martes, 19 de febrero de 2019

Hágase Twitter!

    Hay personas que siendo morenas, deciden un buen día ser rubias platino, así, sin más. Otras, de repente hacen limpieza en sus armarios y regalan todas las prendas beiges y grises y se visten de naranja y amarillo. Hay quien deja de fumar, o de beber, o tira la televisión a la basura. Grandes decisiones como estas que acabo de ilustrar son las que marcan nuestras vidas; yo tomé una de esas  ayer: me hecho una cuenta en Twitter. Me van a decir ustedes que esa no es una gran decisión, aunque los que me leen desde el 2011 (que ya son años) y empiezan a conocerme un poquito, saben que hacerme una cuenta en Twitter y usarla, en mi caso, es una gran decisión. 

    Yo no quería entrar en Facebook, y lo hice empujada por mis amigas del colegio, que se apuntaron todas. Tampoco pensaba que un Blog sería un juguete que me duraría lo que me está durando, y menos aún que yo aguantara el tirón de escribirlo en un ordenador,y no a mano como había escrito toda la vida. Me mudé a Instagram siguiendo la pista de mis hijos que, muy perspicaces ellos, huyendo de mi, se han ido mudando a otras redes sociales que desconozco y en donde ya no tengo ganas de meterme. Odié el Whatsapp cuando entró en mi vida y me pertreché sin éxito detrás de los queridos mensajes de texto, sin todos esos emoticonos que me hacen perder un tiempo precioso pensando si la carita roja muestra sufientemente mi enfado o no;  ahora ya he perdido la cuenta de todos los grupos y grupúsculos a los que pertenezco. Creo que soy finalmente la versión femenina del "homo digitalis" que tanto rechacé ser... Espero que  me salven las cuarenta  (más o menos) novelas que me leo cada año. 

    Pero me faltaba Twitter, que me parecía a mí que era una cosa destinada a políticos en campaña permanente, futbolistas muy famosos y personajes de la farándula deseosos de llamar la atención. Pensé que podía vivir libremente sin pertener a la cofradía del pajarito porque ya me había hecho de otras dos cofradías y la de los 160 caracteres escritos no aportaba nada a mi vida. Me equivoqué. Twitter es, ciertamente, el invento ideal para los políticos en campaña, y visto que nos quedan como cuatro meses de campañas electorales por delante, es ahora el momento de entrar y ver qué dice el majadero de Abascal por sí mismo, sin que me lo tengan que contar los periodistas que, de paso, cuentan las cosas cada vez peor. Hay que meterse en Twitter y seguir a Obama, que es todo mesura y buen juicio, pero también a su sucesor, aunque nos pese. Hay que seguir el buen criterio de Iñaki Gabilondo pero también los exabruptos de Jiménez Losantos; hay que ver las caricaturas de Plantu, pero también seguir a Marine Le Pen, aunque nos provoque urticaria. Creo que ahora lo he entendido: hay que hacerse de Twitter para ver lo que dicen los cretinos del mundo en primera persona, sin que otros cretinos nos lo cuenten con mejor o peor fortuna. Para las fotos de la realeza, o de Shakira y Piqué (que posan mejor que hablan) ya está el Instagram. 

    Ya ven ustedes que no soy un caso tan desesperado. Llevo 24 horas en Twitter y solo he "retuiteado" una observación de Obama y una viñeta de Plantu, y tengo ocho seguidores de los que tres son amigos y uno es un torero que no se muy bien cómo ha llegado hasta mí. Habré dado un gran paso adelante en la historia de mi vida digital pero yo sólo veo una aplicación más en mi teléfono que no acabo de entender muy bien cómo funciona. Por lo pronto la he usado también para colgar mis entradas del blog, a ver si así se anima el cotarro, porque yo tengo ocho seguidores y Obama 104 millones...Ya sé que es comparar lo incomparable, pero Pedro Sánchez (a quien aparentemente todo el mundo detesta) tiene un millón, así que nada es imposible. Síganme en Twitter, caramba! soy ConchaTorres12...Lo del Doce ni me pregunten, no sé a qué viene.

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