miércoles, 1 de febrero de 2012

Con la iglesia hemos topado

    Así le dijo Don Quijote  a Sancho en la segunda parte del libro, capítulo 9, cuando buscando la casa de Dulcinea se dieron de bruces con la iglesia del pueblo. Algo así se habrá dicho a sí misma la todopoderosa vicepresidenta del gobierno después de que el Arzobispo de Valladolid expresara su desacuerdo con el nombramiento de la ciudadana Soraya por parte del ayuntamiento de su ciudad natal, para ser pregonera de la Semana Santa. No creo que le haya sentado muy bien porque para los de provincias, que nos quieran y se acuerden de nosotros en nuestro pueblo es uno de los máximos a los que podemos aspirar ; aunque a Soraya, que es una mujer de pelo en pecho,  ningún Arzobispo le va a aguar la fiesta. Hace unos días, preguntada por los periodistas sobre este asunto,  respondió con la parquedad que nos caracteriza a los castellanos: "ya lo estoy redactando". Que leído entre lineas significa "lo que diga el Arzobispo me importa un bledo" y yo, desde mi rincón le mando mi más respetuoso homenaje sólo por eso. 

    Resulta que Monseñor se plantea "si ella es una buena elección dada su situación matrimonial"; a saber, "ella" está casada sólo por lo civil, algo perfectamente normal en un país moderno cual no parece ser nuestra España.Y para rematar, añade el prelado que le hubiera gustado que se le consultara: la Iglesia católica española, como siempre genio y figura, quiere que se le consulten hasta las subidas de la gasolina. No parece que se hayan enterado que el nuestro es un país laico y aconfesional, o no se quieren enterar, o no se lo han explicado bien, o en el fondo este no es un país laico, que es lo que presiento. 

   Nuestra Santa Madre Iglesia España S.A. contempla el país, y lo que es peor, a sus ciudadanos, como parte integrante de una finca que hasta no hace poco administraban sin ataduras . En esa finca pastan sus corderos, y no se plantean que entre ellos, muchos no vayan a misa, no hagan la comunión y no se casen por la iglesia. Y que a otros muchos de estos corderillos les molesta que se metan tanto en asuntos que no les incumben, que tengan un papel desmesurado en la vida pública y que cobren una generosa subvención de los presupuestos del estado.   Los obispos, que son los altos funcionarios de este cotarro se emplean a fondo en la gerencia: salen de manifestación, hablan mucho en la tele, dan su opinión sobre casi todo, piden dinero sin someterse a ningún control y de vez en cuando invierten en bolsa los dineros de los feligreses sin rezar ni media novena para que la cosa salga bien: se acuerdan de las inversiones millonarias de la diócesis de Valladolid (precisamente) y de las pérdidas no menos millonarias que sufrieron con la quiebra del Forum Filatélico? Es sólo uno entre muchos ejemplos. 

    Y yo que pensaban que al menos al gobierno Rajoydiano le darían unos años de tregua!... ya veo que no. Soraya ya los tiene encima por no haberse casado por la Iglesia y pretender ser pregonera de un acto organizado por el ayuntamiento. Gallardón se atrevió a casar homosexuales cuando era alcalde y ahora que es ministro de justicia a ver qué le piden a cambio para que purgue sus faltas, y el próximo día del Corpus ya veremos si la presidenta de Castilla-La Mancha vuelve a presidir la procesión  con su mantilla y su peineta teniendo en cuenta que está divorciada, vuelta a casar por lo civil y entre medias se hizo un hijo por su cuenta. 

   En una entrada precedente de este blog les comentaba lo que me había gustado la serie que sobre el Cardenal Tarancón emitió TVE esta Navidad. No recogía la serie uno de los momentos estelares de la vida de este obispo admirable e inclasificable. Háganse una composición de lugar: Madrid, catedral de la Almudena, misa de la Coronación de Juan Carlos I (27 de noviembre de 1975) la iglesia abarrotada de mandatarios del régimen y de observadores y jefes de estado extranjeros y allí llega don Vicente y dice: 
-"la fe cristiana no es una ideología política ni puede ser identificada con ninguna de ellas, ni pertenece a la misión de la Iglesia presentar opciones o soluciones concretas de gobierno (...) La Iglesia sí debe proyectar la Palabra de Dios sobre la sociedad especialmente cuando se trata de promover los derechos humanos, la paz y la justicia"
-"La Iglesia nunca determinará qué autoridades deben gobernarnos, pero sí debe exigir a todos que estén al servicio de la comunidad"...

    Se murió Tarancón en 1994 y me temo que, con él, el único aire fresco que entró en la Conferencia Episcopal Española en muchos años. La homilía está en Google, búsquenla, leanla, vean lo que nos hemos perdido.

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