miércoles, 25 de enero de 2012

Pío, pío que yo no he sido...

    El pasado martes 17 de enero, salió publicada en El País una carta al director que me ha llegado por varias vías internautas. El que la escribía era un profesor de Universidad de la región valenciana que relataba su austera vida de esfuerzo y estudio, de comportarse como un ciudadano y un padre de familia decente para llegar a este punto en el que el gobierno le pide que aún haga un esfuerzo. Tras muchos argumentos bastante cargados de razones, el escribiente manda a paseo a la vicepresidenta del gobierno (España comienza a ser un país gobernado no por los presidentes sino por sus vicepresidentas mandonas) diciéndole "Soraya, el esfuerzo se lo pides a ellos", a los que arruinaron al país en general, y a la Comunidad Valenciana en particular. A los que construyeron circuitos de Formula 1, aeropuertos para que aterricen las cigüeñas , museos llenos de latas de Coca-Cola a modo de obras de arte y puertos deportivos en urbanizaciones de lujo a medio acabar. Creo que cualquier persona sensata y al cabo de la calle estará de acuerdo con este señor y su enfado. 

    Ahora bien, este señor que tan claramente y tan bien expone su protesta, acaba su texto con una frase que me mata, porque me temo que ni él ni cuantos la pronuncian , que son muchos, valoran el alcance que tiene: "yo no les voté, a mí no me representan". Ni a muchos de los que ahora tienen que pagar sus deudas, me temo, pero esto es lo que tiene la democracia: que usted no les vota pero resulta que sí le representan, he ahí la gracia. Y ya me fastidia tener que volver a la carga con este cantar, y más aún darle lecciones a todo un señor profesor de Universidad, pero en la asignatura de la democracia, la lección primera es que uno vota y después se conforma con el resultado aunque no le guste; siempre que el resultado se haya obtenido de manera legal y, que sepamos, en España así es. Y puestos a machacar y repetir, vuelvo también con mi ejemplo favorito de esas grandes lecciones que nos da la historia: Hitler se presentó a las elecciones, le votaron muchos, salió elegido, le nombraron canciller y después preparó la que preparó. Supongo que a  otros muchos tampoco les gustó en su momento. 

    A los golfos claro está que no les votamos los que nos olíamos cuán golfos podían llegar a ser, aunque la vida te da sorpresas (no es cierto, Majestad?) y nos hemos tenido que aguantar con la que han liado, e incluso ver como muchos se van de rositas. Por cierto, por qué será que en el nuevo gobierno de España, tan plural él, tan plural ella, no hay ningún valenciano? 

    Como les iba diciendo, me puede ese sentimiento de "yo no fui" y "no fui yo" de tantos votantes ingenuos. Mientras que estos saqueadores construían, subastaban, prevaricaban, desviaban, demolían y volvían a construir y nos llenaban la costa de yates que ahora no son de nadie y las periferias de urbanizaciones donde viven los espíritus y alguna que otra familia de emigrantes,  todos los provincianos aplaudíamos y para dar ejemplo me acuso yo también. Sí, sí, todos los que no éramos de Madrid ni de Barcelona estábamos encantados con que nos inundaran de autovías y circunvalaciones, que nos prometieran el AVE, que nos hicieran llegar el avión  a la puerta de casa y que nos edificaran cubos de cristal en la plaza del pueblo y a eso lo llamaran museo. La vanidad provinciana es fácil de halagar, los políticos lo saben y nosotros , en qué estábamos pensando? cómo fue posible mirar tanto y no ver? 

    Señor escribiente de la carta a la Vicepresidenta, tiene usted cierta razón, aunque probablemente se haya comprado una casa aprovechando el crédito a bajo coste, viva en una urbanización periférica y sea profesor de una universidad de nueva creación, que la región valenciana puso en pie  por aquello de qué también cada provincia de España tiene que ser universitaria; pero no me diga "yo no les voté", haga usted, hagamos todos  lo posible porque  nadie de  les vote de nuevo. 

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