martes, 20 de mayo de 2014

Yo voto, tu votas, él vota.

    Ayer fui a votar al supermercado, como lo oyen. Cosas que tiene la expatriación: hay que votar por correo, y en este país donde resido correos es un servicio semiprivatizado que, en muchos casos, desempeñan los kioskos de prensa y los supermercados. Hubiera podido ir al consulado, donde te ponen una urna y todo y parece que la operación es un poco más solemne, pero después de tantos años de expatriación electoral, casi que lo de depositar el sobre en el supermercado me parece normal. Y a fin de cuentas,  lo más  importante sigue siendo el hecho de votar, que por estos lares nos parece una operación banal y vacía de contenido, pero que hay partes del mundo donde no es posible  y se esta dispuesto a morir por ello. A mi me sigue pareciendo que mi voto es importantisimo y estoy dispuesta a hacerlo hasta en un gallinero repleto de gallinas (por poner un lugar que me repele especialmente) si algún dia me obligan a ello; puede que les parezca una ingenua y a lo mejor hasta lo soy, pero mi voto es mi arma, poderosa y legal, que no mata a nadie y deja que mi voz llegue a la oreja o a la colleja de quienes me gobiernan, según toque. No sé si ustedes disponen de otras armas o conocen otro método mejor, yo no. 

    Y esta vez toca votar para elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo, que es una  institución llena de claroscuros, donde a veces van a parar viejos elefantes de la politica que han perdido la famosa senda que les lleva al lugar de su muerte, o elementos folcloricos como Cicciolina o Nana Mouskouri. Las ganas de no votar, sobre todo si el día sale soleado, y se ha celebrado el resultado de la final de la Champions (gane quien gane) hasta las tantas de la madrugada, pueden ser muchas. Y por si fueramos pocos, la prensa se dedica a azuzar la abstención publicando, como ha hecho hoy El Mundo, todas las triquiñuelas de unos señores eurodiputados que ganan una pasta en muchos casos por no hacer gran cosa (como en los parlamentos nacionales muchas veces) y así, vuelve a escucharse el viejo discurso de "total para qué votar"...

    Pues aunque les parezca mentira, de ese parlamento lejano, dispendioso, que parece la Torre de Babel y que nos da la sensación que no sirve para nada, han salido cosas que a muchos nos han cambiado la vida, como el endurecimiento de las penas para quienes abusan sexualmente de menores o se dedican a la pornografia infantil, la libre circulacion de los trabajadores, tan útil ella en estos tiempos de crisis. El programa Erasmus y la posibilidad de que a nuestros estudiantes se les quite un poco el pelo de la dehesa, o por lo menos visiten y se comparen con otras dehesas. Pasando a asuntos más terrenales, si a usted Iberia, o cualquiera de sus primas hermanas le deja en tierra y con un palmo de narices, ahora tiene que rascarse el bolsillo, gracias a la prohibición de la sobreventa que sacó adelante el parlamento europeo; como gracias al mismo los fabricantes de teléfonos móviles están todos obligados a usar el mismo modelo de cargador; y siguiendo con la telefonía, a partir del 2015 podrá usted pasearse por toda la Unión Europea con su móvil sin que le pueda cobrar ese absurdo convertido en robo a mano armada que se llama Roaming o itinerancia en castellano viejo. Ya ven que "ese parlamento" sirve para algo.

    Y no me vengan con que siempre son los mismos, porque a los que votamos por correo nos mandan las papeletas a casa y podemos regodearnos en la lectura de las mismas; si quieren ustedes votar y no les da la gana de hacerlo por los mismos tienen donde elegir : "Confederación Pirata" "Por la república y la ruptura con la unión europea" (ésta es de mucha risa), "Escaños en Blanco", "Partido del futuro", "Recortes Cero" y "Partido Animalista", entre otras muchas cosas exóticas. Y si de verdad tienen un arrebato de nostalgia, hasta pueden votar a la Falange Tradicional que se sigue presentando; ellos, ya se sabe, inasequibles al desaliento, y oidos sordos al sentir popular. Lo importante es que un hombre, y una mujer valen un voto, y esa, señoras y señores es una oportunidad que no se puede desperdiciar, no sea que algún día a algún iluminado se le ocurra que ya no nos hace falta!



    Ya sé que esta entrada de hoy no es graciosa y que a muchos de ustedes les haría más gracia que les contase el estado de mis pantorrillas después de haber corrido veinte kilómetros el domingo y lo orgullosa que estoy de haber quedado exactamente en el puesto veintinueve mil y pico de cuarenta mil participantes; o que les hablase de las cosas curiosas que me encuentro en mi portal, como un bote de desodorante sin acabar esta misma mañana.Pero este púlpito tiene que servir también para predicar el desierto, de vez en cuando...

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