jueves, 4 de octubre de 2012

Ahorro, con "h" intercalada

    Un ahorrador, nace o se hace? Yo, de pequeña y hasta donde recuerdo, era ahorradora; casi hasta la última peseta de mi paga iba a parar a la hucha y periódicamente el contenido de la hucha iba a parar al banco, en un proceso que en aquel entonces me parecía lo más natural del mundo. A mi ahorro contumaz ayudaba el que no me gustaban las chuches, no fumaba de adolescente, y no tenía dos partidas presupuestarias que son las que ahora arruinan a nuestros hijos: el teléfono móvil y las sudaderas de Abercrombie. Es más, una vez a mis tiernos diecisiete años, gané ocho mil pesetas en un concurso de cuentos y me gasté una parte del premio en dos camisetas de "Don Algodón" (el Abercrombie de mi generación salvando las distancias y los precios) y cuando salí de la tienda me sentí bastante idiota por el gasto incurrido. Con estas cosas llegué a criar una cierta fama de tacaña en absoluto justificada, que espero que quienes me conocen y me aprecian (alguien habrá) se apresuren a desmentir.

    Ser ahorrador nunca ha sido muy sexy; y por no serlo no lo es ni la palabra, que lleva una "h" intercalada incómoda y fea. Yo era así porque crecí en el entorno austero y ahorrador de los castellanos viejos, donde hablar de dinero y aún peor, presumir de ello era peor visto que sorber la sopa. Y en cierto modo sigo siendo una ahorradora bastante persistente, qué se le va  a hacer.

    Mis humildes ahorros me han sacado de algún aprieto, me han comprado una casa, y me dejan cogerme unas largas vacaciones cada verano. Soy funcionaria y tengo el trabajo garantizado de por vida, así que con los consabidos recortes y algún que otro achuchón económico, aún espero seguir ahorrando modestamente para poder disfrutar de mi tranquilidad  llegada la vejez y esas pensiones que nadie sabe cómo nos van a pagar. Ni los grandes gurús de la economía ni los cantamañanas que trabajan en los bancos van a convencerme de lo contrario, aunque el tipo de interés sea 0.000000% : ahorrar es útil y es un ejercio disciplinariamente sano.

    En este sinsentido en el que se han convertido nuestras haciendas nacionales, tan pronto nos echan la culpa de vivir como nuevos ricos y no ahorrar lo suficiente como nos machacan con la necesidad de consumir para reactivar la economía. Pero, de dónde salía todo el dinero que se gastó insensatamente en los años del orgasmo inmobiliario? pues del ahorro de varias generaciones precedentes. El problema va a ser que cuando salgamos de ésta, las generaciones que nos siguen van a tener que empezar con la hucha no desde cero, sino desde menos dos...si es que pueden.

    Y el gran problema inmediato es que los que podrían ahorrar y meter en la hucha usan lo que les queda para hacerle frente al día a día. Los ahorros de los abuelos sirven para pagar las facturas de hijos y nietos en los hogares donde los parados se cuentan con todos los dedos de la mano. Los inmigrantes que vinieron para ahorrar y mandar remesas a espuertas a Ecuador, a Colombia y a Marruecos usarán sus ahorros a partir de ahora para pagar al médico en un país que pretende no asistirlos a las puertas de un consultorio por una cuestión de papeles. Los que en los años gloriosos juntaron un capitalito, se dejaron convencer por unos soplagaitas con traje de banqueros y lo metieron en un engendro llamado "las preferentes", que con este nombre no son un grupo de coristas de verbena sino un atraco a mano armada permitido por la ley, y lo perdieron todo. Ya no queda ni un euro en las huchas ni en las cuentas corrientes de la gente corriente.

    A ver ahora cómo cantamos las virtudes del ahorro a quienes ni con lo que entra cada mes tienen para pagar lo que sale; a ver quién le enseña a los niños a guardar monedas en la hucha cuando están todos esperando a que salga el iphone 5 para tirar a la basura el 4; y a ver quién habla de ahorro en sitios como nuestro país, con una población convencida de que los bancos son antros de perdición gobernados por sinvergüenzas y ladrones o en el mejor de los casos por una panda de inútiles e irresponsables.

    Del ahorro, tal como lo conocimos, no va a quedar viva ni la "h" intercalada, fíjense lo que les digo...

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