domingo, 7 de octubre de 2012

Las anormales vidas normales

    En los últimos días, un par de visitas a las consultas de los médicos, y mi sesión mensual de peluterapia, me han permitido ponerme al día de la actualidad de la prensa rosa. Sigo con preocupación el estado de salud de Cayetana, que no ha podido este otoño subirse a un camello o arrancarse por soleares como a ella le gusta, pobre! De los demás personajillos que pueblan sus páginas poco o nada se me ha quedado grabado, la gente que otrora daba cualquier cosa por ser glamourosa ahora se empeña concienzudamente en parecer normal y pregonarlo sin descanso.

    Veo un reportaje de cuatro páginas en el "Elle" de agosto (versión inglesa) sobre David Beckham donde aparte de contemplar su cuerpazo garabateado (me temo que cualquier día su señora  pensará al agarrarlo del brazo que ha cogido un rollo de papel pintado por equivocación) sólo leo en la entrevista sus denostados esfuerzos por hacer ver que es una persona normal: se levanta cada mañana a las siete y prepara el desayuno de sus tres muchachos, se come apresuradamente  los restos que le dejan y los lleva al colegio en su coche, después se va a entrenar; por las noches ve películas en su DVD y encarga comida china a domicilio.

    Continuo con la prensa francesa donde el heredero de la corona belga insiste en que los fines de semana él, su mujer y su numerosa prole se quedan sólos en palacio, bajan la calefacción para no gastar más de la cuenta y de vez en cuando comen en un MacDonald.

    Turno de Cristiano Ronaldo en la prensa española, que afirma que de lo único que come sin medida en la vida es la "caldeirada de peixe" que le hace su madre y que el dinero no le interesa; se lo cree alguien? Un tipo que se peina para salir al campo de juego y que lleva en las orejas dos brillantes más gordos que los de Liz Taylor en sus buenos tiempos no puede ser feliz pasando desapercibido, lo siento.

    Pues miren ustedes, entre tanto deseo de normalidad, yo les confieso que nunca he querido tener una vida normal, siempre soñé con tener una excepcional y eso,  ya desde pequeñita, cuando en las aburridas tardes de verano donde nos obligaban a dormir la siesta yo jugaba a hacerme entrevistas a mí misma para pasar el rato. Si he terminado por vivir a casi  2000 kilómetros de mi lugar de origen es precisamente porque quería tener una vida diferente y anormal. En los últimos 23 años he vivido en cuatro países diferentes y lo he conseguido en buena medida. Por suerte, tengo un trabajo que me permite conocer gente excepcional (para lo bueno y para lo malo) e incluso haber sido testigo de algún que otro momento histórico, tengo suerte, lo renozco, pero también he hecho todo lo posible porque así fuera. Tengo amigos de todos los colores, clases, religiones y orientación sexual y muchos de ellos luchan como yo por tener una vida extraordinaria.

    A todos éstos que pregonan la normalidad ya me gustaría verlos haciéndole frente a esas situaciones normales que nos pudren la vida. Ejemplos? hacer cola en el supermercado, buscar una niñera a domicilio cuando los niños se enferman, encontrar un fontanero de urgencia cuando se atasca el inodoro o llevar el coche a pasar la ITV. Y ésto es sólo un breve muestrario de todos los horrores de la vida normal que esta gente, pongo la mano en el fuego, jamás ha afrontado, ni ganas que tiene. Nuestros príncipes herederos presumen mucho de ir al cine como cualquier otro ciudadano y de pasar por taquilla para pagar la entrada, pero me juego el cuello a que no tienen que pagar por horas a la canguro que se encarga de las infantitas y no  llegan tarde por no encontrar donde aparcar...Me equivoco? Ya pueden insistir ellos en hacer una vida normal, ya...

    A este paso, saldrán en la prensa rosa personas excepcionales como mi asistenta (les aseguro que lo es) o mi pescadera de mi pueblo de vacaciones (y ésta ni les cuento)  mientras los Beckham, la Realeza y la farándula  siguen pretendiendo vivir de forma normal y anodina. Vivir para ver!

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