domingo, 12 de junio de 2016

Del Rosario al Rap

    Cuando yo era niña, en las casas de los católicos parcticantes se rezaba el Rosario. A mí, ese desgranar cuentas a la vez que se repetían en voz baja Padrenuestros y Avemarías me parecía una costumbre rara y adormecedora, a la cual no le veía mayor objetivo que a la Carta de Ajuste, por poner otro ejemplo absurdo de aquellos años. En casa de mi abuelo castellano se rezaba en las noches de verano sin televisión, en la terraza de la casa del campo, donde uno a uno, todos mis parientes iban cayendo en un hondo sopor del que sólo salían cuando la tía Lola (que llevaba la voz no muy cantante porque ella misma también se dormía) cambiaba de misterio. Del lado andaluz, mi abuela Concha había desarrollado una sobrehumana capacidad para rezar el Rosario, contestar a lo que le preguntabas y continuar como si tal cosa, aunque muchas veces no contestaba exactamente a la pregunta que le hacías porque estaba bastante más pendiente de no perder la cuenta de los Padrenuestros. 

    Cuando empecé a ser una persona viajada comprendí,  por fin, que el Rosario tiene sus equivalentes en varias religiones,  ya sea el Komboloi Ortodoxo, los Mantras de Indúes y Yogis, el Kadish hebreo,  o las muchas salutaciones y letanías musulmanas, un tanto más musicales estas últimas, la verdad sea dicha. De lo que se trata es de repetir frases y palabras hasta el aburrimiento (e incluso hasta el adormecimiento) y caer en una especie de tránsito no intestinal sino cerebral que, aparentemente, relaja el espíritu y favorece la limpieza del mismo. Comprendí entonces lo que le pasaba a todos mis parientes en las noches de agosto mientras veían caer un Avemaría tras otro, no rezaban de carrerilla y aburriemiento sino que estaban limpiando su espíritu! Lástima que de niña no pude apreciar el lado Mantra de la cosa y, con todos mis respetos, guardo de los Rosarios veraniegos el recuerdo de un soberano coñazo.

   Se creen ustedes que el Rosario es una cosa superada? Pues yo después de visitar varias páginas en Google para informarme, no diría tanto. Hay más páginas de información sobre el Rosario que sobre la receta de la Pipirrana, que es otra cosa que he estado buscando recientemente. Y la verdad, las páginas del Rosario están muy completitas, con instrucciones de uso, dibujos explicativos y opciones varias (versión larga, versión más corta, etc. ). Si les pica la curiosidad vayan y miren en www.devocionario.com. 

    Y no se me asusten pensando que me ha dado a mí misma un ataque de devoción, pero en mi contínua búsqueda de paralelismos entre mi mocedad y la de mis hijos, veo que ese Rap con el que me machacan en sus aparatos de música cuando se duchan, esas interminables parrafadas que se saben de memoria y en varios idiomas (luego les extraña que yo aún recuerde los sonetos de Quevedo) ese soniquete monótono con el que se despiertan, o se acuestan y con el que a veces hasta pretenden estudiar, ese Rap, por repetitivo y machacón,  a mí a veces me retrotrae a los tiempos de los Rosarios familiares. Yo, en esto del Rap me quedé en éste, que hasta me parecía un hallazgo musical, dentro de una canción de Blondie de 1981:



    De ahí en adelante, todo el Rap que he procurado no oir y sobre todo, el que ahora utilizan mis herederos como arma de destrucción masiva contra mí, me parecen viles copias un tanto sincopadas del Rosario de mis abuelas: repetitivos, machacones, adormecedores y destructores de las conversaciones. Y llámenme antigua pero a veces descubrimos galaxias remotas,  curas milagrosas para enfermedades terribles y teléfonos con imagen, pero a veces también, tengo la sensación  de que no avanzamos nada, que de aquellos mantras y letanías a estos raperos insistentes y monocordes, el camino no ha sido muy largo. Feliz domingo. Les dejo otra canción de tema "Rosario", de regalo: 


No hay comentarios:

Publicar un comentario