miércoles, 5 de diciembre de 2012

Constitucionalmente suya (de ustedes)

    Mañana es fiesta en España, aunque hay quién lo discute, porque esta pobre Santa Constitución tuvo la mala suerte de promulgarse un 6 de diciembre, a 48 horas vista del día de la Inmaculada Concepción (mi santo, el de mi madre y el de mi abuela, para su información) y claro, los curritos se montaron un macropuente, los empresarios bramaron por ello, las agencias de viaje, en épocas de vacas gordas echaban humo, los hoteles llenaban, los controladores aprovechaban para hacer huelga y España ponía alegremente el cartel de cierre durante cuatro o cinco días. Fue muy bonito mientras duró.

    A uno de los primeros gobiernos socialistas se le ocurrió que ya que no éramos un estado confesional, quizás podría eliminarse la Inmaculada como fiesta de guardar, y los miles de capillitas sevillanos y andaluces en general se echaron a la calle amenazando con que ese día iría a trabajar su padre. Y como en Andalucía era donde se pescaban votos para las mayorías absolutas de aquel entonces, enseguida el ministro de turno plegó velas y se siguió celebrando el puentazo. Insisto, debió de ser bonito mientras duró, porque cuando yo vivía en España, o tenía que estudiar, o no tenía dinero para viajar, así que el macropuente me lo pasaba en mi casa.

    Santa Constitución de 1978 cumple 34 años de más o menos buena salud, con muchos frentes abiertos, muchas ganas de meterle mano por todas partes y un rey viejo y averiado que la sacó adelante y decidió retirarse a sus cuarteles de invierno en una maniobra que en aquel entonces le honró pero que resulta que le venía muy bien para echar canas al aire y pegarle tiros a todo animal salvaje que se pusiera en el punto de mira... 34 años después le hemos pillado la jugada Majestad, ay!

    La generación Nocilla nos tuvimos que estudiar la Constitución en el colegio por Decreto Ley y yo además me la repasé en mis años de Universidad porque tuve un curso de doctorado que se llamaba "Historia del Constitucionalismo español", donde aprendí de todo y por su orden gracias a que lo impartía un profesor excepcional que se llamaba Francisco Tomás y Valiente, que además de ser un sabio fue también  una persona excepcional, y como tal murió en un atentado excepcionalmente cruel y macabro como sólo se los gastaba la ETA. Y por cierto, fue uno de los primeros miembros del Tribunal Constitucional y presidente del mismo entre 1986 y 1992, cuando el consenso para nombrar a  los cargos públicos no era tan complicado como ahora.

     Así que a ésta nuestra querida y tantas veces incomprendida y vilipendiada Constitución, me la conozco relativamente bien; lo suficiente para ser consciente de sus imperfecciones, cómo la primacía del heredero varón de la Corona o el embrollo autonómico entre otras minucias. De lo primero no se si merece la pena preocuparse mucho, para mí que Leonor no va a tener ningún hermanito varón y queda por ver sobre todo si Leonor llegará a reinar cosa que, si nos modernizamos como debemos, no debería ocurrir, digo. Y sí, la Constitución es imperfecta como lo es nuestra democracia, lo cual es de agradecer, porque las democracias demasiado perfectas acaban pareciendo dictaduras.

    Concluyendo, mañana toda España de puente y los expatriados a trabajar en nuestros respectivos países de residencia...en los años de la opulencia nos visitaban parientes y amigos, que ahora probablemente visiten a otros parientes y amigos más cercanos que vivan dónde no haya que pagarse un avión para llegar. Y si se me permite una sugerencia para el ministro irascible, promulgue usted un nuevo Decreto que obligue a los españolitos a estudiar la Constitución, que algo aprenderán, y con suerte, a los obispos no les parecerá mal y no montarán el cirio como hicieron con la educación a la ciudadanía. Dicho queda.

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