jueves, 21 de marzo de 2019

Primavera sin revolución

    Hoy es 21 de marzo, primavera oficial y abundancia de magnolios florecidos en mis dos kilómetros diarios camino del trabajo; mañana soleada y cielo todo lo azul que se puede pedir en estos parajes; yo aún voy con abrigo y guantes y me digo que,  como primavera, a pesar de ser lo mínimo que despachan, no está nada mal: el año pasado el 21 de marzo me pilló caminando entre los charcos que dejó la nevada caída el día antes.Todo es mejorable.

   A medida que camino y veo magnolios en flor (los tengo todos fichados) y algún que otro arbolillo coloreado que no identifico, voy pensando en la primavera como un bien escaso, como lo pueden ser los días de vacaciones o los percebes. La primavera es lo que nos libera de la carga del invierno y nos prepara a los veranos tórridos que el cambio climático nos ha traído. Es una estación amable y moderada, y supongo que por ello escasa, como escasas son, y cada vez más, la amabilidad y la moderación en este siglo de la locura.

    Curiosamente, esta estación de la suavidad, los colores pálidos, la floración y el canto de los pajarillos, se ha asociado en la historia a movimientos revolucionarios y de cierta radicalidad como  la Primavera de Praga o  la Primavera Arabe. Será que soy yo la que ve la primavera como un oasis de paz climatológica entre dos extremos pero realmente no es así? Me lo pregunto, y al mismo tiempo concluyo que cuando la primavera se ha puesto revolucionaria, no ha salido nada bueno de ella: ni de la de Praga, ni de las primaveras árabes (que lo único que han traído en muchos de sus países es un radicalismo religioso bastante indeseable) ni del 15-M, que al fin y al cabo también fue una primavera revolucionaria (Primavera de la Puerta del Sol, podrían llamarla) con magros resultados para lo mucho que se pretendía. Este año parece que tenemos la primavera de los colegiales contra el cambio climático y la del Brexit, que en ninguno de los dos casos son una revolución. La de los colegiales, porque se manifiestan de forma amable y ordenada (a Dios gracias) y porque me temo que cuando lleguen los exámenes la cosa se desinfle. La del Brexit tiene su enjundia, pues pretendía ser revolución y se ha quedado en contrato difícil de rescindir. Cada día que pasa en el asunto Brexit, veo mayor similitud entre el intento británico de abandonar la Unión Europea y el del simple consumidor que quiere cambiarse de compañía telefónica: en ambos casos parecía un simple trámite y a la larga resulta casi imposible!

   La primavera ha venido, no sabemos como ha sido, pero sabemos que nos gusta. Disfrutemos de ella, de sus magnolios en flor, de sus temperaturas suaves y de las tardes que se alargan. Ya es un buen prólogo de lo que vendrá después, porque ya saben quienes me leen que habita en mi un verano invencible, y que yo cuento todos y cada uno de los días que faltan para que llegue!

   Y una canción, que hace mucho que no les dejo ninguna. Pink Martini (se siente, soy fanática) "Esplendor en la hierba"...Qué más primaveral?


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