jueves, 25 de octubre de 2012

Halloween

    Mi hija insiste en celebrar Halloween. A pesar de que yo también insisto en que nosotros no tenemos nada que ver con esa fiesta, a pesar de mis explicaciones sobre la tradición católica a la que pertenecemos (otra cosa es que la profesemos) y a pesar de intentar venderle la moto de las vacaciones escolares venideras, llenas de buñuelos y huesos de santo, ya se de antemano que no tengo nada que hacer. Es más, he claudicado y le he comprado un sombrero de bruja y una bolsa en forma de calabaza para llevar dentro química pura en forma de golosinas de colores que poco tienen que ver con mis idolatrados buñuelos de viento. Que nadie interprete estas líneas como un manifiesto de antiamericanismo primario, el "Otan no, bases fuera" ya lo dejé atrás junto con mis años mozos, en mi segunda juventud soy bebedora de Coca-Cola Zero y consumidora sin medida de cine USA. 

    Pero Halloween, insisto una vez más, nada tiene que ver con nosotros. Y aquí sí me sale la castellana vieja que llevo dentro, defensora a ultranza de buñuelos, crisantemos y visitas a cementerios llenos de flores en este momento del año. Y de la llegada de los puestos de castañas, que al menos en mi tierra coincide con estas fechas. Por cierto, las castañeras de rostro curtido en el campo, manos ennegrecidas y toquilla de lana han dado paso a unos castañeros jóvenes, de pendiente en la oreja y ordenador dentro del puesto...consecuencia del maldito paro, supongo. No tengo nada que objetar si la castaña está bien asada, crujiente y abierta por la mitad y convenientemente envuelta en papel de periódico para que conserve el calor. Una duda me corroe: le habrán aplicado también la subida del IVA al cucurucho de castañas?

    Volvamos a Halloween que, supongo que a ustedes , lectores inteligentes, les ha quedado claro que es la manera de vender algo entre el momento de la vuelta al cole y la llegada de Papá Noël y los Reyes Magos. Hace pocos días tuve que recorrer varias tiendas de manualidades, juguetes y plásticos varios buscando la dichosa bolsa en forma de calabaza. Me costó lo mío encontrarla porque este año, al parecer, la operación comercial Halloween se ha suprimido en muchos casos. Así me lo aclaró una amable dependienta ante mi curiosidad antropológica: -"mire usted, tal y como andan las cosas este año la gente no se gasta el dinero en esas tonterías". Bién por la gente! pensé yo. Y ante mi sorpresa añadió: "pero hemos adelantado la campaña de Navidad, y si quiere usted comprar adornos ya los estamos colocando en las estanterías"...No somos nadie.

    Bien pues, en los próximos días, los colegios de media Europa de tradición católica se van a llenar de niños disfrazados de monstruitos que atacarán a todo el que pasa (si es que son fieles a esta tradición que nos ha caído encima) pidiéndoles caramelos al grito de "truco o trato?". Quedan ustedes eximidos de responder; pero si insisten en entrar al trapo y ver de qué va la cosa, les dejo con unas instrucciones cinemátográficas, para mí la mejor escena de Halloween que nos ha djado el séptimo arte, rodada por el maestro Spielberg, quién sino!


   And Happy Halloween! En castellano no pega nada decirlo...

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