viernes, 25 de octubre de 2013

Tranquilizantes de última generación.

   No teman, no voy a escribir del asalto a la casa de Bárcenas, y eso que se merece que le den algún susto y que, francamente, como allanamiento de morada me parece de lo más original que he visto y oído. Ni tampoco de la Doctrina Parot, porque lo mismo van ustedes y se piensan que soy una terrorista más si les digo que la ley, y el derecho internacional están para respetarlos, porque sino acabarán los propios terroristas por  sentirse cargados de razón, que no la tienen. Ni siquiera les contaré de mi puño y letra que hoy  nos hemos desayunado con 72.000 parados menos, y el gobierno quiere que nos lo tomemos como una buena noticia cuando aún quedan cinco millones y medio por recolocar.

   No voy a escribir sobre las escuchas telefónicas de los norteamericanos, aunque está claro que hasta que la todopoderosa Angela no se ha sentido vigilada, ellos no se han sentido culpables de nada. Me pregunto qué interesante conversación pueden haber escuchado en el teléfono de una señora que sólo vive para trabajar, que va al supermercado ella misma, y que està casada con un profesor de química.

    Ni hablaré (aunque sé que hay muchos que me esperan a la vuelta de la esquina) de la muerte de Manolo Escobar; para empezar porque no me gustaba y para seguir, porque Manolo Escobar no se va a morir nunca mientras siga habiendo por el mundo una panda de borrachos dispuestos a cantar "Que viva España" a las cuatro de la mañana. Y ya que estamos con la cosa noctámbula, tampoco escribiré sobre la vida peligrosa de nuestros jóvenes, que van a sitios donde se juegan la vida por tomarse una copa, porque sólo un año después del Madrid Arena, casi se organiza la misma en una discoteca de Córdoba. Con cuántas piedras más habrá que tropezarse para aprender?

    Y si no puedo escribir de todo ésto, ya me dirán ustedes qué me queda..Menos mal que no soy periodista y no tengo que escribir al dictado de la actualidad, porque últimamente la actualidad es fea y en algunos casos hasta desagradable. Si yo fuera la persona Zen que no soy, me dedicaría a buscar entre todas esas imágenes que algunos de mis amigos que sí son muy Zen me mandan vía Facebook para desearme que pase un buen día, para decirme que el amor es lo único que importa en esta vida, o para contarme que las mujeres somos geniales y  todo lo que el Dalai Lama opina sobre las mil y una facetas de la vida humana. En las últimas semanas también me llegan muchas imágenes de gatitos y perritos y cachorros de variados animales, que no sé muy bien cómo interpretar, pues la verdad, nunca pensé que las crías animales tuvieran un efecto sedante...hay gente para todo.

    Así que como de la realidad fea y antipática que nos rodea hay que escaparse, no me gustan los animales y no soy una persona Zen, les dejo mi pequeña lista de tranquilizantes, todos de libre acceso en comercios y pantallas táctiles, a mí me sirven, ya me contarán ustedes:
-lecturas recientes: los sonetos de Shakespeare, y no lo digo para darme el pisto que los he leído, prueben. Y cualquiera de las novelas de Jaime Bayly, que son intrascendentes y a ratos parecen el "Hola", pero tienen el mérito de estar bien escritas.
- música: toda la discografía de Pink Martini, que desde que los vi este año en directo estoy enganchadísima. En plan decadente: Dean Martin o Mina (cuántas veces seguidas puede escuchar un ser humano "grande, grande, grande" sin caer en la hipnosis? ) en plan moderno: Tony Zenet o Charlie Winston, por sugerencia de mi santo esposo, que está mucho màs a la última que yo. Y en plan clásico, mi último descubrimiento tras años de negar su belleza:  los "Lieder" de  Richard Strauss para soprano y orquesta.
- cine: del de ahora poco o nada, del de antes un par de comedias de Billy Wilder: "1,2,3" y "Sabrina".
- televisión: ver de nuevo y de un tirón las tres temporadas de "Downton Abbey" en lo que estrenan la cuarta en abierto o pillo un sitio Internet donde verla, aunque sea cometiendo una ilegalidad.
- ejercicio: de 5 a 7 kilómetros tres veces por semana; al alcance de todo el mundo y, mano de santo, oiga. 

    Y en pocos días, caña y pincho con los amigos, churros para desayunar y cochinillo asado para festejar (lo que sea). Y que viva el colesterol! Y les dejo la canción de Mina, que es adictiva, les advierto.


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