martes, 14 de febrero de 2012

En el día de hoy

    Difícil  va  a ser  escribir el día 14 de febrero y no hablar de San Valentín, aunque esté a punto de acabar . A pesar del color tirando a gris que la realidad nos presenta ultimamente y a pesar de que haya consenso general  en que San Valentín es una cursilada impuesta por el Corte Inglés y los suplementos dominicales de los periódicos, hoy toca celebrar el día de los enamorados, teñir la realidad de rojo, contemplar las floristerias llenas a rebosar y comerse los bombones con forma de corazón que regalan por las tiendas. No siempre puede uno abstraerse totalmente de la realidad, y menos si ésta viene en tono amable. 

    Tampoco está mal una vez al año hablar del amor, que es el que debería regir nuestros destinos en vez de los mercados financieros. Y para hablar del amor quién mejor que los poetas (mejor que yo, seguro) y a cada edad un poeta diferente. El de nuestros quince años era aquel de "si te quiero es porque sos mi amor, mi cómplice y todo"...pobre Mario Benedetti, que se ha visto condenado a ser el poeta de frases para postales! El de los veinte años decía "me gusta cuando callas porque estás como ausente" y si el ,mercado de  las postales lo respetó  un poco más, será porque era premio Nobel. Con los años el gusto poético se hace más denso hasta el punto que mi favorito, y para mí uno de los más grandes de la lengua castellana es un fraile abulense, Carmelita Descalzo desde los 21 años hasta los 49; que murió joven y vivió  intensamente a juzgar por sus versos:

    "Quedéme y olvidéme,
    el rostro recliné sobre el Amado;
    cesó todo y dejéme,
    dejando mi cuidado
    entre las azucenas olvidado"

   O como estos otros, escritos mientras purgaba en la cárcel sus diferencias con los frailes de su orden:

    "Mi Amado las montañas,
    los valles solitarios nemorosos,
    las ínsulas extrañas,
    los ríos sonorosos,
    el silbo de los aires amorosos,
    la noche sosegada
    en par de los levantes de la aurora,
    la música callada,
    la soledad sonora,
    la cena que recrea y enamora"

    Aunque mis favoritos son éstos, escritos ya en libertad y muy cerca del final de sus días:

    "Y aunque tinieblas padezco
    en esta vida mortal,
    no es tan crecido mi mal;
    porque, si de luz carezco,
    tengo vida celestial;
    porque el amor da tal vida,
    cuando más ciego va siendo,
    que tiene al alma rendida,
    sin luz y a oscuras viviendo".

   Fray Juan de Yepes y Alvarez, que ha pasado a la historia como San Juan de la Cruz, fraile Carmelita Descalzo y poeta del amor con mayúscula, aunque sea del amor divino...que no deja de ser una forma de amor. 

    Aprovechemos San Valentín, por cursi que sea, para felicitar a los que se aman después de contar los años juntos por decenas, a los que se aman desde hace diez días, o incluso a los que se amaron lo suficiente para darse cuenta de que llegado el momento, mejor iban cada uno por separado. Felicitemos a los que celebran aniversarios de varios  lustros, a los que perdieron  hace varios años a su otra mitad y la siguen echando de menos, a los que aman a pesar de las noches de ronquidos y las tardes de fútbol o de rebajas. Felicitemos a los que se aman sin mirar sexo, credo, color de piel ni cuenta bancaria. Felicitémonos todos por ser capaces de seguir amando, que nos es poco. 

     


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