martes, 25 de diciembre de 2012

25 de Diciembre, fun, fun, fun

    El día 21 no se acabó el mundo como bien pudieron comprobar ustedes, y el día 22 a servidora no le tocó la lotería por la simple razón de que no jugaba nada. Soy un desastre para acordarme de que existe la suerte (o será que ya he tenido suficiente hasta ahora?) jamás compro boletos ni papeletas de ningún tipo y no lo hago por que no recuerdo que se puede hacer, aunque quizás ayude el haber tenido algun ancestro ludópata y el haber oído constantemente por parte de padres y abuelos todo tipo de monsergas al respecto; en mi familia los juegos de azar son menos bienvenidos que Satanás, y uno, ya se sabe es deudor de los traumas familiares en buena medida! A mi bisabuelo sevillano, los vendedores de lotería venían a venderle a domicilio, de lo buen cliente que era, con eso ya se lo digo todo...

    No me ha tocado a mí ni a ninguno de mis parientes cercanos, pero le ha tocado a  un señor aceitunero de Baeza, que ha sido portada en los periódicos del día siguiente  porque ha conseguido evitar un desahucio y con lo que me quede le va a comprar un poney a su nieto y se va a "arreglar los piños" (palabras textuales) ; el hombre tiene un plan presupuestario clarísimo  y vive Dios que la pasada por  el dentista a juzgar por la foto, es de extrema necesidad. Y de paso añado: que viva la lotería de Navidad de este año, que le ha tocado a mucho necesitado y va a evitar más de un desahucio.

    Iberia no me ha jugado ninguna de las suyas y no me ha tocado hacer tres comidas y siestas varias en los pasillos de ningún aeropuerto, y eso que las perspectivas eran malas a morir. Sólo ha habido que pasar rapidamente y de puntillas por la T4, ese monstruo de la ingeniería civil creado para que los pasajeros se pierdan por ella y se dejen las cervicales mirando a las pantallas porque cambian las puertas cada cinco minutos. Mi amigo madrileño a ultranza dice que sólo tenemos problemas en la T4 los de provincias, cosa que no le discuto, aunque hace dos días, verla llena de mugre gracias a una huelga del servicio de limpieza daban ganas de salir corriendo más deprisa aún que de costumbre.

    Y a día de hoy, 25 de diciembre, ya hemos sobrevivido al primer asalto de comidas familiares, cafés toreros con los amigos, amigos invisibles, villancicos de voz chillona por las calles, tortazos en la cola de la pescadería, monumentos navideños absurdos en las plazas de las ciudades que amo y vivo, foto de la reina con todos sus nietos a la salida de un teatro y mensaje de su Real esposo sentado de medio gancho en la mesa del despacho. Todo lo cual demuestra que aunque no nos toque la lotería, somos seres afortunados de tener amigos, padres, hijos, hermanos, incluso cuñados y suegras, y tradiciones que nos calientan las neuronas y a veces el ánimo, pero que el día que nos falten echaremos de menos. Los seres humanos somos una panda de insatisfechos, yo como todos, y eso que a mí este lío navideño me gusta. Relájense. Y feliz Navidad a todos!

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