miércoles, 14 de noviembre de 2012

Perder es cuestión de método

    Una vez cada cuatro años los Estados Unidos eligen presidente, y una vez cada cuatro años siento una profunda envidia de ellos, sobre todo cuando veo al candidato derrotado admitiendo que ha perdido las elecciones, felicitando al vencedor, poniéndose al servicio del nuevo presidente y terminando el discurso con el tradicional "que Dios bendiga América"; incluso admitiendo una elevada dosis de hipocresía en todo ello, sigo admirando esa capacidad para perder, reconocerlo y felicitar caballerosamente al vencedor. Sobre todo si lo comparo con lo que veo en mi madre Patria; recuerdan en el 2008 a las huestes peperas en la calle Génova, recién perdidas las elecciones gritando "Zapatero dimisión" (cómo iba a dimitir si acababa de ganar las elecciones...) y recuerdan más recientemente el año pasado al inefable Rubalcaba con aire de decir que con él no iba la cosa, declarando que "el pueblo español ha decidido depositar su confianza en otros"...bonita manera de decir sin decirlo "nos han mandado a tomar por"...el caso es no admitir claramente el hecho: hemos perdido, frase que a los políticos les produce estreñimiento. 

    Mitt Romney ha perdido las elecciones que en algún momento pensó que tenía ganadas y tardó noventa minutos en salir a la palestra para reconocerlo, y ya sólo por esa hora y media de retraso le ha llovido alguna crítica. En el patio de mi casa la gente está perdiendo sus casas, sus dientes por falta de dinero para arreglarlos, sus hospitales y sus colegios, cuentan los parados por millones y nadie no sólo admite una mínima parte de responsabilidad en ello sino que además, en esta semana, forzados por dos suicidios a promulgar una ley de urgencia contra los desahucios, nuestros prohombres se resisten a entenderse y a este paso, la ley se quedará en agua de borrajas.

   Qué fue primero el huevo o la gallina? Quién le dijo a toda esta pobre gente que podían comprarse una casa con un crédito al 3 % durante cuarenta años? el banco. Y quién le dijo al banco que diera esos créditos? la política económica de los sucesivos gobiernos desde 1996 (así los pringamos a todos) que veía en el ladrillo una oportunidad de dinero fácil. Y a quién le interesaba que los pobres (mayormente inmigrantes) se endeudaran? a todos, porque así el dinero circulaba por España en forma de crédito y no se marchaba al Ecuador o a Marruecos en forma de remesas. Y quién podía parar todo ésto y no lo hizo? el poder legislativo, que por turno ejercieron en todos esos años los dos partidos que ahora, lo quieran o no están condenados a entenderse.Y no parece que tengan muchas ganas de ello.

    Mitt Romney ha perdido las elecciones, entre otras cosas por oir los cantos de sirena de los radicales y pensar que aquello lo podía arreglar él en dos patadas. La gente no se ha fiado de él y él ha sido el primero en desearle a Obama buena suerte y prestarle su ayuda. Aquí,  muertos antes de prestarle ayuda al enemigo, por las mismas razones por las que no reconocemos un penalty en el área propia de nuestro equipo o por las mismas con las que le propinamos una patada a la máquina tragaperras del bar cuando no canta a nuestro gusto. Porque no sabemos perder, porque nos creímos en otro tiempo de bonanza que sólo podíamos ser ganadores y que perder, aunque sea al tres en raya, es una deshonra.

    Ya va siendo hora que enseñemos a perder a nuestros críos, porque los años venideros van a ser más de pérdidas que de ganancias, porque ganar a todas horas y en todos los frentes es un espejismo y porque si no se acostumbran, van a ser unos desgraciados y debe quedarles claro que lo único que no hay que perder es la vida...Cosa que algunos han perdido en las últimas semanas y ni siquiera por eso motivo los cazurros que nos gobiernan dan su brazo a torcer ni ceden medio palmo de terreno.

   El título de esta entrada no es mío sino de una novela así llamada del escritor colombiano Santiago Gamboa, excelente, léansela. Y ahora que me acuerdo... no tenía yo que hablar de Paquirrín?
   

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