se van a dormir la siesta o que ese día les aprietan los zapatos. Que buscan novio(-a) y que de vez en cuando lo encuentran y hasta les dura; o que se encuentran con antiguos novios, o que sus antiguos novios les encuentran a ellos. Que te piden una y mil veces ser sus amigos on line cuando en la vida real no se tomarían ni media caña contigo; que también muchas veces encuentran lo que no buscan y compran lo que no querían:  para los complusivos de la tarjeta  Internet tiene más peligro que el Corte Inglés. Y  de todos esos buscadores del arca perdida, una parte no desdeñable tiene hijos que quieren hacer lo mismo que sus padres (los niños lo que ven...) y a los que estos padres les niegan el acceso a Internet para protegerles pero, a ellos quién los protege? quién les dice que el tiempo que pasan haciendo amigos en Facebook o escribiendo twitters de 140 caracteres de sandeces lo podrían pasar leyendo un libro? o convenciendo a sus hijos de que lo lean? Nadie. Y así nos va. Feliz domingo, y feliz semana con la  nota crediticia rebajada y el IRPF subido...y así nos va también!

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