viernes, 15 de marzo de 2019

Manoli en el juzgado (La chica de ayer, 23)

    Manuela Remedios Ortega Jiménez (nacida en Badajoz, 45 años, casada y madre de cuatro hijos, de profesión sus labores) esta sentada desde muy temprano en un pasillo de los juzgados de su provincia de residencia, esperando la llegada de una abogada que el turno de oficio le ha asignado.  Los juzgados no son un lugar extraño, casi cada año le toca pasarse por ellos, cuando no es por ella misma es por los manejos de su marido, alias « el Tordo » que es un tanto violento y ya se ha metido en más de una trifulca. Y ahora, por si fueran pocos los problemas, su primogénito Rubén ha desarrollado unas grandes dotes comerciales, que le vienen de familia, claro. La pena es que en vez de vender ropa interior o moda para señoras entraditas en años, como hacen sus padres, le ha dado por vender droga, que no es lo mismo...

    Manoli, que así se hace llamar, tenia una voz primorosa y hubiera querido ganarse la vida cantando flamenco, y llamarse Remedios Ortega de nombre artístico, pero su padre ya le dijo que uno no podía  ser cantante flamenco habiendo nacido en Badajoz, y acto seguido apalabró su boda con el Tordo, cuando apenas tenia 16 años, no fuera a perder la virginidad y a ver entonces cómo la casaban. Manoli echó al mundo cuatro hijos en seis años a la vez que recorría todos los mercadillos dominicales de la Meseta Castellana vendiendo calzoncillos, bragas y calcetines en paquetes de seis. Pero ella, lista como era, pronto se dio cuenta que el negocio había que diversificarlo: alpargatas, camisetas, falsos polos de Lacoste, falsos igualmente los de Ralph Laurent y la última, que le estaba costando su presencia en los juzgados, las zapatillas de « Naiki » que ella tan garbosamente había aprendido a pronunciar y  que eran tan falsas como todo el resto y se las vendían unos chinos muy simpáticos que había conocido en su barrio, jurándole que eran auténticas e importadas de Taiwan.

   Manoli es emprendedora,  no como el Tordo, que solo sabe gritar de mercadillo en mercadillo y gastarse lo que gana en cubatas; y es honrada, no como el zascandil de Rubén, que solo vende y trapichea con todo lo que es pecado, ilegal o ambas cosas a la vez. Su puesto es el único que tiene letrero luminoso los domingos "Manoli, novedades" y que consigue terminar el día sin existencias. Pero no sabe de leyes, y no se ha enterado que vender imitaciones de marcas es un delito incluido en el código penal. Tampoco admite que las famosas "Naikis" sean falsas y por eso ni se ha molestado en ir a visitar a su abogada antes del día del juicio; de ella sólo sabe que se llama Belén y que es gratis; el resto será lo que tenga que ser.

    Lo que tenga ser, dependerá en buena medida de la maña que despliegue esta joven Belén para quien el caso de Manoli es el bautismo de fuego en un juzgado. Allí ha llegado nerviosa y cargada de papeles después de pasarse toda la semana estudiando  el primer caso de su vida,  asignado por el turno de oficio. También se ha tomado una tila, las ganas de sacar a esta gitana, simpática y despachada,  del atolladero en el que se ha metido le producen cierto nerviosismo y le han robado unas cuantas horas de sueño.

- Es usted Manuela?
- Si bonita, Manoli;  y tú eres la abogada? Pues parece que tienes quince años!
- Si señora, su abogada; vamos a aceptar la multa que nos ponen porque es usted reincidente, no es la primera vez que la detienen vendiendo falsificaciones. Mejor eso que la cárcel, no?
- Multa? Que sea lo que tenga que ser; pero yo vendo moda a buen precio, no le hago mal a nadie; y por cierto, ese jersey que llevas con el caballito es más falso que los que yo vendo; las patas del caballo están mal bordadas; a los míos no se les nota...
- Lo que usted diga Señora, cuando entremos, delante del juez déjeme hablar a mí
-  Pues estás hecha un flan, criatura! Será lo que tenga que ser, si hay que callarse, amén. Y si quieres,  a la salida te llevo a mi casa y te vendo el mismo jersey pero con el caballito bien puesto.
- Falso, claro
- Falso porque usted lo dice; yo todo lo que vendo es tan auténtico como yo!

 - Manuela Remedios Ortega Jiménez! Entre en la sala acompañada de su letrado!
 - Me puede llamar Manoli, y ésta que me acompaña es una abogada, se llama Belen, sabe usted? Está muy nerviosa la pobre...
 

   







No hay comentarios:

Publicar un comentario