miércoles, 13 de abril de 2016

Esta boca es mía

    Me han cosido la boca, literal y no metafóricamente. En este año  2016 en el que la profesión médica ha decidido ensañarse conmigo y proceder a todas las reparaciones de chapa y pintura posibles e imaginables, hoy ha tocado rajar una encía y meterle un trozo de hueso sintético. Así contado parece una cosa de película de Frankestein (y lo es) y la triste gracia es que la boca con puntos es una boca inútil para todo lo que sirven las bocas, y eso,  sin entrar en pensamientos lascivos, que ya me veo venir a unos cuantos. 

    Esta boca cosida que es la mía, se va a pasar unos días cerradita y hablando poco, con lo que a mí me gusta. Así que podré leer, pensar, escribir y mirar a las musarañas, que de vez en cuando no está mal. A mis adolescentes  a lo mejor lo de no poder hablar no les dolería tanto, visto que ellos practican el lenguaje tecleado de los teléfonos; a mí francamente me molesta. Y me molesta aún más no poder gritar, como me pide el cuerpo,  contra los que ha puesto de rodillas y contra el muro a la ciudad donde vivo, que ha pasado en meses de ser agradable a antipática y de cómoda a incómoda por culpa de los que la gobiernan, porque sus sufridos ciudadanos somos unos héroes del aguante. Tampoco me vendría mal gritar contra la clase política española incapaz de pactar, que tampoco es un verbo tan complicado,  y que sueña ya con una campaña electoral que será calcada de la primera y con unos resultados también parecidos, lo que les obligará de nuevo a pactar, que es lo que les han gritado los electores y no quieren enterarse. Y yo, que tanto grité en mi juventud contra Tirios y Troyanos ahora no podré ni gritar, ni siquiera blasfemar contra unos cuantos que tengo en mi lista negra: Nicolás Maduro, El Hassad, Donald Trump y todos, sin que se salve ni Almodóvar,  los que están en los papeles de Panamá. Incluso me estoy pensando si ir a ver "Julieta"! fíjense hasta donde llegan mi enfado y mis ganas de gritar contra los que piensan que su dinero es inmune a lo que el dinero de los demás no; verbigracia, pagar impuestos.

    Por el lado positivo, la boca cosida sólo admite calditos, purés y yogures, que a una pecadora de gula (esa soy yo) con vistas a la temporada primavera-verano no le viene nada mal. Apenas he empezado hoy y ya estoy aburrida de esta dieta por más que intente verle el lado positivo;  y como Obelix, que sueña con jabalíes, aquí estoy yo soñando con mi rebanada de pan mañanera que mañana no me podré tomar, el jamón que hay en mi cocina que no puedo catar y las botellas de vino que no puedo beber porque estoy tomando antibiótico. En Faluya, ciudad siria sitiada desde hace 140 días y en las manos del ISIS, los habitantes se hacen sopas con hierbas del campo y chupan huesos de dátiles que encuentran por los suelos...Pobre gente! A los que los tienen así ya les cosía yo la boca ya, con una soga de esparto y doble pespunte a ser posible. Morir de hambre en el siglo XXI debería ser considerado un crimen contra la humanidad. 

    Así que de aquí a unos días, poco hablar, nada de gritar, poco comer y menos beber y  besar lo justo porque me duele; y de paso me he enterado que hoy ha sido el "día internacional del beso"... Menos mal que me gusta leer y que para ello no hace falta tener la boca operativa! . Hace mucho que no les dejo una canción, esta, por el título me parece apropiada para hoy: 
 


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