martes, 20 de marzo de 2012

Abrazados a la miseria

    Tengo una muy querida amiga que vive en una población extremeña y con la cual sólo me veo de verano en verano. Allí en la playa nos contamos nuestras respectivas vidas, que van por caminos bastante opuestos,  y entablamos largas conversaciones en las cuales aprendo mucho más yo de ella que ella de mí, a pesar de pasarme yo el día trotando por Europa. Mi amiga, entre bromas y veras me insiste en que desde hace tres o cuatro años  ella vive "abrazada a la miseria", yo se que no es verdad, aunque puede que desde que nos llovió esta maldita crisis o recesión o lo que sea, quizás sea más verdad que antes. Y es más verdad también para varios miles de españoles que han pasado en poco tiempo de ser nuevos ricos a ser pobres de nuevo. 

    Como no soy política puedo propinarles unas cuantas estadísticas sin que me acusen de manipularlas con fines partidistas. En 2007 Cáritas ayudaba económica y materialmente a 700.000 familias (emigrantes en su mayoría) a finales del 2011 las ayudadas ya pasaban del millón y de ellas, un 40 por ciento eran españolas. El próximo verano dejará en casa a un 39'4 de las familias españolas, que no pueden permitirse ningún tipo de vacación fuera de sus casas; un 35'4 ya no pueden afrontar gastos imprevistos como una factura de gas un poco más elevada y 21'8 de las familias españolas son ya o está a punto de ser declaradas oficialmente "pobres" por el Instituto Nacional de Estadística. 

    Todo el mundo tiene ya una historia de miseria, o de desahucio que contar cuando hasta no hace tanto a toda España parecía haberle tocado la lotería: el que no se acababa de comprar un piso estaba a punto de comprar otro más grande, las televisiones cupaban paños de pared, los coches se compraban por metros y los centro comerciales eran mercados de abastos llenos de cacharros miles que siempre encontraban comprador...hasta que ya no lo encontraron más. 

    Los nuevos pobres han sido antes nuevos ricos que tenían casa, coche, veraneo y varios aparatos que empiezan por "i". No es fácil para esta gente admitir su nueva situación, no son parte de las generaciones de españoles que tuvieron que ahorrar en algún momento de sus vidas, o que vieron como ahorraban sus abuelos. No tienen en su ADN ciertos hábitos como comprar tomates sólo en verano, ponerle parches a los guantes de fregar cuando se rompen, hacerle 200.000 kilómetros a los coches, comer legumbres, apagar las luces y heredar de hermanos mayores, primos y vecinos todo tipo de ropa y calzado. A lo más que han llegado, siguiendo la tendencia de los tiempos es a crear páginas web donde encontrarse y darse consejos; échenles un vistazo, parten el corazón y nos enseñan lo que es vivir a dos velas: www.elsnouspobres.wordpress.com, www.acabaconlacrisis.es. Cuando uno ve por las calles a esta gente quién diría que son pobres de verdad, siguiendo el concepto que tenemos de la miseria en el primer mundo. Porque no olvidemos que a pesar de que la marea de la pobreza nos moje los pies, el Tercer Mundo sigue siendo paupérrimo y en él alrededor de 23.000 personas mueren de hambre cada día, si a nosotros la crisis nos golpea, a ellos los entierra en vida, y con este panorama a ver quién es el guapo que sale con una pancarta a la calle a pedir de nuevo el 0'7 para la cooperación internacional...

    En estas reflexiones estaba yo cuando recordé aquella estrofa de "La vida es sueño" que todos  alguna vez y en algún curso de la EGB tuvimos que recitar:

Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
Habrá otro, para sí decía,
más pobre y triste que yo?
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó. 

    Me escribe mi sabia amiga extremeña contándome el estado de la cuestión y sacando como conclusión que la pobreza es muy mala. Cierto es, y peor quizás el haber sido pobre, nuevo rico, y pobre de nuevo...

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